La entrada, dos puertas de una reja, da acceso a un área que sigue siendo parte del bosque: el “estacionamiento ecológico”, que salvo las áreas verdes es similar a muchos estacionamientos, está frente al Centro Cultural del Bosque. Lo rodea otro terreno vigilado por los policías y en el que rondan grupos de trabajadores con chalecos verdes.
Aunque oficialmente la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, anunció el proyecto del Jardín Escénico a los medios de comunicación en mayo de 2022, las obras de la Calzada Chivatito, parte central del complejo, debieron entregarse dos meses antes. El espacio, que estará dedicado a las artes vivas, se conectará a través de la Calzada Chivatito con la Segunda Sección del Bosque de Chapultepec y cruzará Periférico hasta acercarse a la recién inaugurada Calzada Flotante, obra hermana.
¿Las autoridades ya dieron las características de dónde están las entradas y las salidas del Jardín Escénico y la Calzada Chivatito?, se pregunta Eduardo Farah. “No tenemos el proyecto ejecutivo de las obras, todas son sobre las rodillas. ¿En qué momento dijeron a qué artes escénicos va a servir el Jardín? ¿Es multiusos? ¿Cuánto va a medir?”
Es un terreno polémico, cuenta, porque no es la primera vez que se ha intentado construir en él y que ha habido una oposición civil; hace años se calculó su valor en 500 millones de dólares. “La calzada Chivatito tiene como objetivo la apertura comercial; al hacer esta obra se levantaría la veda que impide tirar árboles que están en un área de valor ambiental. Sin la veda se podrá construir bajo los parámetros de la zona, con edificios de 40 o 50 pisos”, continúa Farah.
Es difícil ver lo que hay tras las rejas, la naturaleza camufla a los trabajadores y las máquinas. A un paso de las obras, junta a una pequeña glorieta, están los rastros del conflicto legal: columnas abandonadas —tripiés de metal, que el óxido ha empezado a cubrir—. En esa circunferencia con forma de herradura que se traza al cruzar Periférico, a pie, para llegar a la otra zona que se conectará con la Calzada Flotante, hay bloques de concreto y material abandonados; partes de la obra que quedaron inconclusas y están grafiteadas, rastros de vagabundos. Farah recalca lo que cualquier persona puede ver y lo que lo que la prensa ya hizo público: esa intersección entre la calzada de Gabriel Orozco y el Centro Cultural del Bosque está abandonada.
Hace una semana, la propia Frausto dijo que todo el proyecto Chapultepec estaría terminado en diciembre, sin fecha exacta.
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Juego demagógico
El camino sigue: al cruzar el proyecto de Orozco, un par de metros dentro de la ciclovía, hay una imagen panorámica de lo que será el Parque Aztlán. La historia es conocida y no hace falta recapitularla: los últimos días de septiembre de 2019, un carro de la montaña rusa Quimera, juego nuevo de la ya enterrada Feria de Chapultepec, se descarriló. Dos jóvenes murieron y el accidente dio pie al desmantelamiento de todo el complejo, un estatus en el limbo que llevó a la regeneración del proyecto. Fue en julio de 2021 cuando empezó a construirse el Parque Urbano Aztlán a cargo de Mota Engil México —que también está a cargo del primer tramo de 228km del Tren Maya—, con una inversión de 3 mil 639 millones de pesos.
El plan es ambicioso: en lugar de la icónica Montaña Rusa, que se retiró a mediados del año pasado, habrá una nueva, cuya altura será de 100 metros y tendrá el nombre de “Popo e Izta”, juegos alusivos a la cultura y la historia mexicana, un mirador, foros y demás. Desde la ciclopista se ven ciertos cimientos, bloques de concreto y el esqueleto de la futura Montaña Rusa, de los que queda preguntarse si tras año y medio de trabajos y, a 10 meses de su entrega, quedarán concluidos en tiempo y forma.
Para el integrante del movimiento civil Frente Ciudadano por la Defensa y Mejora del Bosque, Víctor Juárez, quien junto a su hermana Leticia interpuso el amparo 577/2022, que en noviembre frenó las obras del Pabellón Naturaleza y Cultura, el proyecto del Parque Aztlán está muy retrasado. “Hicieron la barbaridad de destruir una de las pocas Montañas Rusas de madera que había en todo el mundo; donde las hay, como en Nueva York y en California, son muy preciadas; son pocas las que quedan, ahora sólo hay juegos de acero. Y si ya lo teníamos aquí, si es algo icónico de tu ciudad, ¿para que lo destruyes? Una Montaña Rusa de madera dura para siempre, sólo era cuestión de cambiar los rieles y los tirantes, sin mayor problema”, afirma.
Mientras que Sergio González, quien también forma parte del Frente, ve en Aztlán una acción demagógica; la identidad nacional y el ímpetu educativo están sólo en los nombres y la elección de las palabras. Debieron intervenir historiadores para hacer un proyecto más didáctico, señala.
Zona muerta
Fue en noviembre del año pasado cuando la Secretaría de Obras y Servicios (SOBSE) anunció la rehabilitación de ciertos senderos del Panteón de Dolores y el saneamiento del basurero a cielo abierto, frente a los edificios donde se creman mascotas. En lo que fue un punto muerto, al final del panteón, hay pequeñas flores lilas, quizá Bugambilias, y el camino que sale a Constituyentes es liso, está habilitado para los visitantes del panteón civil más grande y conocido de la Ciudad de México.
Quien recorre Chapultepec puede desembocar hacia una de las entradas, donde decenas de constructores trabajan en lo que serán las nuevas oficinas. Las obras están a la izquierda de la entrada y cubren la esquina que da a Constituyentes. Esta renovación de la infraestructura contempló sólo dos extremos del panteón. De las tres obras de construcción, ésta es la más avanzada. El problema es que, entre dichos extremos, en el laberinto de las tumbas, no hay caminos delineados, la hierba crece en desorden e incluso hay féretros carcomidos afuera de la tierra. Por sí mismo es una pequeña colonia de valor histórico cuyo deterioro es la muestra de una deuda, un proyecto que aún no ha sido pensado.
El punto sobre la i
Tanto González como Juárez critican que Chapultepec Naturaleza y Cultura prioriza la infraestructura pública y no la ecológica. Hacía falta reforestar el bosque y salvaguardar a las especies, dicen.
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