Entre los poco más de 4 mil 739 millones de pesos, que en buena medida se destinarán al Tren Maya, asignados al Instituto Nacional de Antropología e Historia —un presupuesto histórico, dicen los analistas— y los 3 mil 670 millones de pesos asignados a Proyecto Chapultepec, suman más de 8 mil 409 millones de pesos, lo que representa más del 50% del presupuesto al sector Cultura para el ejercicio fiscal 2023, que es de poco más de 15 mil 925 millones de pesos.
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Los 900 millones de pesos de incremento del presupuesto, con respecto al año anterior, que fue de 15 mil 28 millones, se pulveriza ante la inflación que en la primera quincena de enero fue del 7.94%. Incluso con la inflación al 5% —el índice que se emplea para calcular la variación de precios que sufre el PIB conocido como deflactor, que sirve para calcular el promedio de los precios de los bienes y servicios que se producen— el incremento real para el sector cultura este año es de apenas el 0.9%, aseguran analistas consultados por EL UNIVERSAL al cierre del primer mes del año.
“En efecto, sí hay un aumento aparentemente significativo de casi 900 millones de pesos en el presupuesto de 2023 con relación al del año pasado, pero la inflación se encarga de desplumarlo. Se estima una inflación propia para el gasto público, no la inflación general, sino la que utilizamos con el indicador del deflactor del PIB: del 5%, al aplicarlo a la inflación, el incremento del presupuesto apenas alcanza el 1%, incluso menos, en realidad es de 0.9%, que no es nada, ya quitándole los efectos de la inflación”, afirma Antonio Mier Hughes, analista económico del sector cultural.
Mier Hughes, junto con dos analistas más, Eduardo Cruz Vázquez y Carlos Lara, coinciden en señalar que la inflación pulveriza el incremento al presupuesto asignado a la Secretaría de Cultural federal, pero además aseguran que a cuatro años de la administración de la llamada Cuarta Transformación, los logros son pobres, pues su programa de Cultura Comunitaria con toda su “terminología agrícola”, como señala Lara, ha sido un fracaso, al igual que la descentralización, que se quedó en un fiasco.
“La Cuarta Transformación no ha cambiado, es decir, del neoliberalismo a ésta que es su época no han logrado nada, no ha cambiado el sistema de administración del gasto público, operan y siguen operando en las mismas lógicas que el neoliberalismo, ¿por qué?, porque no hay más, no tienen para dónde hacerse”, afirma Eduardo Cruz Vázquez, fundador y vocero del Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura (Grecu), que desde 2009 analiza y pone en reflexión las dinámicas del sector cultural en México.
El analista en política cultural agrega categórico que en eso la actual administración no ha renunciado un ápice, “siguen navegando en la misma estructura heredada del neolibrealismo... El Presidente no quiere aceptar que tiene que administrar el país bajo esa lógica neoliberal porque no hay otra, ellos no han inventado otra”.
Y es que, en contraparte a los recursos asignados, en especial para las dos obras faraónicas del sector Cultura durante los cuatro años de gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador: el Tren Maya y Proyecto Chapultepec, está el fracaso y poco interés que ya tiene uno de los programas emblemas de la Secretaría de Cultura que encabeza Alejandra Frausto, el denominado Cultura Comunitaria, que ha venido a menos.
Con la creación del programa Cultura Comunitaria, la Dirección General de Vinculación Cultural, a la que está adscrito, tuvo un aumentó en su presupuesto de 10 veces más, de 2018 a 2019, cuando pasó de 66 millones 710 mil pesos a 675 millones de pesos —aunque en el Diario Oficial de la Federación, en enero de 2019, publicó que el presupuesto era de 930 millones—. Para este 2023 a dicha Dirección le asignaron apenas 334 millones.
“Entre los proyectos estratégicos no sólo reduce el presupuesto de Cultura de forma alarmante, sino que lo centraliza todo, ¿dónde? En el centro de la Ciudad de México, y para rematar todo ese proyecto de milpas, jilgueros y todo ese lenguaje agrícola que llevan tres años presumiendo que es un éxito, en realidad hemos visto que es un fracaso rotundo”, afirma Lara.
La ruta de las asignaciones
Antonio Mier apunta su análisis hacia Chapultepec, Proyecto al que le quitan 153.6 millones, con respecto al año pasado, que representa como un 8.6% real, pero que sigue siendo muy importante. “Está previsto un presupuesto de 3 mil 670 millones de pesos, que equivalen al 23% del presupuesto, esa sigue siendo una cantidad muy significativa; aun con el recorte, le van a quitar al presupuesto 23% para destinarlo a la inversión en Chapultepec. Veremos cuando se hagan los convenios de transferencia, pero están dispuestos para el proyecto integral del complejo cultural, 3 mil 162 millones de pesos”.
Para Eduardo Cruz Vázquez éste es un presupuesto inercial que, dice, responde de manera muy tibia sobre el costo del dinero, de la inflación y que prácticamente mantiene en el límite la operación de las instituciones. “En realidad ha habido un crecimiento inercial del presupuesto destinado a las actividades sustantivas de la Secretaría de Cultura desde el gobierno de Peña Nieto hasta el cuarto año del gobierno de López Obrador” y dice que la diferencia la hace el proyecto Chapultepec, que es ejercido fundamentalmente por el gobierno de la Ciudad de México.
El otro caso sobre el que llaman la atención es el presupuesto del INAH gracias al impulso de los rescates y salvamentos en el sureste por la obra del Tren Maya, donde una parte de ese ejercicio lo hace el INAH y otra parte Fonatur y la Secretaría de la Defensa. Dice Cruz Vázquez: “De los poco más de 11 millones de pesos que realmente ejerce la Secretaría de Cultura, porque lo demás es Chapultepec, es evidente que el rezago es verdaderamente dramático”.
Luego de Proyecto Chapultepec y el Tren Maya, el apoyo más importante parece estar en los estímulos a la creación artística, a través del SACPC —exFonca— y de Protección al Patrimonio del INAH, y ambos eran fideicomisos, extintos en 2020 por el presidente López Obrador. “Como que ya se dieron cuenta que los recursos de los fideicomisos se tienen que cubrir con recursos presupuestales, ya no tienen la alcancía, entonces de 110 pasan a 600 millones de pesos, que equivale a un aumento de más 400%, pero eso afecta, porque es disposición de recursos”, apunta Mier Hughes.
Y sumado a esto, el eterno gasto destinado al pago de trabajadores sindicalizados, con plaza y de confianza, “la mayor parte del dinero no sólo perdió el poder adquisitivo, está destinado a mantener la operación básica en las instituciones: desde abrir la puerta hasta apagar la luz”, señala Cruz Vázquez.
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Para Carlos Lara es un fracaso. “El sexenio se acabó y va a ser el peor sexenio en materia de cultura, con un presupuesto a la baja, con la guerra declarada a la sociedad civil organizada, con la desaparición de los fideicomisos, con la centralización del recurso, con la falta de transparencia del propio Proyecto de Chapultepec. Yo ya habló en pasado de este sexenio. Este sexenio fue centralista, quizás el más centralista de todos”.
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