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Madrid.- El Museo del Prado estrena este lunes la exposición “ Tornaviaje. Arte iberoamericano en España ”, que recoge más de un centenar de obras artísticas, enseres y otros objetos que, procedentes del Nuevo Mundo, llegaron a España y por extensión a Europa durante la época Moderna.
Las piezas presentes en la muestra se relacionan con la religión, los estamentos sociales, la geografía, el urbanismo o las necesidades domésticas durante el virreinato, además de resaltar el mestizaje cultural que se produjo durante ese periodo entre las dos orillas del Atlántico.
Foto: Museo del Prado
El México colonial contribuye con más del 60 por ciento de las obras expuestas en la exposición del Prado y que se conservan en instituciones culturales, espacios religiosos o colecciones particulares, principalmente en España. Muchas de estas obras han sido infravaloradas, cuando no ninguneadas, a pesar de su importancia estética, debido sobre todo a decisiones historiográficas y metodológicas contrarias a la realidad, resaltan los organizadores de la muestra que destacan el hecho de que la monarquía española nunca celebró en sus encargos la temática del Nuevo Mundo, que aparece casi siempre como alegoría.
“Tornaviaje cuenta una realidad poco conocida: que desde la conquista de América y hasta la Independencia, llegaron a España más objetos artísticos de procedencia americana que flamenca o italiana, y que el tráfico de obras de arte entre ambos lados del Atlántico fue bidireccional”, señaló el director del museo del Prado, Miguel Falomir, a un grupo de corresponsales mexicanos.
“Estos miles de objetos, muchos debidos a artífices indios o mestizos, presentan a menudo materiales, temas y técnicas desconocidos en la metrópoli, y su realización respondió a propósitos diversos: reafirmación del dominio de la metrópoli, aspiraciones identitarias de las elites criollas, o motivaciones documentales, devocionales y estéticas”, agrega el responsable de la pinacoteca madrileña.
Foto: Museo del Prado
Entre las piezas más importantes que ocupa el espacio central de una de las salas de la exposición, se encuentra el soberbio Biombo de estrado que reproduce en una de sus caras la caída de Tenochtitlán y, en la otra, la Ciudad de México, con más de doscientos personajes que reflejan el momento histórico constitutivo de América y la vitalidad de las grandes ciudades de ese continente, sobresaliendo por su pujanza la capital novohispana. De los cinco biombos de estas características que se conservan, es el único que tiene figuras y, probablemente, es el primero de la serie. Convenientemente restaurado, está documentado en España desde el siglo XIX, aunque se desconoce la fecha de su llegada a la península.
Esculturas de Cristos de caña, vírgenes, refinados símbolos religiosos, enseres domésticos, pinturas de castas y retratos de grupos familiares, nobles, y dignidades políticas y eclesiásticas, integran buena parte de la exposición que recoge también presentes afectivos o de propaganda devocional y objetos de interés exclusivamente artístico, que procedían en su mayoría de México y Lima. Los talleres de la Ciudad de México exportaban casi un cuarto de su producción, abasteciendo de lienzos un circuito comercial que abarcaba desde Centroamérica y El Caribe hasta Canarias y la península ibérica.
La muestra se divide en cuatro grandes apartados con los que se busca documentar la percepción del público hacia un legado más que variopinto, en el que también está presente la aportación de los indianos, emigrantes españoles enriquecidos en América y que viajaban a España con enseres del Nuevo Mundo.
La primera sección de la muestra, “Geografía, Conquista y Sociedad”, versa sobre el concepto de paisaje cultural ligado a la geografía, la conquista y las personas que habitaron los territorios americanos durante la Edad Moderna y que dieron lugar a una cultura híbrida. En esta sección conviven obras de carácter religioso de indudable valor estético y que desde un enfoque cristiano justificaban la conquista, con panorámicas de ciudades americanas con sus trazados urbanos y mercados que alentaban a la convivencia y que se abastecían con los productos de la tierra.
La segunda sección lleva por título “Imágenes y cultos de ida y vuelta”, y alberga una muy cuidada selección de óleos, esculturas y dibujos que buscan analizar las devociones religiosas, tanto americanas como peninsulares, así como sus intercambios e hibridaciones.
El tercer apartado, “Las travesías del arte”, pone el foco en uno de los intercambios comerciales de enseres de gran valor artístico, como los objetos de ajuar que cruzaron el Atlántico desde la orilla americana con destino a los lugares más variopintos. También figura el mobiliario más diverso para el viaje o el destinado a las salas de las residencias, que se dan cita junto a una nutrida selección de objetos de ajuar, domésticos y religiosos.
Por último, la cuarta sección denominada “Impronta indiana”, reúne un conjunto de obras dispares, pero que se entrelazan por reflejar de algún modo la materialidad artística hispanoamericana a lo largo de la Edad Moderna.
Caiman / Cocodrilo. Foto: Museo del Prado
“Cómo leen los maestros artesanos indígenas las indicaciones y demandas de la nueva sociedad y cómo, a su vez, integran lenguajes y simbología de su propia cultura, permitiendo en su conjunto valorar la riqueza del patrimonio que llegado de América fue integrándose y moldeando, cambiando sin rupturas, la cultura de la península ibérica y, también, la europea”, resumen los organizadores de la exposición.
Comisariada por Rafael López Guzmán, Catedrático de Historia del Arte Iberoamericano en la Universidad de Granada. la muestra contó también con la colaboración directa de Jaime Cuadriello y Pablo F. Amador, miembros del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM de México.
Con esta exposición se aspira también a estimular la colaboración y el intercambio académico entre instituciones de España y América. Este mes de octubre, el Museo del Prado y la UNAM de México tienen previsto firmar un acuerdo marco de colaboración para impulsar distintos proyectos corporativos.
La muestra “Tornaviaje” permanecerá abierta hasta el mes de febrero de 2022.