Ya le contamos en esta columna que en Canal 22 existe un déficit presupuestal de 24 millones de pesos y que según el Informe de Labores correspondiente al tercer trimestre del ejercicio fiscal 2021, la televisora no cuenta con “recursos suficientes para cubrir la totalidad de sus compromisos”, es decir, pago de quincenas de diciembre y aguinaldos. Ayer la institución que depende de la Secretaría de Cultura envió a los trabajadores un comunicado para asegurarles que desde hace tres meses se han hecho “gestiones” y que Hacienda ya autorizó los recursos necesarios para cubrir con las obligaciones laborales, pero que están a la “espera” de trámites administrativos. Se les garantizó que sueldos y prestaciones serán cubiertos al 100%, que se harán “a la brevedad”, pero no se les dijo cuándo. Esta columna solicitó información a la Secretaría de Cultura, pero al cierre de la edición no respondió. Por cierto, otros trabajadores que no han cobrado son los de la Fonoteca Nacional , quienes desde el 9 de diciembre hicieron público que no reciben un quinto desde octubre y que no saben si serán recontratados para 2022. Más de una semana después siguen sin respuesta, sin salario y sin certeza laboral. ¿Y la dependencia que dirige Pável Granados? También se le preguntó a sobre esto a la Secretaría de Cultura y al cierre tampoco hubo respuesta.
Lo "incondicional y abierto", según Álvarez-Buylla
Después de que la famosísima sección “Quién es quién en de las mentiras” —cuyo particular modo de ver el mundo presenta cada semana el gobierno de Andrés Manuel López Obrador— negó que la directora del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla, hubiera cancelado el diálogo a los estudiantes del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), la funcionaria ha seguido en su campaña, con entrevistas aquí y allá, para reiterar los dichos del “Quién es quién”. Pero con sus propios dichos ha evidenciado sus contradicciones. Textualmente, en una de las entrevistas asegura que mantiene una “disposición total a escucharlos (a los estudiantes) y a establecer un diálogo incondicional y abierto“, para añadir después que esa labor la encabezará el director del CIDE, José Antonio Romero Tellaeche. ¿Eso es lo que la directora llama “diálogo incondicional y abierto”? Porque el uso de la palabra “incondicional” pareció abrir un camino, pero un segundo después “condicionó” que tal diálogo lo condujera el director, olvidando que la comunidad protesta justo por la designación que ella hizo de Romero Tellaeche. A lo mejor la funcionaria necesita un buen diccionario para aprenderse a comunicar en otro lenguaje, porque una cosa está entendiendo ella y otra el resto de la comunidad científica del país.