Los templos de San Jerónimo Lídice y San Bernabé Ocotepec, ambos ubicados en la parte alta de la alcaldía Magdalena Contreras, y la parroquia de la plaza de San Jacinto, en el corazón del barrio de San Ángel, son símbolos de sus comunidades y de la vida religiosa de las demarcaciones, hecho que se demuestra en la activa participación de la comunidad en las obras de restauración de los recintos, que pasaron varios años sin recibir recursos por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para los trabajos de rehabilitación tras los sismos de 2017.
A pesar de la tardanza del INAH y de la Comisión para la Reconstrucción de la Ciudad de México para liberar recursos y comenzar los trabajos, los habitantes de los pueblos de San Jerónimo y San Bernabé gestionaron diferentes formas de acción para levantar sus parroquias, iniciativa que fue investigada por el colectivo Proyectos Regionales del Surponiente de la Cuenca de México, un grupo que se dio a la tarea de averiguar la importancia de los templos y capillas de Magdalena Contreras y el papel que tienen en sus comunidades.
“Nosotros (el colectivo) teníamos el objetivo de estudiar a estas comunidades y costumbres, desentrañar su historia, pero pronto nos dimos cuenta de que las alcaldías y edificios de gobierno tenían muy poco material histórico, fue así que comenzamos a investigar a las iglesias y parroquias y ahí descubrimos una amplia cantidad de archivos, códices, y bienes artísticos. Nos percatamos que quienes articulan la historia de San Jerónimo y San Bernabé ha sido la iglesia”, afirmó Irais Cruz.
La especialista detalló que su investigación partió de unos archivos inéditos que se encuentran en la parroquia de San Jacinto, documentos que los llevaron al templo de San Jerónimo, recinto que data de 1535.
“Las fuentes históricas nos dicen que el templo de San Jerónimo comienza su edificación en 1535, pero antes el espacio donde se ubica le pertenecía a un español llamado Jerónimo de León, que tenía ahí mismo un batán para confeccionar tejidos”.
En el recorrido hecho por este diario se pudo constatar que las instalaciones principales del templo están actualmente en trabajos preliminares para iniciar las restauraciones. Irais Cruz explicó que siguen pendientes las restauraciones de la nave mayor, de los retablos y algunos trabajos en los acabados exteriores.
En uno de los puntos altos de la Magdalena Contreras, la parroquia de San Bernabé Ocotepec también recibió mantenimiento por parte de la comunidad y la iglesia, pero en este caso fue más notoria la intervención, la cual concluyó el año pasado.
Horacio Baez, restaurador por parte del INAH y director del colectivo Proyectos Regionales, expresó que las intervenciones en este recinto se hicieron gracias a las aportaciones de las autoridades de la iglesia y a donaciones de los habitantes.
Las obras actuales de restauración contemplaron la construcción de un nuevo campanario, arcos y una capilla al costado de la original, trabajos que fueron impulsados por los habitantes de San Bernabé. Pero llama la atención que el campanario nuevo fue edificado tomando como base la construcción original, y ahora, al hacer sonar las campanas, la nave de la capilla sufre daños poco a poco. Aunque esta fue obra del pueblo, el INAH dio el “visto bueno” sin verificar.
Mientras EL UNIVERSAL realizaba el recorrido por este templo, personal del INAH también visitaba el lugar. Se les preguntó sobre el estado de las restauraciones, pero respondieron que no pueden dar información sin pedir permiso de Comunicación Social de la dependencia.
Cruz expresó que, sin la ayuda y participación de la comunidad, la restauración de ambos templos no sería posible.
“Lo que pudimos ver es que, debido a la gran cantidad de templos y recintos dañados por el sismo del 17, hubo algunas empresas que utilizaron ese caos para cometer fraudes, había recursos y algunos simplemente no fueron ejercidos, lo atribuimos al caos que generó el sismo, hubo mala gestión”, dijo y recalcó la importancia de los recintos para los pobladores.
Tareas pendientes
Uno de los recintos pendientes es la parroquia de San Jacinto, ubicada en el corazón de San Ángel, templo que cuenta con un archivo histórico inédito y que también sufrió daños en sus campanarios y en parte de su sacristía por los sismos de 2017.
Para Irais Cruz, la falta de interés en restaurar el templo de San Jacinto deriva de las diferencias de las comunidades, debido a que el recinto se encuentra en una zona con diferentes costumbres de los pobladores, además de la falta de interés por parte de las autoridades.
La historiadora expresó que parte de su investigación con el colectivo son tareas que debería realizar el gobierno. “Creo que estamos haciendo un trabajo que corresponde al gobierno, puedo destacar que hace falta un acercamiento de las instituciones con estas comunidades para llevar a cabo soluciones”, afirmó.
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