El confinamiento y el trabajo en casa llevó a Boligán, el dibujante e ilustrador de origen cubano, a diseñar junto con su hijo, David Boligán García, su nuevo libro: Streamink, publicación de 160 páginas a todo color que tiene como línea central las sociedades y las nuevas tecnologías; pero también lo llevó a plantearse con mayor consciencia los pros y los contras que traen consigo las redes sociales. “Por un lado nos dio más libertad a los caricaturistas y a los periodistas, pero por otro lado, a veces, nos convierte en focos de atención y de linchamientos mediáticos porque a la gente le cuesta diferenciar la noticia informativa seria de la noticia que es pura desinformación”.
El artista nacido en Cuba, en 1965, hace justo 30 años llegó a México para participar en una exposición en el Museo de la Caricatura. Del aeropuerto, con maleta en mano y su carpeta de dibujos bajo el brazo, llegó a EL UNIVERSAL acompañando a Kemchs, quien debía entregar su colaboración. Ese mismo día conoció en la sección cultural a Paco Ignacio Taibo I, quien le echó un vistazo a sus dibujos y le pidió algunos “para publicarlos luego”; a la mañana siguiente, Boligán vio su trabajo publicado.
Desde entonces han pasado 30 años, cientos de cartones publicados en diferentes secciones del periódico: Cultura, Deportes, Información general y muchas otros para ilustrar reportajes, hasta llegar a Opinión, donde es uno de los caricaturistas principales. Ángel Boligán Corbo ha ganado más de 190 premios internacionales, realizado infinidad de exposiciones individuales y colectivas, ha publicado siete libros; fundó la Agencia Cartónclub, Club de Caricatura Latina, y obtuvo el Premio La Catrina, que otorga la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
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Boligán acaba de publicar Streamink, un libro que reúne 127 de sus cartones divididos en ocho capítulos que van de los Celulares, a las Redes Sociales, el Humor, el Amor, el Acoso, el Futuro (o presente) y, por supuesto, el Covid-19.
A propósito de la publicación de este libro que ha subido a Amazon bajo demanda —en versión español e inglés y en edición pasta blanda y pasta dura—, Boligán habla de los pros y los contras de las redes, de los linchamientos que ahí son comunes contra los periodistas, de la cotidianidad y de las sociedades que retrata en su obra y en esta serie que él denomina “Dibujos sobre nosotros mismos”, donde está reflejada la era digital y los efectos de la extensión de nuestra realidad al mundo digital.
¿El periodismo vive tiempos difíciles?
¿Campañas de desinformación y contra la libertad de expresión?
Hay muchas noticias falsas, sin verificar la fuente, hay quienes empiezan a correr la noticia falsa, los comentarios sobre un periodista o un caricaturista y eso se vuelve un linchamiento en los medios, es un peligro porque está al alcance de todos y cualquiera puede escribir y crear una campaña y ya sabemos que las campañas, aunque después se descubra que son falsas, siempre siembran la duda.
"Las redes sociales son instrumento que está al alcance de todos y creo que habrá que trabajar mucho para mostrar que no todo lo que aparece on line es información seria”
¿Los periodistas como objetos de ataque?
Sí, estamos en medio de una avalancha un poco peligrosa, hemos ganado mucho espacio nosotros los caricaturistas y periodistas porque tenemos inmediatez, tenemos alcances más largos, llegamos a más personas, pero enfrentamos la deshonestidad y las malas intenciones tienen la misma herramienta, hay linchamientos mediáticos a los periodistas y eso es muy peligroso en el mundo de la virtualidad, que puede llegar por desgracia a lo personal. Qué bueno ver en vivo hechos como la guerra de Rusia contra Ucrania, pero me asusta que se vuelva tan normal y que se vuelvan descalificaciones sin escrúpulos, sin análisis.
¿En tus dibujos hay un interés por sacudir a la conciencia?
Cuando hago dibujos, yo digo que yo no tengo la razón, simplemente doy una opinión y muchas veces lo que hago es mostrar evidencias sin siquiera tomar una posición, es simplemente una denuncia, una evidencia de algo que veo y eso me cuesta trabajo porque he encontrado situaciones, por ejemplo de la política, donde no pretendo que sean absolutas, sino movernos dentro y confrontarnos.
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¿Vivimos en una era digital súper violenta, en la que están los asesinatos a periodistas?
¿Tus ilustraciones son espejos de quiénes somos?
Mis dibujos, por lo general, inclusive en el diario EL UNIVERSAL, dónde se publica el 98% de mi trabajo, y que es mi espacio de opinión, trato de hacer una especie de crónica gráfica del mundo que nos ha tocado vivir, de esta era loca, tecnológica, de una manera jocosa, divertida, nostálgica o despiadada, donde retrato la situación humana, el comportamiento humano ante toda esta avalancha que vamos teniendo. El tema tecnológico es uno de los que más trabajo, de hecho tenía más de 200 dibujos sobre estos temas, sobre las nuevas tecnologías, los teléfonos inteligentes, todos estos artilugios de la modernidad que paradójicamente son para comunicarnos, pero que también amenazan con incomunicarnos.
¿Son tal cual: “Dibujos sobre nosotros mismos”?
Mi intención con los dibujos es hacer editoriales, pero no lo tradicional, que es criticar al Presidente, al político en turno y dibujarlo y burlarnos de ellos, sino más bien que nos vemos a nosotros mismos, que cuando veas un dibujo te identifiques y te provoque una sonrisa, pero también una reflexión, porque estamos llenos de absurdos y la sociedad siempre está llena de situaciones y de reglas y de cosas que no tienen mucho sentido, entonces yo quiero evidenciarlas, retratarnos a nosotros mismos, creo que puede ser más efectivo que reírse de un político porque también se ríen de lo que hacen y no pasa nada.