Los cantantes Emmanuel Pool (contratenor) y Cristina Pardo (mezzosoprano) tomaron como punto de partida la novela Vida propia, de la escritora mexicana Vicky Nizri, para musicalizar y dramatizar esa historia de la cultura sefardí y llevarla a escena en un recital homónimo este jueves 15 de junio.
La Capilla Gótica del Centro Cultural Helénico acoge esta única función, a las 20 horas, en las que Pool y Pardo interpretarán piezas del cancionero sefardita, con arreglos tradicionales, acompañados por el oud (laúd árabe) tocado por él, para ilustrar de manera temática las vivencias de la protagonista de Vida propia, Esther, a lo largo de sus 70 años, desde que a los 19 subió al barco que la trajo a América.
“Esther es una chica de familia sefardita que viaja de Turquía a Chile; en algún momento pasa a la Ciudad de México, en la que sus padres le dicen que se va a casar, sin consultarla, para mejorar su situación económica, y ella lo acepta”, resume Pool la trama de la novela Vida propia (Porrúa, 2002).
“Yo te lo cuento muy rascuache, pero la novela tiene unas imágenes muy poderosas. Nosotros tomamos el texto de Vicky Nizri (Ciudad de México, 1954), que aborda la vida de su abuela, e hicimos un espectáculo muy íntimo, sólo con dos artistas, en el que Cristina Pardo personifica a Esther y yo la acompaño con el oud (láud árabe) y tengo también voz cantante dentro de ella”, agrega el contratenor e investigador de ópera mexicana del siglo XIX y música sefardita, que suele interpretar en fiestas judías.
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Ambos cantantes subrayan que se trata de un universo femenino con raíces judeo-sefaditas-mexicanas.
“Muchas veces se nos olvida que en México hay una comunidad sefardí muy importante”, dice Pool, que destaca la importancia de nuestra cultura sefardita, con escritoras como Nizri o la narradora y ensayista Angelina Muñiz-Huberman o la poeta Myriam Moscona, que publicaron obras como La lengua florida: antología sefardí (FCE, 1989) o el poemario en ladino Ancina (Vaso Roto, 2015), respectivamente.
Pardo recuerda que Nizri es una novelista mexicana que desde hace muchos años reside en San Diego cuya primera novela fue Vida propia, que no obstante se publicó hasta 2002, cuando ella tenía 48 años.
“Nizri ha explorado justo este tema femenino judaico en toda su obra. Tiene otro libro sobre Lilith también (Lilith, la otra carta de dios, Porrúa, 2002, un ciclo de poemas)”, comenta la mezzosoprano.
Ambos explican que para el recital Vida propia musicalizaron piezas tradicionales sefarditas, romances, cantigas, coplas, endechas originales, con la historia que cuenta en la novela Nizri como hilo conductor.
Pool precisa que la música sefardita pertenece a la cultura de los judíos expulsados de la península ibérica por el los reyes católicos Isabel y Fernando en 1492, que se ha preservado a través de los siglos.
“Es cantada en el idioma judeoespañol o ladino. Se puede dividir en varios géneros, los principales son las romanzas y las cantigas; es decir, los romances, que te van narrando una historia, y las cantigas, que son canciones líricas. Hay subseries: coplas, cantigas amorosas, de desamor y de diversos géneros; también hay romances históricos, romances carolingios, sobre el Cid campeador, incluso”, desglosa.
“Nosotros recopilamos varias obras, algunos romances. Por ejemplo, la segunda canción es ‘Arbolera’, un romance que trata acerca de dos esposos, el hombre regresa de la guerra y la mujer le pregunta si ha visto a su esposo, cuando él lo es; al final se reconcilian y se reconocen. El recital empieza con una endecha, que es un canto mortuorio”, añade el musicólogo sobre el recital con cupo para 180 personas.
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Pardo agrega que la música sefardita es para todo público al tener las características de la tradición popular, es muy rítmica y recoge temáticas y sentimientos muy universales, como el amor, el abandono.
En ese sentido, ambos destacaron que desde los años 80 se han formado muchos grupos en México que interpretan esa música antigua y artistas de la comunidad judía han hecho conciertos al respecto; recuerdan que antes en el Palacio de Bellas Artes había festivales internacionales de música sefardita.
“Adaptamos la música a nuestra vocalidad; es decir, hacemos música cantada no como ópera sino como canción de concierto, y gracias a eso descubrimos nuevos colores dentro de la música, a través del idioma, de diversas armonizaciones que se le dan y hemos tenido muy buena recepción”, dice Pool.
Ambos, egresados de la Escuela Superior de Música del INBAL y alumnos del maestro y contratenor Héctor Sosa, se han presentado en este tipo de recitales desde hace años, como cuando cantaron en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2013, que tuvo como país invitado especial a Israel. También interpretaron música sefardita en el auditorio Divino Narciso en el Claustro de Sor Juana.
melc