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redacción@eluniversal.com.mx
Marina Núñez Bespalova, nueva secretaria de Desarrollo Cultural de la Secretaría de Cultura, y Adriana Konzevik, designada como secretaria ejecutiva del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), tendrán que enfrentarse a una larga lista de pendientes y de cambios en construcción en ambas instituciones.
Ayer, a través de un comunicado, la Secretaría de Cultura anunció la salida de Edgar San Juan al frente de la Subsecretaría de Desarrollo Cultural, en su lugar entra Núñez Bespalova, quien estaba al frente del Fonca; Adriana Konzevik es la nueva Secretaria Ejecutiva del Fondo.
En el caso de Núñez Bespalova, quien al iniciar la administración de la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, fue nombrada jefa de asesores, y luego, tras la escandalosa salida de Mario Bellatin, asumió la responsabilidad de Fonca, tendrá que continuar con los proyectos que Edgar San Juan dio a conocer durante su desempeño como subsecretario de Desarrollo Cultural.
Dicha Subsecretaría es la responsable de coordinar las acciones de desarrollo cultural con especial énfasis en los festivales artísticos; así como de los Centros Culturales, la innovación y la economía cultural. También era responsable del desarrollo cultural infantil, aunque no se ha realizado un anuncio oficial, en los hechos esta área ya está bajo el esquema de la Dirección General de Vinculación Cultural, a cargo de Esther Hernández.
En abril pasado, el ahora ex subsecretario aseguró a EL UNIVERSAL que desarrollaba proyectos en torno a la “innovación”, actualización de la agenda digital, desarrollo de festivales artísticos con alcance internacional de la mano de Relaciones Exteriores, impulso a las industrias creativas y ajustes en el Reglamento Interno de la Secretaría, que, según Frausto, ya se encuentra en “las últimas etapas y está por publicarse”, y en éste se verá que instituciones como el Centro Nacional de las Artes y la Fonoteca Nacional ya no serán direcciones generales.
Otro pendientes de Desarrollo Cultural es el replanteamiento y reactivación de los vales de cultura que fueron promovidos por el Legislativo y que fueron suspendidos en el primer trimestre de este año.
En términos administrativos, San Juan aseguró que tenía el objetivo de “quitar barreras burocráticas” para que los creadores puedan “acceder a fondos, a impulsos y para que se integren al sistema fiscal”. En este tema, incluso, dijo que se tenía contemplado trabajar de la mano del Legislativo para que en 2020 hubiera un aumento en los estímulos fiscales.
Cambios convulsos. La salida de San Juan como subsecretario es la segunda renuncia del primer círculo de Cultura y la tercera en lo que va de la administración de Frausto. El primero fue Bellatin, y la segunda fue Cristina Rascón, de la coordinación de Literatura del INBA.
Edgar San Juan protagonizó uno de los escándalos más grandes de la Secretaría de Cultura cuando en febrero pasado encabezó un encuentro entre funcionarios y creadores del Fonca, tras la presentación de un diagnóstico que, entre otras cosas, se usó para argumentar que ante la centralización de las becas se debía realizar una reestructuración.
Esa reunión terminó en gritos y el ahora exfuncionario fue conocido como #LordCondesa porque aseguró que una de las razones por las que se realizarían cambios en el sistema de becas es porque “muchos de los apoyos se quedan en la Condesa”.
Bellatin renunció y Marina Núñez Bespalova, quien se había desempeñó durante el sexenio peñista como titular de la Dirección General de Publicaciones, lo sustituyó para calmar las aguas y apagar el fuego.
Ahora, en tan sólo ocho meses, el Fonca tendrá su tercer cambio. Ahora toma la batuta Adriana Konzevik, historiadora con estudios en producción editorial y periodismo, quien en 2017 fue nombrada coordinadora Nacional de Difusión del INAH y desde 2019 adscrita a la Dirección General de ese instituto como encargada de animar y coordinar proyectos importantes de comunicación, divulgación y enlace interinstitucional.
El Fonca ha vivido en lo que va del año una serie de polémicas. En enero, trabajadores denunciaron despidos injustificados y falta de definición laboral. En medio de esa turbulencia, Bellatin anunció una transformación y cambios en las dinámicas para que los creadores pudieran acceder a las becas; a principios de febrero, en entrevista con EL UNIVERSAL, Bellatin ya anunciaba la presentación del nuevo Fonca con el argumento de que debían acabar los lujos y privilegios de los que gozaban los becarios.
En marzo ocurrió el encuentro entre becarios y creadores, con Edgar San Juan. A raíz de esta polémica se llegó al acuerdo de una serie de mesas de trabajo en diversas partes del país para, a partir de un diálogo, emprender una serie de cambios al sistema de becas.
Marina Núñez dijo que uno de los objetivos era hacer más abiertas las distintas convocatorias, descentralizar los apoyos, facilitar la entrada a nuevos candidatos a las convocatorias; además que estaba en marcha el lanzamiento de dos convocatorias nuevas, una dirigida a músicos tradicionales y la otra para profesionales que se dedican a la cultural infantil y juvenil.
Uno de los aspectos que más le interesó a Núñez era la mejora en la retribución social de los becarios; será en septiembre cuando se dé a conocer cómo los creadores podrán mostrar su obra a mayores audiencias. El Fonca tiene 600 millones de pesos y, según Núñez Bespalova, se tenía el interés de aumentarlo.
Planteó que el sistema de cumplimiento también se reforzaría para hacerlo “más estricto”, que todos los recursos públicos destinados a las becas se entregarán únicamente por convocatoria, por lo que desaparecerá el programa de Apoyos especiales que se otorgaban a través de la decisión de los comités. Así como una mejora en la transparencia del uso de recursos.
Así, Konzevik tendrá que continuar con la reestructuración del Fonca y con la concreción de las mesas de trabajo que se realizaron con creadores en ciudades como Monterrey y Mérida.
Sobre estos cambios, el especialista en políticas culturales Eduardo Cruz Vázquez asegura que a ocho meses de gestión no existe claridad en el programa de trabajo de la Secretaría de Cultura.
“Lo que encontramos aquí es que están las personas, pero no el programa. Si te remites al Fonca, después de la polvareda, todo quedó en silencio. Entonces el tema no son las personas. Marina y Adriana, sabemos, son dos personas preparadas. Pero las dos Subsecretarías (Desarrollo Cultural y Diversidad Cultural) adolecen del mismo programa que tenían cuando se eran secretarías y formaban parte del desaparecido Conaculta; son subsecretarías muy débiles”.
Arturo Saucedo, especialista en legislación cultural, coincidió con Cruz Vázquez y lamentó que en Cultura no haya un perfil definido. “Hay falta de perfiles en toda la Secretaría, por ejemplo, no veo nada que haya propuesto Natalia Toledo, subsecretaria de Diversidad Cultural”.
El escritor Alberto Ruy Sánchez celebra los nombramientos. “Marina es eficiente, es extremadamente rigurosa; tiene un orden mental impecable y tiene una preparación altísima. Enfrentó muy bien el Fonca, volvió a hacer las convocatorias, las reuniones, experimentando con las culturas locales, creo que sacó al Fonca del agujero. Y Adriana es una persona con mucha exigencia, con un orden mental, con las metas claras de cuál es el sentido de una labor cultural para México, que es algo que pierden a veces los funcionarios ideologizados, o los nuevos”.