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Aunque desde el fin de semana hay visitantes a distintas zonas arqueológicas del país, hoy y mañana, son los días de mayor afluencia de visitantes que buscan recargarse de energía en el marco de la entrada del Equinoccio de Primavera, que coincide con el 21 de marzo, casi siempre unas horas previas.
Si eres de espíritu solar y aún no acudes a cargarte de energía, te proponemos cinco zonas arqueológicas de la Ciudad de México, a las que puedes llegar sin problema en transporte público. Los cinco espacios que te recomendamos son: Cuicuilco, Templo Mayor, Tlatelolco, Mixcoac y Cerro de la Estrella.
Pero como nuestra apuesta no es sólo que acudas a cargarte de energía solar, te damos algunos datos históricos importantes de las cinco zonas arqueológicas que podrás visitar de las 9:00 a las 17:00 horas, y en las que te invitamos a que respetes los espacios que mantienen cerrados por motivos de conservación.
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Cuicuilco
La zona arqueológica de Cuicuilco se localiza al sur de la Cuenca de México, en la actual alcaldía de Tlalpan. Aunque el área de visita se limita a la Gran Basamento Circular, la zona incluye el área llamada Cuicuilco B, localizada en el deportivo de la Unidad Habitacional Villa Olímpica; el montículo circular de Peña Pobre, dentro del actual Parque Ecológico y la Pirámide de Tenantongo en la parte alta del Bosque de Tlalpan. En Cuicuilco se han encontrado las representaciones más tempranas del Dios Viejo del Fuego y se han hecho investigaciones que indican que en ese lugar pudieron darse los primeros pasos en el establecimiento de un calendario basado en la observación de los movimientos el sol, principalmente en su aparente desplazamiento sobre el horizonte oriente a lo largo del año. Cronología: 2100 a. C. a 1 d. C. Ubicación cronológica principal: Preclásico Medio, 800 a.C. a 600 d. C.
Templo Mayor
Debe su nombre al templo principal de la antigua ciudad de Tenochtitlan, dedicado a Tláloc y Huitzilopochtli. La zona arqueológica del Templo Mayor era el centro de la vida religiosa y política de los mexicas, en el corazón de la actual Ciudad de México, contiene asombrosos vestigios del Templo Mayor (dedicado a Tláloc y a Huitzilopochtli), como un altar tzompantli y la Casa de las Águilas. Entre sus tesoros se encuentra el monolito de la diosa Coyolxauhqui. En 1790 se encontraron en la Plaza Mayor, ahora conocida como Zócalo de la Ciudad de México, la Coatlicue y la Piedra del Sol o Calendario Azteca, que se pueden ver en el Museo Nacional de Antropología.
Tlatelolco
Tlatelolco significa "Montículo de arena" y fue el centro comercial más importante del México prehispánico; su nombre en náhuatl se interpreta como Tlatelli, “terraza” o Xaltilolli, que significa “punto arenoso”.
Significa “En el lugar del montón de arena”, se trata del antiguo señorío gemelo de Tenochtitlan, compañero de vida y guerras, comercio, construcciones, dominio y religión. Ofrece multitud de vestigios majestuosos, algunos en el lugar original, otros en el museo de sitio. El Tecpan, que fuera la casa de gobierno del señorío indígena después de la Conquista española y donde, aparentemente, gobernó Cuauhtémoc por poco tiempo, fue cercenado hacia 1964 para dar paso a la prolongación de la avenida Paseo de la Reforma e instalar tres torres departamentales. En el Museo de Sitio de Tlatelolco se exponen el fragmento de un Chacmool y una cabeza de tigre estilizada.
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Mixcoac
La zona arqueológica de Mixcoac --que significa lugar donde se venera a la serpiente de nube-- está ubicada al suroeste de la Ciudad de México y es contemporánea de México-Tenochtitlán, el sitio ha sido investigado, intervenido y gestionado ininterrumpidamente por más de 100 años, sobreviviendo al desarrollo urbano moderno. La primera aparición de la zona en una revista académica fue en 1920 en “Ethnos”, donde el historiador Fernández del Castillo identifica el topónimo en el Mapa de Uppsala.
Cerro de la Estrella
Recibe este nombre desde la época novohispana por la hacienda que se encontraba en las faldas del cerro, conocida como Hacienda de la Estrella. Habitado desde épocas muy tempranas, cobró relevancia porque ahí se realizaba la ceremonia del Fuego Nuevo, con la que se evitaba que el sol muriera. Se llevaba a cabo cada 52 años y se celebraron cuatro (en 1351, 1403, 1455 y 1507). La caída de Tenochtitlan impidió que la quinta pudiera efectuarse.
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melc