“¿Cómo nos dejamos arrebatar hasta la magia?”, dijo la escritora argentina (Buenos Aires, Argentina - 1978) en la mesa “Escritura y violencia”, que se llevó a cabo durante la

Tras ser preguntada por el origen de los tópicos de las escritoras latinoamericanas sobre la cotidianidad familiar, mientras que los escritores del Boom hablaban de temas políticos y guerras, la autora de “Cometierra” señaló que las escritoras están retomando cosas que les fueron “arrebatados”.

“Las que le pusimos 500 años los cuerpos a las hogueras, acusadas de brujas, fuimos nosotras. Y el Boom es un movimiento que tomó la magia para llevar adelante un movimiento absolutamente blanco, hombre, cis. ¿Qué pasó? ¿Cómo nos dejamos arrebatar hasta la magia? Yo siento que ahora muchísimas de nosotras salimos a retomar, unas de una forma y otras de otra, la enorme traición de la brujería, la curanduría, la partería y crear ficción desde ahí, porque es también parte del poder arrebatado”, dijo Reyes, quien recién publicó su libro “Miseria”.

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Sin embargo, Reyes no considera que la actual escritura femenina latinoamericana se limita sólo a la “cotidianidad familiar”: “Ni el racismo, ni el colonialismo, ni los dramas migrantes son cuestiones personales, son absolutamente políticas. Pero muchas veces nos sirve partir de nuestros cuerpos o de los cuerpos de nuestros personajes para relatar el enorme costo universal que tienen esas determinaciones políticas”.

Sobre el tema de la guerra en la escritura, Reyes consideró que “hay un costo enorme” por los relatos que fueron silenciados sobre la participación de las mujeres en las guerras latinoamericanas.

“Si miramos en nuestros países latinoamericanos, Bolivia, Argentina y muchísimos otros países, las últimas dictaduras fueron, de alguna forma, enfrentadas y paradas por organizaciones de mujeres que se aliaban, cuyos hijos habían muerto o habían desaparecido y ya consideraban que prácticamente no tenían nada por perder. Es una falacia pensar que en periodos de guerra las mujeres se quedaban tejiendo y destejiendo en sus casas”, afirmó.

María Fernanda Ampuero (Guayaquil, Ecuador - 1976) expresó su anhelo porque la nuevas generaciones de escritoras “ya no tengan que hacer mesas donde estén sólo mujeres hablando de por qué escriben”, sino que se sumen las personas trans, un posicionamiento que se dio en el marco de la censura de la FIL Monterrey a un cuentacuentos organizado por drag queens del colectivo Percha. Al final de su participación, las escritoras compartieron su espacio con una drag queen del colectivo Percha.

Ampuero señala que la “tibieza” es lo que llevó a la sociedad al punto en el que se encuentra actualmente y que le sorprende que al público le cause sorpresa la crudeza y brutalidad de la que escriben las autoras latinoamericanas. “Eso es que no sabían nuestra historia, y creo que estamos obligando a la sociedad a que reporte, a que convierta en noticia y a que convierta en importante algo que pasó siempre. Y es que nosotras éramos menos y éramos presas a cazar”, dijo Ampuero.

“Para mí es muy importante que esta generación de escritoras no estamos aisladas, creo que eso es también parte de una sororidad que hemos aprendido gracias al feminismo. Para mí, en estos momentos cuando me toca hablar y tengo unos minutos para dirigirme a la gente, lo que más quiero hacer es política, justamente”, agregó la autora de “Pelea de gallos” y “Sacrificios humanos”.

Por su parte, la escritora Gabriela Wiener (Lima, Perú - 1975) hizo un llamado a desidealizar los espacios feministas, que se han ido contaminando porque el capitalismo, el protagonismo y los conservadores se han ido apropiando del movimiento. “Para mí quedan muchas cosas por escribir, muchas historias por escribirse, mucho lenguaje por renovar también, mucho lenguaje por desenmascarar”, dijo.

Sin embargo, Wiener considera que las escritoras en la actualidad no buscan establecer jerarquías, sino caminar una a un lado de la otra.

“Precisamente creo que eso nos diferencia completamente del siglo XX, de esos hombres iluminados que hacían grandísimas obras, magníficas obras y que eran unos intelectuales detestables y que eran unos machistas insoportables, incapaz de mirarse o revisar o sincronizar o coordinar su vida personal con sus opiniones políticas o su extraordinaria literatura. Nosotras obviamente somos mujeres imperfectas, somos mujeres que están con santa religión, son literaturas que las nuestras que hablan de nuestras contradicciones y de nuestros agujeros y de nuestros traumas también. Pero creo que estamos haciendo algo distinto”, agregó Weiner.

Al final de su participación, las escritoras compartieron su espacio con una drag queen del colectivo Percha.

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