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El Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) suspendió la maestría de periodismo. La noticia no trascendió por canales oficiales del Centro, sino que se difundió a través de redes sociales por parte de estudiantes y profesores.
La maestría estaba por iniciar clases el próximo lunes. Fue ayer a las 8 horas cuando los profesores recibieron un correo electrónico -cuyo contenido está en poder de EL UNIVERSAL- en el que se indicaba que el curso no contaba con el número suficiente de estudiantes, por lo que se cancelaría por el resto del año.
“Profesores, (...) les hago llegar la información sobre el Proyecto Maestría en Periodismo sobre Políticas Públicas y la resolución del Consejo Académico Administrativo (CAAD), tal y como se resolvió en la junta de profesores del pasado junio. (...)El CAAD rechaza la solicitud en los siguientes términos: Con base en el acuerdo CAAD 3099, mediante el cual se aprobó la Maestría en Periodismo, incluso con la flexibilidad (sic) no contar con (el fideicomiso) overhead, se especifica que el mínimo necesario para la viabilidad financiera del proyecto es por lo menos de 12 alumnos”, se lee en el correo electrónico.
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Esta es la primera vez que se cancela la maestría de periodismo del CIDE. El suceso se da después de que en mayo el director José Antonio Romero Tellaeche -cuyo nombramiento ha sido calificado de ilegal por la comunidad académica- destituyera a Grisel Salazar como la coordinadora académica de la maestría, para nombrar a Ruth Dávila Figueroa como la nueva titular . Entonces, la comunidad estudiantil cuestionó el nombramiento por no cumplir con el perfil.
Andrew Paxman, periodista y profesor de la maestría, dijo en entrevista que hay dos razones por las que se cancela la maestría: circunstanciales y políticas.
“Las circunstancias son la condición de la economía y la pérdida desde hace varios años de becas de fundaciones que ayudaron a sostener el programa. La política consiste en una antipatía del director Romero Tellaeche y del Conacyt—que no ofreció becas a la nueva generación de ingresados— hacia el periodismo que pide cuentas al régimen en vez de alabarlo”, declaró.
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Paxman explica que este contexto propició que sólo 14 candidatos fueran admitidos al curso propedéutico. De estos 14 candidatos, cuatro decidieron retirarse tras ver “indicios de una cooptación ideológica” en la maestría cuando se “impuso” a la nueva coordinadora, “una apologista cuatroteísta de la UNAM sin experiencia en el periodismo ni en el estudio del mismo”, describió el también investigador.
Otro candidato reprobó el propedeútico, dejando nueve estudiantes. “Romero decidió que nueve no eran suficientes para continuar con la maestría, a pesar de que hemos tenido generaciones más pequeñas en el pasado. Un factor más es que Romero se siente muy golpeado por la prensa, así que no todo es una cuestión ideológica”, agrega Paxman.
La noticia no tomó por sorpresa al académico, pues explica que desde la destitución de Salazar se sospechó que “Romero quiso o acabar con el programa o reorientarlo para que fuera una herramienta del gobierno” y que en una reunión que se llevó a cabo en junio, Jordy Micheli, secretario técnico del CIDE, anunció que “probablemente no habría becas de Conacyt”.
Paxman lamenta la situación, pues asegura que no hay otra maestría de periodismo en México que goce del mismo prestigio que la del CIDE, “ni cumple con el mismo papel profesionalizante, ayudando a los periodistas a mejorar su arte”.
Por último, el también doctor en Historia, destaca que, contrario al “falso alegato”, el programa de periodismo del CIDE no es neoliberal, pues cuenta con profesores que “representan todo el espectro ideológico”.
“Unas voces estridentes han popularizado la idea de que cualquier crítica en la prensa al gobierno actual es evidencia de ‘conservadurismo’, llegando el extremo de difundir hashtags como #prensasicaria. Esto tiene el efecto de vilipendiar la profesión del periodismo en general. Así, nuestra maestría se encuentra sitiada en varias frentes”, concluye Paxman.
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