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La presencia de la filosofía en nuestra vida cotidiana es más común de lo que creemos.
Así lo asegura el filósofo alemán Wolfram Eilenberger, un apasionado en analizar la conexión de las ideas filosóficas con situaciones de la política, cultura y el deporte.
Eilenberger es editor de la revista alemana Philosophie Magazin y autor de "Tiempo de magos; el gran decenio de la filosofía 1919-1929", la historia de cómo cuatro "héroes" (como los llama Eilenberger) revolucionaron la filosofía y cambiaron la forma de entender el mundo.
En su libro explora la vida y el trabajo de los filósofos Ludwig Wittgenstein, Walter Benjamin, Ernst Cassirer y Martin Heidegger.
Con motivo su participación en el Hay Festival Cartagena, Eilenberger habló con BBC Mundo sobre la interacción de la filosofía y nuestras vidas y de cómo hacernos más preguntas puede mejorar nuestra realidad y la de quienes nos rodean.
¿Cómo podemos aplicar ideas de la filosofía en la vida cotidiana?
Es importante entender que la filosofía se trata de la vida cotidiana. No es sólo un estudio académico, es una manera de entender nuestra propia existencia. Y esto es clave para todos. Todos tenemos una filosofía, está implícito. No hay forma de vivir una vida como seres humanos sin tener una filosofía, que encierra ideas muy generales de quién soy, quiénes son los otros y cómo fueron las acciones en el pasado y cómo serán en el futuro.
Así que la idea de que la filosofía se puede aplicar en la vida cotidiana no es tan así, sino que la filosofía ya está ahí, siempre estuvo con nosotros y solo tenemos que tener en claro dónde está y cuándo sucede.
Un ejemplo puede ser una frase muy común: 'Estoy seguro que todo estará bien'. ¿Qué significa estar seguro? ¿Cómo sabes que estás seguro? ¿Existen las razones? ¿Cuáles son las instancias que te hacen decir que todo estará bien? ¿Hay algún antecedente que funcione como guía en la historia…?
Así que en estas seis palabras puedes tener una idea muy general de quién eres, en qué crees, y de qué se trata lo que dices. En cualquier conversación que tenemos podemos descifrar esto muy fácilmente.
Los héroes del libro ("Tiempo de magos: El gran decenio de la filosofía 1919-1929"), cuatro filósofos de los años 1920, son muy especiales porque para ellos la conexión con la vida cotidiana, los problemas diarios, las relaciones amorosas, las dificultades monetarias, estaban muy atadas al desarrollo de sus ideas filosóficas.
Y es por esto que fueron filósofos en el verdadero sentido, porque para ellos no había separación entre la ciencia y su propia existencia. Ellos evitaron esa división y reforzaron las conexiones que son tan importantes para la filosofía.
Usted mencionó en el pasado que hay un renacimiento de la filosofía. ¿Por qué y qué significa?
La crisis siempre es un buen momento para la filosofía porque se trata de los conceptos más básicos que conducen nuestras vidas. Cuando hay confusión, como con el resurgimiento del populismo, con las inseguridades en torno al medioambiente, ocurre que los conceptos básicos que creíamos que eran verdaderos parecen tambalear o se destruyen frente a nuestros ojos. Entonces es un buen momento para la filosofía.
Creo que el giro que está protagonizando la filosofía en la sociedad no ocurre solo en Alemania, también sucede en Francia, en el mundo anglohablante, y posiblemente en el mundo hispano. Tiene que ver con el hecho de que la gente entiende que la vida que tenemos en la actualidad no es sostenible. Hay algo fundamental y es que tiene que ser repensada nuestra existencia.
Si miramos la historia, desde los griegos con la democracia en Atenas y Sócrates, a la filosofía de habla germana, los cambios siempre sucedieron cuando la sociedad estaba en crisis. Y pienso que aunque suene triste, los tiempos de crisis son buenos tiempos para la filosofía y creo que vivimos en uno de ellos en la actualidad.
¿Cómo la filosofía puede ayudar en la crisis?
Puede ayudar de varias maneras. La filosofía se trata de clarificar conceptos: qué significa libertad, qué es la justicia, qué es lo que está bien o mal, qué es el alma humana, qué entendemos de los conceptos que pronunciamos… Esto hace que nuestros pensamientos sean más claros y una vez que nuestros pensamientos son claros, nuestras acciones serán claras. Esa es una manera muy concreta de cómo la filosofía puede ayudar.
También la filosofía tiene esta hermosa capacidad de que la gente describa al mundo, que tú piensas que ya conoces, de una manera diferente. Vuele a describir la existencia entera. Y dices: '¡Oh! Nunca lo pensé de ese modo'. Puedes tener perspectivas diferentes sobre una misma cosa. Entonces eres más libre por tener mayores opciones para lidiar con ciertos problemas. Lo certero es que la filosofía abre horizontes. Vuelve a describir el mundo de cómo puede ser y no de cómo es a través de utopías, de ciertas narrativas de cómo fue historia y la humanidad.
Entonces hay clarificación, obtención de libertad a través de la descripción, y apertura de nuevos horizontes. Esa es la buena filosofía.
Usted dijo que "el consumismo no puede satisfacer a los seres humanos" ¿Qué puede entonces?
No creo que el consumismo haya alguna vez cumplido la función de satisfacer a los seres humanos. Sabemos que nuestra felicidad y bienestar no depende de las cosas que podemos comprar o perder. No es algo que tenga que ver con el dinero. Todo lo que le da verdadero valor a nuestra vida ciertamente no lo podemos sostener con la mano. No es algo que podamos producir.
Por ejemplo, enamorarnos no es algo que podamos hacer, es algo que nos sucede. Si te sientes 'en casa' o 'bien' no es algo que puedas hacer, es algo que te pasa.
Entonces no es solo incorrecto sostener que las cosas que consumimos hacen que nuestra vida sea mejor, algunas veces lo hacen en pequeñas proporciones, también lo es decir que somos los causantes de provocar nuestro bienestar.
La idea de que nosotros somos quienes hacemos nuestra propia vida mejor a través de toma de decisiones conscientes es una visión muy pobre de cómo estamos en el mundo.
¿Puede cualquiera convertirse en filósofo? O ¿somos todos filósofos en una cierta manera?
Pensaría que sí. Tú comienzas con la filosofía con una duda. Generalmente es una duda de todos los días. Y piensas: '¡Oh! Si eso fuese verdad, ¿que significaría para mi vida?'. En ese sentido, cada conversación que puedas tener con amigos que sea fluida, amplia y enriquecedora sobre un tema específico puede ser filosófica.
El tema es que tienes que tomar tus propias preguntas seriamente. Allí es cuando la filosofía comienza. Creo que mucha gente vive con una cierta pobreza en su propia mente. Tienen preguntas, pueden formularlas, pero luego las dejan a un lado. No toman sus propias dudas y preguntas de una manera seria. Una vez que alguien revierte eso, empieza a hacer filosofía, le guste o no.
¿Algún consejo?
El primer consejo es no tener miedo a tomar los propios pensamientos seriamente. El segundo es no pensar en la filosofía como una ciencia para estudiar, sino como una forma de vivir. Y el tercero es cómo la abordas.
Muchas personas que quieren leer o saber más de filosofía y compran un libro de (el filósofo alemán) Immanuel Kant se frustran fácilmente porque es difícil empezar por ahí. Y después está el camino más corto y compran libros explicando la filosofía de Wittgenstein en 10 minutos…
Creo que un buen comienzo son las biografías y las cartas de los grandes filósofos que dan una cierta visión de por qué esos pensamientos eran importantes para ellos, para el medioambiente, para el tiempo en el que vivieron. Eso es lo que traté de hacer con este libro.
Pienso que hay una especie de timidez en la filosofía. A la gente le da vergüenza decir que le interesa este tipo de cosas. No hay razón para ser tímido. Y nadie es muy tonto o superficial para la filosofía. Las personas no se toman en serio a ellos mismos, tienen que ser valientes en relación a sus propias preguntas y serios en sus propios enfoques. Así verán que se generarán nuevos espacios que harán sus vidas y las de todos mucho mejores.