La alcanza sus 30 años de trayectoria y presenta en el Festival CulturaUNAM y el la coreografía Perro sin plumas, que se inspira en el poema homónimo de João Cabral: “O cão sem plumas”.

Son 30 años que también celebra con el proyecto de traer al Palacio de Bellas Artes su propia versión de La consagración de la primavera, de Stravinski, quizá en uno o dos años, y el encargo del Metropolitan de Nueva York de hacer una obra con temática mexicana —Frida, Diego, el mundo prehispánico—.

“Quiero que las personas se encanten con el flujo del río Capibaribe, con esta gente, con su fuerza y que quieran conocer, respetar y proteger. Quiero hablar de cosas positivas; quiero que la gente se asombre y desee conocer Pernambuco, sus habitantes, el río, su cultura. Que digan: vamos a conocer a los indígenas, a la gente afro y aprender con todo esto”, explica Colker (Río de Janeiro, 1960) sobre lo más inmediato: la presentación de Perro sin plumas, que se sirve de la imagen del río Capibaribe que atraviesa y divide la capital de Pernambuco, lugar en el que nació João Cabral.

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“Yo necesitaba hablar de toda la tragedia, de toda la riqueza de este lugar y su dualidad. Es un lugar riquísimo en cultura, gente, memoria y fuerza, pero también es un lugar de miseria, indigno e inconcebible. Su gente es resistente, quiere estar allá, quiere estar en ese cielo, en esa tierra, en ese río. Tenía que hablar de la gente que vive al borde del río; que vive de la pesca, de la plantación”.

Colker cuenta que leyó este poema, en medio de una larga jornada en el tráfico, en compañía de su esposo, quien es fotógrafo y proviene de Pernambuco: “Fue como un grito, tiene mucha fuerza. ‘Yo quiero hacer esto’, me dije. Estaba en un momento donde recién terminaba un proyecto con mi compañía de danza y me preguntaba qué hacer. Y lo que pasó fue inmediato. Yo tengo que hablar porque esto es inconcebible, inadmisible; quiero hablar de esa gente, de ese lugar y, al hacerlo, hablaré de mucha gente del mundo: los invisibles, los refugiados, los excluidos. Quiero hablar de la fuerza, de la fragilidad de un lugar que es el encuentro de las muchas colonizaciones que tuvo Brasil”.

Si bien Colker no entra en detalles respecto al encargo del Metropolitan de Nueva York, cuenta que a finales de marzo estrenó su versión de La consagración de la primavera, obra que “tiene una presencia importante en el mundo de las artes y marca una ruptura”. Lo que hizo la coreógrafa y bailarina, ganadora de los premios Laurence Olivier y Benois de la Danse, fue seguir los pasos de Stravinski: “Él quería transformar la concepción de la música de orquesta, el ritmo. Yo quise traer a Brasil la importancia de cambiar el movimiento, inspirándome en los pueblos originarios de acá. Junté mitos de creación de muchas cosmovisiones diferentes: la indígena, la de la ciencia, la evolución darwinista como el camino evolutivo de la humanidad e historias como la de Adán y Eva, con una Eva negra y sin un Adán o relatos de los pueblos originarios sobre el mito del fuego”.

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Aunque la obra posee muchas imágenes e historias es, al mismo tiempo, algo simple, ya que se sirve de ramas de bambú, que son como extensiones de los bailarines, y el juego con la iluminación.

Por último y para volver a Perro sin plumas, Colker dice que el espectáculo conjuga el cine, la poesía, la música y la danza; cuatro lenguajes que le dan vida al texto de João Cabral. Sobre la inevitable carga política bajo la que puede leerse la pieza se dice poco entusiasmada por la derecha o la izquierda: “Creo que quien piensa y hace algo ya es político. Es un pertenecer, un diario pensar, una forma de vivir y hablar con las personas. Una forma de respetar las culturas y religiones”.

Perro sin plumas se presenta el 30 y el 31 de octubre, a las 18:00 horas, en la sala Miguel Covarrubias del CCU. En el FIC será los días 25 y 26 en el Auditorio del Estado.

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