Chichén Itzá. — Luego de permanecer seis meses cerrada por la pandemia de Covid-19, la zona arqueológica de Chichén Itzá, la más simbólica de la cultura maya en la Península de Yucatán, reabrió sus puertas al turismo, que atestiguó en su pirámide principal el equinoccio de Otoño, presenciado por poco más de mil 600 personas.

Fue a las 9 de la mañana cuando autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y del Patronato Cultur, del gobierno del Estado, dieron la bienvenida a los turistas.

Tras una breve ceremonia encabezada por el director del patronato Cultur, Mauricio Díaz Montalvo, personal del INAH y elementos de la Guardia Nacional, se abrieron las puertas para recibir a los primeros turistas.

Junto a la pirámide principal de Chichén Itzá se recordó que a pesar de haber cerrado el pasado 19 de marzo por el coronavirus, no dejaron de trabajar en el mantenimiento del lugar.

Se precisó que sólo se permitiría el ingreso de 3 mil visitantes diariamente, de grupos de 10 personas, que se realizan acciones para instalar un filtro sanitario en la entrada, además de adecuaciones para garantizar la distancia entre visitantes y trabajadores, como acceso a baños, alcohol en gel y otras disposiciones.

El horario de atención es de 8:00 a 17:00 horas, con último acceso a las 16:00 hrs. Los horarios especiales y las Noches de Kukulkán están suspendidos.

En otra zona arqueológica, Dzibilchaltún, tuvo lugar el fenómeno en el que los rayos del sol atraviesan el castillo principal de las siete muñecas; alrededor de 400 pesonas presenciaron el equinoccio de otoño en todo su esplendor.

Dzibilchaltún reabrió también sus puertas como parte de la reapertura económica en Yucatán. Desde temprano los visitantes llegaron a presenciar el fenómeno de luz y sombra.

En Chichén Itzá también se observó “la bajada de Kukulkán” en el atardecer, que para los mayas representaba el fin de la temporada de cosecha.

Además de los turistas, también regresaron los artesanos que laboran al interior de Chichén Itzá, donde todos cumplieron con las normas de seguridad e higiene al portar el cubrebocas todo el tiempo, a pesar del intenso calor, que por ratos provocó que algunos turistas se sintieran sofocados y terminaran los recorridos en menos tiempo.

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