El anuncio de la reconfiguración de Comimsa en InnovaBienestar de México representa, en palabras de Brenda Valderrama, investigadora del Instituto de Biotecnología de la UNAM, la “transformación de una entidad exitosa en algo que no tenemos idea si va funcionar”.

A menos de un año de que termine esta administración, el martes por la noche se anunció que la Corporación Mexicana de Investigación en Materiales S. A. de C.V (Comimsa), que era un centro público de investigación en Coahuila, perteneciente al Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt) dedicado a la “investigación, desarrollo tecnológico, capacitación y estudios de posgrado, servicios y proyectos de ingeniería”, con un enfoque hacia el “sector energético, minero, automotriz y del acero” se transformó en InnovaBienestar de México, S.A. P. I. de C. V., “nueva empresa paraestatal” que iniciará con el “área estratégica de dispositivos médicos, tecnologías inteligentes, de cómputo, entre otras”.

La contradicción y lo desconcertante de este movimiento, tanto en lo práctico como en lo ideológico, son ejemplificadas por Valderrama con el caso de los ventiladores mecánicos Ehécatl, diseñados por el entonces Conacyt para atender la contingencia sanitaria por la pandemia de Covid-19: “Nadie los compró, ni el sector público los recibió porque nunca fueron validados. Lo mismo pasa con la vacuna Patria, de la que, por cierto, ya registraron la marca, aunque tampoco hay ninguna garantía de que vaya a tener clientes porque no está validada”, señalizó y enfatizó que, por otro lado, el nuevo ejercicio implica un evidente cambio de perfil.

“¿Qué va a pasar con todos los investigadores especializados que estaban trabajando ahí?, ¿los van a despedir?, ¿los van a liquidar?, ¿los van a pasar a otro lado? Deben estar muy preocupados”, se cuestiona la investigadora. El tema no es menor, son dispositivos que usará la gente: “La vida de una persona va en juego. Diseñar, fabricar y utilizar un dispositivo médico es una enorme responsabilidad”.

Esto significa, además, un conflicto de interés porque este Conahcyt, “el Conacyt con h”, integra los comités que aprueban dichos dispositivos. “Entonces va a ser juez y parte. Está en las mesas de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris). Por lo menos, en algo como la vacuna sería un conflicto de interés porque se insertó en las mesas de aprobación de medicamentos biotecnológicos, moléculas nuevas, le dicen; estaría metiendo proyectos al comité del que es parte”.

Otro punto alarmante, señala, es que el área a la que se integra InnovaBienestar “nunca ha sido una prioridad nacional”. No está en la Constitución y no se trata de algo estratégico y no es prioritario, abunda la investigadora. Además de que las empresas del sector son confiables, de alto nivel y atendían su mercado a la perfección. “Una de las grandes fortalezas de México es la exportación de dispositivos médicos. Es una competencia, de cierta forma, desleal porque entra con subsidio”.

Además de las particularidades que en lo operativo implica la transformación, hay una contradicción ideología que es inevitable señalar: “La lógica de esta administración es decir no a lo privado; excluir lo privado de todas las ecuaciones. Ahora aprovecharon una figura que circunstancialmente es una sociedad anónima para transformarla en algo que va en contra de sus principios: crear otra paraestatal. Seguramente les es muy útil y ya lo tenían identificado desde hace tiempo, pero para los demás es una sorpresa porque no pasó por ningún tipo de socialización, no se consultó al sector privado, y desconozco si las cámaras empresariales sabían que se abriría esto o si los mismos investigadores de la Comimsa lo sabían porque, como ya ha sucedido, el anuncio se hizo a la medianoche con un decreto”.

Vale la pena recordar que las características de Comimsa eran particulares, puesto que era uno de los pocos Centros Públicos de Investigación, junto a Infotec, que se sostenía sólo con recursos autogenerados. Para comprenderlo mejor, se trata de recursos que entran en el presupuesto, pero su ruta de origen no es fiscal, sino autogenerada.

Comimsa se sostenía con los servicios que le prestaba a la iniciativa privada y al gobierno, en especial a Petróleos Mexicano (Pemex). “En ese sentido, es un caso de éxito”. Llama la atención que, según Valderrama, para el presupuesto de 2024 sigue sin recursos fiscales.

“Se desaparecieron fideicomisos, se cancelaron programas que validaban la industria y ahora, con estos dispositivos médicos se convierten en una entidad comercial que se dedicará a diseñar, producir y vender. El Conahcyt siempre repudió el uso de recursos públicos para el sector privado. En lo ideológico, esto es un mensaje confuso porque entra en conflicto el discurso de los primeros cinco años con una acción en el sentido contrario. Fue una jugada inesperada fuera del ámbito de Conahcyt, que no es una empresa; se ha confundido su rol, y de fomentar la ciencia ahora se va a dedicar a fabricar y vender. Es inesperado”, concluye.

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