Dolores Reyes, la escritora argentina nacida en 1978 que sorprendió al mundo literario, en 2019, con Cometierra, su primera novela donde aborda la desaparición de mujeres y los feminicidios, vuelve, cuatro años después con Miseria (Alfaguara), donde vuelve a hablar de las desapariciones y feminicidios, pero desde los buscadores.
Escritora, profesora, feminista y madre de siete hijos, Reyes regresa tras conseguir que Cometierra fuera traducida a doce idiomas y aclamada como una de las mejores novelas latinoamericanas, recupera a su protagonista, una jovencita que al comer tierra puede adivinar dónde están los desaparecidos, pero que ahora entrenfa a mujeres que lucra con el cuerpo de otras.
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¿Qué te llevó a volver al tema?
Todo, incluso la realidad. Con la pandemia lejos de bajar el índice de violencia contra las mujeres, subió y era más urgente todavía; cuando me angustio mucho, escribo, me descomprime escribir.
¿Volver al dolor de la violencia?
En Cometierra me centré en el dolor de las desaparecidas, aquí quise mirar hacia los buscadores, está toda la gente que busca, los familiares desesperados poniendo fotocopias. Todo eso lo puse en un barrio de Buenos Aires, pero en realidad lo vi en México. Vine por el día de los desaparecidos y al salir a caminar me encontré con los monumentos públicos intervenidos con listas de mujeres desaparecidas y con fotocopias de mujeres; al verlo supe que con esa escena iba a construir algo. De ahí viene la escena donde Cometierra se encuentra todos esos ojos fotocopiados que la interpelan. Sabe que tiene un don que le da una responsabilidad.
¿Volver a comer tierra tiene que ver con ella y su cuerpo?
Tiene que ver con el crecimiento; ella empieza comiendo tierra de la mamá para saber qué pasó con ella, siendo una nena que no sabe lo que va a pasar; ahora es una adulta joven y es mucho más consciente.
¿Querías mirar del otro lado del problema?
Cometierra va descubriendo cosas. Lo que hago siempre es meterme en el personaje, acompañarlo y ver qué se encuentra; en algún momento, se va a encontrar con que no todas las mujeres son sororas, ni compañeras, ni amigas y que hay mujeres muy poderosas que son absolutamente oscuras, que están del lado del lucro de los cuerpos sobre todo de las mujeres.
¿El abuso de una mujer sobre otras mujeres?
No sólo son los hombres que lucran con los cuerpos de las mujeres, aquí hay una mujer súper peligrosa que las daña, así como daña el resto de los cuerpos de las chicas.
¿Insistes en la violencia paramostrar la impunidad?
La realidad nos muestra todo el tiempo lo que nos pueden hacer y que encima no habrá justicia. A veces las sentencias judiciales son un nuevo nivel de violencia hacia las mujeres, son tan despectivas de las mujeres, de su vida, de sus familiares, de los buscadores, la justicia es una cachetada más. Pensando un poco en El invencible de verano de Liliana, de Cristina Rivera Garza, que es un libro que a mí me choqueo directamente, supe que también se puede construir un discurso amoroso en torno a esas mujeres, a quienes eran, dar cuenta del costo humano de la catástrofe que tienen todas las mujeres que nos faltan, frente al desprecio de los discursos del poder.
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¿También mostrar la amistad y el amor entre mujeres?
En todos los espacios políticos hay mujeres que van en contra de la conquista de derechos, que los niegan y se mofan; pero también está trazado el tema de la amistad entre mujeres y las mujeres que acompañan, las redes de cuidado, pero también está lo otro, no es todo maravilloso e idealizado.
El tema de la amistad entre mujeres no lo indague en Cometierra porque ahí era mucho la relación entre hermanos, acá lo pongo en primer plano. Yo crecí escuchando, los varones son las amigos y las mujeres compiten entre ellas, con el tiempo me di cuenta que incluso para la escritura las mujeres fueron fundamentales. Yo no estaría acá sin otras mujeres que me abrieron la puerta, que me enseñaron, que me acompañaron, que me apoyaron y que siguen siendo mis amigas hasta el día de hoy; y me llama la atención que en la literatura no hay tanto escrito sobre la amistad de las mujeres, y tenía ganas de, no solo la amistad de Miseria y Cometierra, que es central, sino la amistad entre mujeres muy distintas, incluso de culturas distintas.
¿Y en la realidad, se avanza en las conquistas de las mujeres?
Sentía que habíamos conquistado derechos, leyes, espacios políticos, construido redes y un montón de cuestiones; sin embargo, no pudimos bajar los niveles de feminicidios, y eso lo vivo como algo lacerante, como una cosa que me interpela, y eso también me hizo escribir; los casos de Cometierra son como más variados, acá me focalice muchísimo en los feminicidios por esta cosa urgente de la realidad. Lejos de bajar, como pensábamos que iba a ocurrir, suben las denuncias por la violencia contra las mujeres, cada vez hay muchas más mujeres que faltan, son desaparecidas y violentadas.