A finales del siglo XVI, el sevillano Fray Agustín de Farfán publicó su Tratado breve de medicina, donde se reconocía el impacto de dos de las enfermedades virales más devastadoras para la población novohispana. Decía que había dos formas de “viruelas”: unas altas y gruesas, y otras bajas y menudas. “Las primeras son de sangre corrompida, y las otras, son de humor sutil y colérico con alguna mezcla de sangre”, señalaba para diferenciar los dos padecimientos transmisibles de mayor importancia epidemiológica.
Tuvieron que pasar más de 300 años para proclamar el fin de la presencia endémico-epidémica de la viruela, la enfermedad viral que incluso fue clave para la caída del imperio mexica. En 1951 se reportó el último caso en México, pero el sarampión tardó más en dejar de reportar casos endémicos. Su huella sigue alertando al mundo.
Se estima que el sarampión fue causante de 2.6 millones de muertes anuales de 1980 a 1990. En nuestro país, fue justo en este periodo cuando tuvo uno de sus brotes más severos. En 1989 se registraron 89 mil 163 casos registrados y 5 mil 899 defunciones. El último caso de sarampión autóctono se reportó a mediados de los noventa del siglo pasado. Posteriormente, los registros han sido consecuencia de casos importados, pero el hallazgo de cada nuevo caso, significa que el riesgo sigue latente. A principios de este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitieron una alerta epidemiológica de sarampión en la denominada Región de las Américas, ante el incremento de casos a nivel global y la detección de casos importados.
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En México, la alerta epidemiológica más reciente se lanzó el pasado 10 de abril tras confirmarse cuatro casos de sarampión, probables contagios a partir de un caso importado el 14 de marzo. Se trataba de un niño de menos de dos años, originario de Rumanía y residente en Hungría, que en los últimos meses había viajado por Francia y Gran Bretaña antes de llegar a Ciudad de México.
Desde hace poco más de una década, los casos de sarampión empezaron a cobrar fuerza a nivel mundial hasta materializarse con una cifra del año pasado que alarmó al mundo: en 2022 se registraron alrededor de 900 casos en la Unión Europea, pero al año siguiente se multiplicaron a 30 mil. Las bajas tasas de vacunación durante la pandemia contribuyeron a acelerar los casos, sumado a que la gente volvió a movilizarse globalmente y los virus han demostrado ser los compañeros de viaje más fieles.
Otra realidad que ha aumentado la vulnerabilidad en México, son cuatro años de suspensión de campañas nacionales de vacunación y graves recortes en salud. Ante las evidencias, finalmente el gobierno federal puso en funcionamiento la Campaña de Recuperación de Coberturas de Vacunación, donde se pone énfasis en la prevención de sarampión, rubéola y poliomelitis. Se anunció la cifra de nueve millones de dosis disponibles.
Anatomía del enemigo
El sarampión es causado por un virus del género Morbillivirus y de la familia Paramyxoviridae, que se caracteriza por ser muy contagioso. Alguien enfermo puede contagiar hasta a 16 individuos. El sarampión afecta sobre todo a los niños y se transmite por gotículas procedentes de la nariz, boca y faringe de las personas infectadas. Los síntomas iniciales, que suelen aparecer entre ocho y 12 días después de la infección, son: fiebre alta, rinorrea, inyección conjuntival y pequeñas manchas blancas en la cara interna de la mejilla.
Varios días después de las primeras evidencias aparece un exantema que comienza en cuello y se extiende al resto del cuerpo. El tratamiento sólo se enfoca en la sintomatología y la mayoría de los pacientes se recuperan en 2 o 3 semanas, pero pueden seguir contagiando durante los 21 días y causar complicaciones graves, sobre todo en personas con malnutrición e inmunodeprimidos. La alerta de un caso debería implicar la vacunación de los contactos del sospechoso y seguimiento de casos probables.
Según datos de la OMS, la cobertura de vacunas contra el sarampión disminuyó de forma sostenida desde el comienzo de la pandemia de Covid-19. Se calcula que en el mundo alrededor de 40 millones de niños no recibieron su dosis de la vacuna, lo que supone un número sin precedentes: 25 millones de niños no recibieron su primera dosis y otros 14.7 millones no recibieron la segunda. Este descenso supone un importante retroceso en el avance mundial hacia la eliminación del sarampión y deja a millones de personas expuestas a la infección.
A pesar de que el sarampión es uno de los virus humanos más contagiosos, se puede prevenir casi por completo mediante la vacunación. Se necesita una cobertura del 95% de dos dosis de vacunas para crear una inmunidad de grupo. La doctora Rocío Paniagua, académica de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza de la UNAM, señala que estamos en un escenario preocupante, pues la vacunación ha descendido con registros del 76% para 2023. “El rezago, derivado de diversas situaciones, es alarmante”, dice y enfatiza la importancia de las campañas de vacunación para subir las cifras y hacer frente adecuadamente al virus. Paniagua dice que no se debe olvidar que el virus puede tener hasta 10% de letalidad.
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La vacuna triple viral o SRP está hecha de virus vivos atenuados y actúa con gran efectividad contra el sarampión, la rubéola y la parotiditis. Actualmente se aplica en dos dosis: al año de edad y seis meses después, la segunda dosis. “En términos generales se debería también poner refuerzo a otro grupo poblacional que tiene mayor riesgo de enfermarse: los adolescentes”, señala sobre la consideración de aplicar también otra dosis al grupo de 10 a 19 años.
Respecto al grupo de los adultos, señala que para las personas que en la actualidad tienen más de 35 años se considera que tienen inmunidad, ya sea por aplicación de la vacuna o por contacto con la enfermedad en una época de gran presencia del virus. Paniagua apunta que la única restricción para la aplicación, sería en las mujeres embarazadas, pero es importante no dejarse llevar por algún otro tipo de información, pues el impulso global de los grupos anti vacunas, también ha tenido impacto en nuestro país.
Alerta y toma de decisiones
En una reciente conferencia convocada por la UNAM, llamada ¿Qué hay con el aviso epidemiológico hecho por la Secretaria de Salud Federal sobre el sarampión?, una de las especialistas convocadas, la doctora María Guadalupe Miranda, señalaba que es importante no olvidar que esta enfermedad considerada en general benigna es potencialmente grave y en la región ya no se han logrado alcanzar las coberturas del 95% que hacían escudo contra el virus en otros tiempos. “Hay una complicación que se puede presentar hasta siete años después que se sufrió la infección y es la panencefalitis”, afirma respecto a un trastorno cerebral progresivo, debilitante y mortal relacionado con la infección del sarampión.
“En México la vacuna contra el sarampión se aplica desde 1970 y en el 98 fue sustituida por la triple viral. En el 2000 se incorporó para niños mayores de diez años o adultos con esquema previo nulo o incompleto”, comenta que el problema es que no hay uniformidad en la administración de la primera y segunda dosis, por lo que una proporción de los niños se vuelve susceptible. Actualmente hay 105 casos importados en la región; cuatro confirmados en México, pero también está el reporte en el país de 859 casos estudiados por enfermedad exantemática.
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“Los vacunados antes de los 90, sólo recibieron una dosis a los nueve meses por lo que bajan sus anticuerpos y ahora son más susceptibles a la enfermedad. En el brote que se presentó en el país en 2020 se vio que los infectados eran personas sin ninguna vacuna, pero también había un porcentaje de casos que ya habían bajado sus niveles de protección”, específica y agrega que aunque actualmente no se puede decir que haya un brote, es preciso subrayar que hay casos y se deben hacer los seguimientos necesarios.
En México, el sarampión dejó de ser endémico hace más de 20 años. Miranda explica que un caso endémico es el caso que forma parte, mediante una cadena de transmisión local, y se mantiene en un mismo genotipo. “Quiere decir que es cuando ya está en la población y circula en ella. El caso importado está asociado a la transmisión fuera del país”. El último caso de circulación autóctona fue identificado en 1997, pero hubo un brote en 2020 y desde entonces la identificación y seguimiento de casos se ha vuelto un reto constante para impedir el regreso del virus. El llamado internacional es muy claro: para mitigar el riesgo de brotes, los países y las partes interesadas de ámbito mundial deben invertir tanto en campañas de vacunación, como en sistemas de vigilancia sólidos.