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Una nueva exposición en Berlín sobre el movimiento Bauhaus , del que se cumplen ahora cien años, muestra sus paralelismos en otros países, como México o Brasil, y plantea un debate sobre la apropiación cultural europea.
Tapices con inspiración obtenida en Perú, Ecuador y Bolivia; vasijas con referentes procedentes de México y la proyección de documentales sobre artesanos de Brasil protagonizan por ejemplo el capítulo “Aprendiendo de”, que se expone desde hoy en el Haus der Kulturen der Welt de la capital alemana.
Esa parte de la exposición -titulada Bauhaus Imaginista -, pone el foco en el debate sobre el concepto de la “apropiación cultural” europea, la adopción de elementos culturales por parte de miembros de otra cultura, con obras del pintor Paul Klee que presentan rasgos de su paso por el Norte de África .
Allí también se pueden ver fotos de los ejemplares de terracota mexicanas que el artista Josef Albers mostraba en las clases que daba en Estados Unidos, adonde emigró en 1933, en un ejercicio pedagógico que "hoy estaría prohibido”, comentó el comisario de la muestra, Grant Watson.
En una de las paredes se exhibe el documental de la brasileña Lygia Pape “A Mao do Povo”, de 1975, y a escasos metros una mesa presenta artículos que escribió en periódicos de su país la arquitecta Lina Bo Bardi en 1958.
En otra esquina cuelgan las telas de más de dos metros de la artista estadounidense Sheila Hicks , con colores y diseños que muestran la influencia que aprendió de tejedores de Bolivia, Ecuador y Perú.
La exposición aborda el arte de las escuelas de vanguardia en India y Japón como "historias paralelas de las modernas reformas educativas" propiciadas por la Bauhaus.
Además, explicaron sus organizadores, rastrea el estudio de las formas artesanales pre-modernas del movimiento y de sus estudiantes en el exilio en Norteamérica y Centroamérica, "así como su politización en el México postrevolucionario, el Marruecos independiente y en Brasil.
Muestra además el traslado de diseños de la Bauhaus en China, Nigeria y la Unión Soviética, así como el uso innovador de los nuevos medios de aquella escuela y su impacto en el arte y la cultura pop hasta la época actual.
La escuela Bauhaus , cuya fundación conmemoran este año diversas exposiciones y actos en toda Alemania, tuvo una breve historia pero propició una revolución en el arte, el diseño y la arquitectura.
Fue considerada una institución de izquierda e internacionalista, rechaza por los partidos de derechas. En 1925 la escuela, que sufrió un recorte del 50 por ciento de su presupuesto por parte del gobierno regional conservador de Turingia, dejó Weimar y se trasladó a Dessau.
La muestra que hoy se abre comienza con el capítulo “Corresponding with” en el que muestra las similitudes de Bauhaus con las escuelas de diseño de Japón. Las esferas amarillas y azules del pintor Takehiko Mizutami (1927) cuelgan en una de las paredes.
Otro de las secciones se fija en la evolución del diseño bajo exigencias políticas, culturales y sociales, bajo el nombre “Moving Away”.
Allí se puede observar una instalación que alude a la Unión Sovietica : unos vasos de cerveza y espejos de tocador, la maqueta de un edificio de estilo soviético del que salen dibujos con tractores y caricaturas de trabajadores.
El cuarto y último capítulo se denomina “Still Undead” y exhibe ejemplos de las culturas de posguerra en Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania: se muestran antiguas computadoras abiertas por la mitad y 12 televisores de las décadas de los 80 y 90 del siglo XX amontonados mientras muestran el clip “ Synthetizer” de 1971.
Bauhaus Imaginista
casi no exhibe referencias a su fundación en Alemania, en 1919, y solo se pueden ver algunas fotos de su fundador Walter Gropius.
Watson dijo a Efe que “mucho del material” de Imaginista no se remonta al Bauhaus de los inicios, que nació en Alemania.
En la conferencia de prensa de inauguración, el secretario general del Instituto Goethe, Johannes Ebert, definió que “esta no es otra muestra sobre la historia del Bauhaus” y planteó que “Imaginista” es la “interrelación de procesos individuales, de la modernidad, de nuevas culturas… de una red global”.
La comisaria Marion Von Osten advirtió que “Imaginista” muestra cómo la pedagogía de Bauhaus también se practicaba en otras regiones: “Había un proceso de educación democratizador en el que era difícil saber si los estudiantes de arte iban a ser pintores o arquitectos”, dijo en alusión al espíritu propagado por el movimiento.
akc