Luego de que Brenda Lozano explorara en “Brujas” la violencia de género que aqueja a México, pero también mostrara las múltiples formas de ser mujer y vivir la sororidad, en su “Soñar como sueñan los árboles”, nueva novela, la narradora y ensayista plantea dos historias paralelas protagonizadas por dos mujeres y contadas por una narradora mujer, mexicana, en las que apunta y cuestiona los mandatos sociales que imperan sobre la mujer.
“Esos mandatos sociales nos exigen muchas cosas a las mujeres, entre ellas, por ejemplo, ser madres”, asegura Lozano, quien agrega que “todas las exigencias van en torno al ser mujer, al ser buena pareja, buena esposa, siempre tener buena pareja, si no ¿qué eres?: una madre soltera, como si fuera un estado civil”, afirma la escritora que forma parte de los escritores reunidos en Bogotá 39, los autores más destacados de Latinoamérica.
En "Soñar como sueñan los árboles" (Alfaguara, 2024), Lozano hace cruzar la vida de Gloria Felipe y Nuria Valencia quienes ven entrelazados sus caminos por el robo de una niña de dos años. El robo, que cimbra a la sociedad mexicana de la década de los 40 del siglo pasado, es relatado desde la mirada de la década de los 20 del siglo XXI, por una narradora.
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“Me interesaba el ángulo de la familia que pierde a la hija, a quien se la roban o secuestran, y cómo lidian con ese dolor; quería, sobre todo, centrarme en el personaje de la madre de esta niña, Gloria Felipe; la madre tiene cinco hijos, la niña es la quinta hija, la más pequeña, pero ante la ausencia de la niña todos sus hijos pasan en paquete al segundo plano y lo que más importa es encontrar a la niña que le quitaron. Por el otro lado está la historia paralela de Nuria, que es una mujer que desea ser madre y sobre quien pesa un sistema mucho más grande que ella”, afirma Lozano.
Ella quería explorar los mandatos de la maternidad y al mismo tiempo explorar muchos otros temas relacionados con el ser mujer, “pero en otra época, haciéndome preguntas desde el presente”. Así, hay en la historia otras mujeres que representan las posibilidades de la rebeldía y la autodeterminación que a mediados del siglo pasado fueron abriendo las mujeres para las generaciones posteriores, impactan incluso a las mujeres de este siglo.
“Por eso quise ir con una narradora que está en el presente y que es una narradora omnisciente, una voz con una mirada muy femenina, eso es algo que me importaba muchísimo que así fuera, porque el constructo generalmente de la voz narrativa en tercera persona históricamente ha sido muy cargada a una idea muy masculinista del cómo contar historias, de quién ordena las cosas, cómo las ordena, cómo las jerarquiza”, dice la también autora de “Todo nada” y “Como piensan las piedras”.
En esta historia, Brenda Lozano se planteó la idea de explorar cómo pueden ser contadas las historias desde otros lugares y desde otras perspectivas, “¿qué pasa si ese narrador es una narradora que tiene un cuerpo que menstrua, que cambia de humores y que además es mexicana?, es decir, que tiene un cuerpo y que no solo es una voz hiperracional que sabe todo de la historia, sino más bien, que tiene un cuerpo y es un cuerpo de una mujer y ver cómo nos cruzan las historias en nuestros cuerpos o cómo las atraviesan”.
Desde esa otra perspectiva, la escritora habla de la maternidad como ausencia en ambas historias, con sus propios dolores y deseos; muestra cómo se va manejando y cómo se van acomodando y desacomodando estas dos historias que se vinculan y entrelazan.
Más allá de la trama y la temática, “Soñar como sueñan los árboles” fue para Brenda Lozano una novela “muy solar”, pues no sólo la escribió casi de un tirón, sino que su escritura le permitió salir de un periodo muy oscuro que vivió en el año 2021.
“Ese año fue para mí un año muy muy difícil en muchos sentidos, necesitaba ya realmente abrirme un espacio creativo para sobrevivir en medio de tantísimas cosas que necesitaba trascender. El 22 de enero de 2022 es el día que yo empecé a escribir esta novela, puse la fecha como un momento muy feliz, la historia arranca ese día en el que yo empiezo a escribir, y realmente salió rápido, salió verdaderamente veloz, la primera parte casi siempre la escribo de sopetón, creo que en unos dos o tres meses escribí las primeras 80 páginas, luego fue el trabajo de revisar, cambiar, crecer la historia muchísimo, corregir, quitarle un montón de otras cosas”, cuenta.
Esta novela la escribió tras el año en el que sobrevinieron para Brenda Lozano varios momentos terribles, entre ellos, una avalancha de agresiones en redes sociales tras ser designada agregada cultural de México en España, que padeció en medio de una crisis desatada en la Dirección de Diplomacia Cultural en la Secretaría de Relaciones Exteriores, y cuyo nombramiento tiró el presidente Andrés Manuel López Obrador quien cuestionó cómo alguien que no está de acuerdo con el proyecto de la Cuarta Transformación representaría a México en España.
“Fue (un periodo) horrible, horroroso, en muchos muchos sentidos: familiares, personales, ya ves que luego hay años en la vida que se te juntan varias cosas, y una más fuerte que la otra, y creo que fue mi caso. No estoy hablando únicamente de un solo evento, o sea, realmente fueron varios, yo ya no veía la luz y curiosamente esta novela, para mí, fue la luz, fue decir: el espacio creativo sirve para transformar muchos otros dolores, que es mi caso, lo necesito mucho y la verdad es que como dicen, cuando la noche se pone más oscura es porque va a salir el Sol, entonces yo también creo que ya estaba muy necesitada del día después de tanta oscuridad, y ciertamente esta novela ha sido muy muy solar para mí”, concluye.
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