Considerados como una de las , los estromatolitos o microbialitos —estructuras minerales conformadas por miles de cianobacterias que datan de hace 3 mil 500 millones de años— se encuentran en riesgo debido a la destrucción de lagunas y a la contaminación del agua, un tema que se desprende de los desarrollos turísticos, industriales e inmobiliarios en las zonas aledañas donde persisten estas complejas formas de vida.

Un ejemplo es la laguna de Bacalar, en Quintana Roo, afectada por el crecimiento turístico e inmobiliario de los años recientes por la construcción del Tren Maya.

“Con el crecimiento poblacional que se da en todo el mundo y también en Bacalar, y la falta de tratamiento de aguas residuales, el uso desmedido de fertilizantes y ciertos modelos agrícolas, se está afectando la diversidad de los estromatolitos; es increíble constatar que los seres humanos alteramos las condiciones ambientales que llevan a la desaparición de formas de vida”, explica Luisa Falcón, investigadora titular del Instituto de Ecología de la UNAM.

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Estromatolitos de la laguna de Cuatro Ciénegas, Coahuila, donde la extracción de agua amenaza estas formas de vida. Foto: Cátedra Bergaman
Estromatolitos de la laguna de Cuatro Ciénegas, Coahuila, donde la extracción de agua amenaza estas formas de vida. Foto: Cátedra Bergaman

Falcón, quien ha desarrollado parte de su investigación en Bacalar, apunta que actualmente los estromatolitos de esa región están en una disyuntiva, ya que el turismo incrementó recientemente. “Está en discusión la construcción de campos de golf, de pequeños puertos en toda la laguna y de un tren gigantesco que venga y desvíe los flujos de agua. Y dicen que no importa, que se tendrán miles y miles de turistas aunque no se cuenta en Bacalar con los sistemas de tratado de aguas residuales suficientes. No es que no se quiera desarrollo, sino que el punto es cómo construyes y conservas tus ecosistemas”, dice.

El 4 de septiembre, Falcón dictó la conferencia “Buscando la protección de los microbialitos de México”, en El Colegio Nacional, donde apuntó que es necesario una legislación que proteja de forma directa a los estromatolitos del país.

La investigadora señala que la ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente ya menciona el término “microbiano” (de lo que se conforman los estromatolitos) como material y recurso genético, pero falta que se visibilice la importancia de conservar y proteger este recurso “fundamental para el desarrollo biotecnológico, el conocimiento de cómo se originó la vida y de la gran diversidad de metabolismos que ocurren en nuestro planeta”, apunta.

Hasta la fecha, subraya, no hay una ley o decreto que regule la protección de los estromatolitos, por lo que pueden ser afectados por construcciones o por falta de protección a las lagunas y arrecifes.

“Una iniciativa que hicimos para generar conciencia sobre estas formas de vida es proponer, a nivel nacional, el Día de los Estromatolitos, que solo se celebra en Bacalar. Esta iniciativa la propusimos en la Cámara de Diputados en febrero pasado, pero no tengo la actualización si será aprobada”, indica.

La preservación de los estromatolitos es necesaria también para la investigación, ya que son fuentes de información necesarias para entender los procesos de la vida en el planeta. “Hay personas que incluso se han opuesto a su protección porque quieren sacarle hasta el último centavo al desarrollo inmobiliario, turístico o a la agricultura, aunque esto represente lastimar a la salud de cuerpos acuáticos”, expresa.

La investigadora explica que la salud de los estromatolitos es un reflejo de la calidad del agua y del medio ambiente donde se desarrollan. “En Cuatro Ciénegas, Coahuila, también hay microbialitos, pero la extracción del agua de esa zona está en un punto crucial, si secas el acuífero, matas a los estromatolitos y a los agentes microbianos”.

Otro ejemplo de daño es la laguna de Alchichica, en Puebla, donde hay registros de sobre explotación del agua. “En Alchichica también ha habido atrocidades, como alguien que quería poner un hotel y decidió quitar estromatolitos con una excavadora”, señala.

Son temas incómodos que, apunta, es necesario enfrentar para que la protección se decrete, pues en medio de la discusión hay intereses económicos.

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Fragmentos de microbialitos de la laguna de Bacalar. Foto: Arturo Bayona
Fragmentos de microbialitos de la laguna de Bacalar. Foto: Arturo Bayona

“Hablar de la protección de los estromatolitos va de la mano de un buen manejo de residuos, modelos agrícolas sustentables, tasas de deforestación más bajas, que sí, son temas incómodos, pero que si no afrontamos como sociedad ahora, estamos trazando un camino incierto para el futuro de los ecosistemas acuáticos y de nuestra propia salud, que depende de la salud del planeta”, apunta.

Falcón concluye que, de afectarse más la laguna de Bacalar, el agua se cubrirá de algas. “La gente va a Bacalar porque el agua es azul, si tu tienes problemas de eutofrización, que ya se ven en la laguna, la gente deja de ir. Nadie quiere ir a una laguna cubierta de algas, eso le pasa la Riviera Maya, hay montañas de sargazo que huelen a pescado en descomposición”.

Además de su preservación, Falcón apunta que los estromatolitos siguen siendo objeto de estudio, ya que científicos de varios países tratan de develar los procesos en que los estromatolitos capturan carbono. “Los estromatolitos representan comunidades que están capturando carbono y lo están volviendo una roca, el potencial biotecnológico y de cuidado ambiental de conocer estos mecanismos es enorme, y respondería la pregunta básica de cómo le han hecho las bacterias para sobrevivir durante 4 mil 200 millones de años, y cobra más relevancia ahora que el cambio climático es una realidad”, concluye.

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