Luego de cinco años de ausencia por la pandemia y sus complicaciones, vuelve la Bienal Fronteriza/Biennial Border, encuentro de arte contemporáneo, a sus sedes en el Museo de Arte de Ciudad Juárez (MACJ) y el Museo de Arte de El Paso (EPMA, por sus siglas en inglés), en Texas.

Su regreso trae consigo nuevas oportunidades para los jóvenes artistas de la región.

Este año la exposición tiene como tema principal la identidad en la frontera y muestra obras de 50 artistas fronterizos que fueron seleccionadas por Claudia S. Preza, curadora del Museo de Arte de El Paso, Edgar Picazo Merino, director de la galería Azul Arena, en Ciudad Juárez, y la artista Jazmín Ontiveros Harvey.

En los años de ausencia de la Bienal, Preza identificó un cambio en los temas de interés entre los artistas de la región y por eso dejó que en esta edición, los artistas decidieran qué significa para ellos la identidad: “En 2018 (la última edición de la Bienal Fronteriza) noté que se abordó el lado más político de la migración. Aunque los temas políticos siguen, creo que actualmente los artistas se movieron para explorar otros aspectos superficiales de la frontera, como la identidad, qué significa para ellos ser artista en esta zona y esta idea de pertenecer a dos lugares, pero al mismo tiempo a ninguno”.

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La bienal en el Museo de Arte de El Paso abrió hace un mes, mientras que en Ciudad Juárez se inaugura este fin de semana. Foto: Museo de Arte de el Paso (EPMA)
La bienal en el Museo de Arte de El Paso abrió hace un mes, mientras que en Ciudad Juárez se inaugura este fin de semana. Foto: Museo de Arte de el Paso (EPMA)

En este ejercicio de definir el significado de identidad para un fronterizo, los artistas encontraron un espacio para hablar de sus diferencias y similitudes, en un lenguaje en común. Por ejemplo, Christian Diego Diego, director del MACJ, destaca la dinámica que hay entre los artistas de la zona, se cruzan con facilidad para ver el arte de aquí y el de allá. Sin embargo, señaló que la mayor diferencia entre los artistas al cruza la línea es la disparidad económica. Diego Diego explica que mientras los artistas mexicanos se enfocan más en colaborar con colectivos y asociaciones civiles para hacer arte, en Texas interesa más la producción de la obra.

“Acá es más social, y en El Paso este tema no se demerita, pero sí se ve más una preocupación en la producción artística, es decir que las piezas tengan un realce. Sí hay una diferencia entre lo que se produce de un lado y lo que se produce en otro. Algunos artistas (mexicanos) se cruzan para comprar materiales, hay otros que no pueden cruzar, pero sí su obra. De eso se trata la Bienal, de desdibujar esos conflictos fronterizos por medio del arte”.

Otro ejemplo de las diferencias que hay entre los territorios se puede ver en la obra de Plutarco Zazueta (Tijuana, 2001), que presenta Dualidad de la narcocultura, un libro visual montado en un acordeón que muestra las dos perspectivas de la narcocultura: en EU es un producto de entretenimiento (plasmado con la técnica de serigrafía, que hace alusión al arte pop estadounidense), mientras que en el lado mexicano propicia la violencia, desapariciones y asesinatos (representado con la técnica de grabado, típica de México). Zazueta señala que para él es importante tener espacios como la Bienal, pues el arte nacional está centralizado. “Acá en el norte no es común que haya eventos (culturales) con tanto alcance; el arte y su formalización todavía es muy nuevo acá”, declara.

Daniela Chaparro (El Paso, 1998) presenta cuatro pinturas de escenas típicas de Ciudad Juárez. Tras mudarse a Indiana (EU), la artista comenzó pintando la faceta violenta de Ciudad Juárez para dar visibilidad al conflicto que la atravesaba, sin embargo, la nostalgia de dejar su hogar la hizo cambiar de giro y comenzó a representar la cotidianidad de la ciudad mexicana, que en sus detalles se encuentra el contexto político y social.

Daniela Chaparro muestra escenas típicas de Ciudad Juárez con las que busca transmitir la nostalgia que siente tras dejar su hogar. Foto: David David, Museo de Arte de el Paso (EPMA)
Daniela Chaparro muestra escenas típicas de Ciudad Juárez con las que busca transmitir la nostalgia que siente tras dejar su hogar. Foto: David David, Museo de Arte de el Paso (EPMA)

La pintora explica que su obra tiene que ser explicada cuando se exhibe en otros contextos fuera de la frontera, pero que en la Bienal encontró un espacio en el que es comprendida: “Por primera vez tuve oportunidad de presentar mi trabajo con la audiencia de la frontera y por primera vez tuve conversaciones con personas que entendían mis pinturas. Hasta entonces, no tenía idea del alcance que estaba logrando mi arte. Estar finalmente en mi comunidad fue muy bonito, antes me había sentido muy aislada”.

Quienes también abordan el tema del hogar y el paisaje fronterizo son Mónica Arreola (Tijuana, 1976) y Nereida Dusten (Hermosillo, 1992), quien radica en Rosarito. Arreola presenta dos videos de su serie Una isla vacante, que fueron realizados con Inteligencia Artificial y muestra las casas abandonadas que se construyeron en la periferia de Tijuana, para vender a las personas que buscan una mejor vida en el norte o a las que buscan una vida más barata en el sur, pero nunca se ocuparon por la ola de violencia.

“La Bienal me parece interesante porque permite reflexionar más sobre tu obra de la frontera y acercarte a la obra de otros artistas que viven la frontera de otra forma”, dice Arreola sobre el aporte de la Bienal en la comunidad.

A través de la técnica del collage y bordado, Dusten muestra en sus series Delimitación de un paisaje y Límite de una existencia la vista con la que crecen las personas en la frontera: el muro, alambres de púas, y personas cruzando o siendo deportadas. “En estas situaciones, ¿qué pasa con el hogar?”, se cuestiona la artista.

“El haber sido seleccionada me hace sentir que mi trabajo está teniendo un impacto. Este tipo de eventos te da confianza como artista. Una Bienal siempre será importante y es algo que siempre estamos buscando para nuestro curriculum”, afirma Dusten sobre el impacto de la Bienal en su carrera.

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En Delimitación de un paisaje y Límite de una existencia, Nereida Dusten ilustra la vida entre los alambres de púas y muros de la frontera. Foto: Nereida Dusten
En Delimitación de un paisaje y Límite de una existencia, Nereida Dusten ilustra la vida entre los alambres de púas y muros de la frontera. Foto: Nereida Dusten

Casi no llega a Juárez

La Bienal Fronteriza destaca por su carácter binacional. Desde que se fundó en 2008, ha realizado sus exhibiciones de forma simultánea en Ciudad Juárez y en El Paso. Sin embargo, en esta edición estuvo a punto de romperse esta tradición, pues la convocatoria sólo fue publicada por el museo texano durante el verano y la participación del Museo de Arte de Ciudad Juárez se confirmó hasta noviembre. Por eso las inauguraciones de las exposiciones fueron desfasadas; en Texas abrió el 15 de diciembre, mientras que este fin de semana inaugura en Ciudad Juárez. También por esta razón la versión juarense cuenta con menos artistas participantes que la de Texas, tiene 35 de 50, pues hasta noviembre el Museo de Arte de El Paso preguntó a los artistas si querían enviar más piezas para exponer en México. Al respecto, el director dijo:

“Sacar la convocatoria es un proceso lento y minucioso del lado mexicano, se tiene que elaborar por medio de un carácter jurídico y los tiempos en los que el Museo de Arte de El Paso había seleccionado para la bienal no compaginaban con los del Museo de Arte de Ciudad Juárez. Al final se logró encontrar un nicho en el que la Bienal pudiera abrir en Ciudad Juárez un mes después de que abrió en Texas. Más que nada tuvo que ver con esta restructuración del Museo de El Paso y también que el Museo acá en Ciudad Juárez depende mucho de cuestiones a nivel federal y que también celebró su 60 aniversario, que ya lo teníamos planeado”.

Sobre el financiamiento de la Bienal, el director señaló que el museo contó con recursos del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, como corresponde por formar parte de su red de museos, aunque no pudo dar una cifra. Aclaró que el Museo de Arte de El Paso contó con su propio financiamiento (por parte de Mellon Foundation y el Departamento de Asuntos Culturales de El Paso). Sin embargo, la curadora señaló que se apoyó al MACJ “con varios elementos de la exposición en Juárez, como apoyo en el almacenamiento de arte y materiales (como pintura, vinilos, gráficos, impresiones, etc.)”. Preza agregó que celebra que continúen los apoyos entre los dos museos.

La Bienal Fronteriza estará en exhibición hasta el 14 de abril.

Mónica Arreola, quien ha trabajado el formato de fotografía, optó por intervenir sus imágenes con Inteligencia Artificial. Foto: Mónica Arreola
Mónica Arreola, quien ha trabajado el formato de fotografía, optó por intervenir sus imágenes con Inteligencia Artificial. Foto: Mónica Arreola
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