A medio camino de la recomposición del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Río de Janeiro, cuyo acervo fue consumido en 2018 por un incendio, Brasil se enfrenta a otro golpe a su patrimonio: el 8 de enero, bolsonaristas radicales causaron disturbios y daños en el Palacio de Planalto, en el Congreso Nacional y en la Corte Suprema, sedes de los tres poderes del país ubicadas en Brasilia, ciudad con declaratoria de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Miles de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro se dieron cita en los edificios de mármol blanco, diseñados por el arquitecto brasileño y ganador del Premio Pritzker, Oscar Niemeyer y con la planeación del urbanista Lúcio Costa.
El asalto fue un intento de golpe contra el gobierno del presidente reelecto, Luiz Inácio Lula da Silva. Los disturbios duraron cuatro horas, tiempo suficiente para dejar daños que iban más allá de pintas y vidrios rotos.
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Además, en la relatoría se explica que en estos edificios se exhiben acervos compuestos por cuadros, esculturas, murales, protegidos y administrados por diferentes órganos. En este conteo inicial se registraron daños en al menos 18 obras de arte. Algunos de estos casos podrían no tener reparo.
“Hay piezas que corren riesgo de perderse, como el reloj hecho por Balthazar Martino, relojero del rey de Francia Louis XIV. Sólo hay dos de su tipo, el otro se encuentra en el Palacio de Versalles. Esto dimensiona la gravedad de lo que ocurrió el 8 de enero”, explica a EL UNIVERSAL Valéria Brestas, editora de Finanzas del periódico Estadão, el segundo más importante de Sao Paulo.
El cuadro As Mulatas, de Emiliano Di Cavalcanti, también sufrió daños. El lienzo fue perforado posiblemente con una piedra, estima el IPHAN en el reporte.
El precio estimado de este lienzo es de poco más de 28 millones de pesos.
Esas fueron dos de las piezas que más atención han recibido por parte de los medios. Sin embargo, en la relatoría preliminar se indica que estos bienes muebles también sufrieron daños:
Los edificios también albergan obras de arte integrado, como murales, paneles y vitrales.
Durante el asalto, algunos que están hechos con vidrio sobrevivieron la inconformidad de los bolsonaristas sin tener algún rasguño, como el caso de los vitrales de la artista Marianne Peretti, ubicados en la Cámara de Senadores y en la de Diputados.
Aunque Muro escultórico y Panel Ventania, del artista Athos Bulcão, no corrieron con la misma suerte.
El Instituto Nacional de Historia y Patrimonio Artístico visitó el lugar de los hechos el 10 y 11 de enero y en su relatoria aclara que casi todos los bienes culturales ya habían sido retirados por la Cámara de Diputados y el espacio ya había sido limpiado.
Afectaciones por fuego y agua
Además de las piezas y la fachada de los edificios, el Instituto también registró daños en los acervos de dos museos que se encuentran al interior del conjunto. El primero está en el Palacio del Tribunal Superior Federal, donde parte de su acervo “se mojó por la activación de rociadores”, mientras que otras piezas estuvieron expuestas al fuego y al agua, por lo que sus “daños podrían ser irreversibles”. Por otra parte, el Museu da Cidade tuvo afectaciones al interior y al exterior. Su revestimiento de granito fue desprendido, aunque las puertas, los muros y el busto de Juscelino Kubitschek (expresidente de Brasil) no tienen afectaciones. Pero al interior, las vitrinas y fichas informativas fueron destruidas. Varias de éstas últimas fueron arrancadas dejando daños en el revestimiento de mármol. Además, los baños estaban inundados.
Los costos
“El valor de lo que fue destruido es incalculable por toda la historia que representa”, dijo en un comunicado Rogério Carvalho, curador de los edificios de Presidencia de Brasil, el pasado 9 de enero. Carvalho explicó que la colección de obras representa a todos los presidentes y que “desde un punto de vista artístico, Planalto (las oficinas de la Presidencia) ciertamente tiene una de las colecciones más importantes del país, sobre todo del modernismo brasileño”, agregó.
Las primeras reacciones del gobierno de Brasil vinieron de la ministra de Cultura, Margareth Menezes, quien expresó unas horas después que:
“Es espantoso todo lo que hemos estado viviendo desde los ataques terroristas de ese domingo en Brasilia”, que “es patrimonio histórico material e inmaterial de Brasil”, agregó Menezes.
Por su parte, la Abogacía General del Estado brasileño (equivalente a una Procuraduría General), estima que costaría poco más de 18 millones de reales. Mientras tanto, ya solicitó a la Justicia el bloqueo de 6.5 millones de reales en activos de 52 personas y siete empresas que supuestamente financiaron el asalto. Lo embargado se destinaría para “reparar los daños causados por la depredación de patrimonio público, en caso de una posterior condena”.
Aunque aún es difícil tener una cifra cerrada sobre el costo de las restauraciones, el gobierno brasileño ya planea tomar los fondos del Ministerio de Cultura, del fondo de emergencia que pone a disposición la UNESCO, donaciones de empresas privadas, del embargo y multas a personas y empresas que se encuentren culpables por los hechos.
En el documento del Instituto Nacional de Historia y Patrimonio Artístico no se hace mención a los seguros que cubren al patrimonio. Al preguntarle a Bretas si se sabe si las piezas contaban con seguro, dice que no sabe. Sin embargo, la especialista en finanzas dijo que “el que se esté buscando crear un fondo común con donaciones hace pensar que no todas las piezas estaban aseguradas. La pérdida financiera es una locura”.
Un largo camino
El daño al patrimonio artístico brasileño ocurre en los inicios de la recuperación del sector cultural, pues durante el gobierno de Jair Bolsonaro esta área fue abandonada, explica Bruna Monteiro, editora en jefe del sitio web de noticias UOL. También describe que el actual panorama en Brasilia es que Da Silva y el resto de los trabajadores del gobierno regresaron a trabajar a las oficinas al día siguiente del asalto. Y aunque los escombros ya han sido limpiados, el Instituto Nacional de Historia y Patrimonio Artístico aún tardaría meses en continuar con las evaluaciones de los daños.
El Instituto plantea en su relatoría proyectos a mediano plazo, como la restauración del Muro Escultórico, de Athos Bulcao, y un mapeo de los daños del Panel Ventania, también de Athos Bulcao. A largo plazo se espera recuperar las áreas de mármol en el exterior, recomponer las fachadas y restaurar el Panel Ventania. Sin embargo, no se ha establecido una fecha estimada o un lapso de tiempo para esos trabajos.
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