Durante tres periodos, Clara Brugada gobernó la alcaldía Iztapalapa, pero son las dos últimas administraciones las que la han convertido en la precandidata al gobierno de la Ciudad de México con el perfil más delineado en materia cultural, al menos por lo hecho en su proyecto de integración cultural-deportivo-social conocido como Utopías —con una inversión de más de mil millones—, que se complementa con lo que ella llama la galería urbana más grande del mundo con 10 mil 500 murales pintados en la demarcación. Un proyecto que le ha dado reconocimiento y premios a nivel internacional.
El perfil cultural de Clara Marina Brugada Molina, la economista por la Universidad Autónoma Metropolitana y activista social desde su juventud, y quien es hoy la precandidata por la coalición Juntos haremos historia, es visto y revisado por los académicos de la UNAM Ernesto Morua Ramírez y Raúl Trejo Delarbre, y por las intelectuales y feministas Sabina Berman y Marta Lamas.
Este análisis al proyecto cultural que podría servir de ejemplo de lo que podría ser la política cultural y científica de Clara Brugada para la Ciudad de México, se hará también con los otros dos candidatos que compiten: Salomón Chertorivski y Santiago Taboada.
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Alcaldesa desde 2018 de Iztapalapa —la demarcación más poblada de la capital mexicana, con 1.8 millones de habitantes, de los cuales 43% se encuentra en situación de pobreza—, Clara Brugada centró su programa cultural en las doce Utopías (Unidades para la Transformación y Organización para la Inclusión y la Armonía Social), que ha construido y que son espacios integrales donde ha dispuesto escuelas de cine, fotografía, música y artes, con actividades recreativas, culturales artísticas y medioambientales que van desde cuentacuentos hasta talleres y charlas sobre arqueología y econología. Una oferta sobre la que se sustenta su política en materia cultural, que tiene matices positivos, así como puntos cuestionables.
“Clara se ha dedicado sobre todo a las llamadas Utopías, se construyeron 12 para la atracción cultural de los vecinos de Iztapalapa. Hay cuestiones buenas que no se habían visto en la alcaldía, cosas tan simples como cuentacuentos, espacios y actividades culturales, ferias de libro, todos estos aspectos que antes no se encontraban en ciertas partes de la alcaldía ahora ya se encuentran presentes y en alguna medida están descentralizadas”, reconoce Ernesto Morua Ramírez, quien concibe esa parte como positiva, pues en algunos de esos espacios se encuentran escuelas de cine, fotografía, música y divulgación sobre ciencia y arqueología, pero también enfatiza desventajas, como el hecho de que son espacios cerrados y con un horario limitado, “no alcanzan a ser espacios abiertos ni públicos, y cierran a las 5 de la tarde que es muy temprano para una zona conurbada y bajos recursos”.
Aunque Morua asegura que ese proyecto muestra lo que ha sido su política cultural que podría replicar si gana el gobierno de la Ciudad de México, dice, sin embargo, que tendrá que sortear una ciudad mucho más diversa que una alcaldía donde se carecía de casi todo en materia cultural.
El doctor en Estudios Sociales y Procesos Políticos, además, cuestiona que logros culturales que Brugada presume, como los más de 10 mil murales de la “galería urbana”, han desaparecido o quedado mochos porque “en Iztapalapa son casas de autoconstrucción y las modificaciones de las casas son muy continuas, un mural que se hizo hace dos años ya está mochado, la cara del personaje ya no está porque el dueño de la casa decidió poner una tiendita, crear una nueva ventana o abrir una puerta”.
Aún más crítico es el académico y doctor en Sociología, Raúl Trejo Delarbre, quien apunta: “Clara Brugada forma parte de un partido político y se disciplina ante un presidente que ha desdeñado a la ciencia, combatido al conocimiento y vulnerado instituciones académicas. Así que cuando esa precandidata dice que tiene el respaldo de algunos (realmente muy pocos) académicos y escritores, no se puede sino pensar que tales adhesiones son contradictorias con la ciencia, la creación y el conocimiento”.
En la trayectoria profesional de Clara Brugada destaca que fue dirigente social fundadora del Movimiento Urbano Popular y de la Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata. Así como consejera del primer consejo ciudadano de Iztapalapa, diputada federal de la LVII Legislatura, diputada local de la II Legislatura del entonces Distrito Federal, diputada federal de la LIX Legislatura y procuradora social del DF durante la administración de Marcelo Ebrard.
Pero el puesto más importante está en Iztapalapa, fue delegada de 2009 a 2012; luego regresó por Morena a dirigir la demarcación de 2018 a 2021, y fue reelecta ese año hasta que el 15 de septiembre de 2023 dejó el cargo para contender por la Ciudad de México, a donde buscará llegar con un proyecto cultural que no deberá replicar al 100% las Utopías, al menos no es lo deseable para los analistas.
Morua Ramírez asegura que lo que se ha hecho en Iztapalapa es un referente, pero tendría que hacer un balance porque la Ciudad de México es muy diversa, es decir, quizás hacer Utopías en las zonas periféricas donde no haya espacios culturales lo suficientemente fuertes, como Milpa Alta, Xochimilco, Cuajimalpa y Gustavo A. Madero, pero no en toda la ciudad, porque en alcaldías como Cuauhtémoc, Benito Juárez o Coyoacán quizás tendría que continuar con la misma política de fomento de la cultura como ya se ha venido dando en otras administraciones.
“Si llegará a ganar Clara Brugada se esperaría una descentralización cultural importante en la construcción de parques o centros culturales en las partes periféricas, y las partes también más empobrecidas de la ciudad, apostaría a zonas como Tepito o de autoconstrucción como Santo Domingo en Coyoacán, pero también en zonas de Álvaro Obregón y de Cuajimalpa, que no tienen estos espacios culturales. Apostaría por esta descentralización de diferentes espacios de la Ciudad de México”, señala Morua.
El académico destaca proyectos de las Utopías como escuelas de música, cine y fotografía porque son oportunidades de formación, “no sólo son espacios culturales, también son deportivos, recreativos y de cuidado, con comedores y lavanderías, o sea, es como un kit completo urbano que no respondería a toda la ciudad, tendría que repensar que el modelo de utopía quizás no es el que correspondería a otras alcaldías, periferias o carentes de centro culturales, tendría que desarrollar una política para fortalecer a los que ya existen dentro de las áreas consolidadas de la ciudad”.
Brugada ha sido defensora de los derechos de las mujeres y la igualdad de género. Marta Lamas confía justo en su gestión cultural, por esa visión integral que podría desarrollar en la Ciudad de México. “Tenemos que reorientar la política no sólo a construir carreteras, puentes o edificios sino a construir otro tipo de espacios, y yo creo que el proyecto que se hizo en Iztapalapa lo va a tener que modificar, si es que Clara llega a ganar la Ciudad de México no creo que vaya a poner en todas las alcaldías lo mismo, sino que va a ir viendo según las necesidades y escuchando”.
La escritora Sabina Berman dice que Brugada representa “la llegada del feminismo al gobierno. Un feminismo social que se expresa en políticas públicas concretas. En su caso, único en el mundo, la propuesta es que el gobierno asuma buena parte de la carga del trabajo que por milenios el patriarcado delegó en las mujeres, a cambio de nada: cocinar, lavar, sanar, cuidar a niños y ancianos. Su experimento feminista no lo es tanto: lo ha desarrollado ya en Iztapalapa, con resultados cuantificables: un descenso de la criminalidad y un ascenso del bienestar común”, dice la intelectual, quien reconoce que casi nunca se había decantado de forma pública por un candidato, pero en el caso de Clara Brugada decidió hacerlo.
Sí es visible su propuesta cultural, no lo es tanto la científica. Trejo Delarbre dice que es imposible considerar que Brugada respetará al trabajo científico cuando en el “consejo asesor” de su campaña se encuentra, por ejemplo, Hugo López-Gatell, que en el combate a la pandemia impuso creencias ideológicas por encima de consideraciones médicas, ocultó información, mintió y politizó la orientación a los ciudadanos”.
La precandidata por la coalición Juntos haremos historia enarbola los logros en Iztapalapa, que han sido reconocido en España, donde consideran las Utopías y algunos otros de sus proyectos como un modelo a seguir, incluso fue invitada por la ONU a participar en el foro “Acción y liderazgo desde la base: Hacia el plan de rescate de las personas y el planeta”, celebrado en Nueva York. Hoy tiene por delante ganar y luego plantear una política cultural y científica para la capital del país.
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