, Antares y Delfos son tres de las compañías más sólidas de la escena dancística nacional y durante 2022 celebrarán 40, 35 y 30 años de trayectoria respectivamente. No sólo se han destacado por sus propuestas artísticas, también por ser formadores de nuevos talentos y han logrado tejer redes con las comunidades marginales de la Ciudad de México, Hermosillo y Mazatlán. Hoy, coinciden, el impacto de la pandemia y la austeridad de esta administración los coloca frente a uno de los retos más grandes en su historia.
En entrevista, Laura Rocha , Miguel Mancillas y Claudia Lavista , directores de las compañías —que han ganado múltiples premios, con presencia internacional y de las pocas que cuentan con elencos estables—, hablan sobre cómo el gremio artístico necesita no sólo replantearse contenidos, sino seguir incidiendo para que las políticas públicas cambien en favor de la creación y las industrias culturales.
Barro Rojo, los sobrevivientes
Laura Rocha, directora de Barro Rojo Arte Escénico, asegura que han sobrevivido a dos sismos, a dos pandemias, a gobiernos de todas las corrientes, a funcionarios insensibles y a crisis financieras. Todo lo andado, dice, es experiencia, pero estos dos últimos años los han obligado a reflexionar sobre nuevos comienzos, sobre las alianzas y sobre la conexión con los públicos.
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“Lo único que tenemos claro es que lo que sigue es trabajar y trabajar. En los 80 éramos unos jóvenes convencidos de que podíamos comernos el mundo, hoy seguimos con nuestros ideales y con la capacidad de reinventarnos. 40 años nos obligan a cuestionarnos ante el acontecer social, político y económico, y a mirar nuestro entorno más cercano. El año pasado, con tanta incertidumbre, nos preguntamos muchas veces si podíamos continuar. La respuesta es que aquí estamos, con el cuchillo en los dientes y hombro a hombro”, dice.
Hace 40 años, recuerda Rocha, era posible tomar la calle pero poco a poco se burocratizó. Y es que, dice, los espacios alternativos serán vitales ante la insuficiencia de los apoyos. “Tenemos que volver a la calle. Se nos ha dicho que por qué no somos autogestivos, y ya les demostramos que no es posible. Nos han dicho que siempre somos los mismos; pues sí, porque somos los necios y la necedad cuesta, no nos cansamos de tocar puertas ni de generar redes".
Los festejos de Barro Rojo preven la publicación de un libro, una exposición fotográfica, una temporada en el Teatro Flores Canelo, proyectos en Tlalpan, donde tienen su sede, y una función en Bellas Artes.
Barro Rojo nació en 1982 en la Universidad Autónoma de Guerrero.
Antares, juventud y legado
En 1987, cuando Antares Danza Contemporánea abrió, en Hermosillo no había un teatro para la danza, apenas un auditorio y tampoco existían instituciones culturales sólidas. “35 años después, aquí seguimos”, recuerda el coreógrafo Miguel Mancillas.
La compañía, que cuenta también con Núcleo Antares —escuela de danza contemporánea, y los proyectos Letras y cuerpos, y Residencias—, llega a los 35 años en un contexto complejo ante la pandemia. Pero para no perder la memoria preparan un programa que dé cuenta de su paso por los escenarios, los maestros y la evolución de su proyecto artístico, que podría presentarse en la CDMX.
“Hacemos obras de gran formato, los teatros están buscando producciones pequeñas, los festivales no tienen dinero, así que me pregunto ¿podré crear una obra con toda mi compañía que no podré mover? Nunca pensé que íbamos a durar 35 años ni que tendríamos una escuela ni que formaríamos un método de trabajo y entrenamiento; entré porque amaba bailar y hacer preguntas a través del movimiento, quería confrontar nuestros cuerpos”, dice Mancillas.
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El coreógrafo, uno de los más importantes del país, dice que la trayectoria de la compañía ha sido posible gracias al trabajo de creadores que los antecedieron como Guillermina Bravo, y del trabajo de los jóvenes que hoy integran Antares. “Todos somos importantes, los que están al frente y los que están detrás, ¿por qué lo políticos no lo han terminado de entender?, ¿cómo es posible que no cuiden la materia prima que somos nosotros?”
La pandemia y sus consecuencias es una etapa difícil. “No sé si es la crisis más fuerte que hemos tenido; en los 80 no fue nada fácil. Para dedicarme a la danza tuve que salirme de estructuras familiares y sociales muy violentas, así que no sé si estamos frente una crisis profunda porque nunca ha sido fácil. Hoy quiero que tengamos conexiones con los artistas, crear redes, con ciudades y estados como Mexicali y Sinaloa; si nos mantenemos juntos entonces no será tan irrelevante para los gobiernos que desaparezcamos”.
Delfos, solidez e interdisciplina
Delfos se planteó desde un principio tanto lo artístico y lo académico, de modo que la compañía y la Escuela Profesional de Danza de Mazatlán han crecido juntos y se han alimentado el uno al otro. En medio de ellos ha habido matrimonios, divorcios, nacimientos de bebés, un cambio de la Ciudad de México a Mazatlán, obras, colaboraciones, giras a Estados Unidos, Europa y Latinoamérica, Asia y África, proyectos artísticos en diálogo con disciplinas como las artes visuales y la ópera, han estado cerca de colonias marginadas y han formado a 22 generaciones.
Mantenerse ha requerido, dice Claudia Lavista, de muchas estrategias, una de ellas fue irse de la Ciudad de México a Mazatlán, apoyos institucionales y vínculos artísticos. Ahora, frente a la pandemia, también se adentraron al mundo digital y crearon Delfos TV . El público será el gran reto y para ello se necesitará de un gran esfuerzo de comunicación y creación de públicos.
“Somos una comunidad invisibilizada, fuera de los que estamos interesados la cultura y el arte, no se están educando a las nuevas generaciones, a los nuevos públicos, y eso es un trabajo que no podemos hacerlo solos. Ha habido buenas intenciones pero no habido soluciones de fondo y las soluciones no van a tomar un año, nos tomarán décadas, las mismas décadas que lleva desatendida la cultura”.
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Y es que ya no hay clases de educación artística, desapareció la Filosofía y el pensamiento crítica. “No hablamos de un tema de pobres bailarines que no tienen público, hablamos de la pérdida de generaciones que son sensibles gracias al arte, al pensamiento. Ha llegado la hora de tener una serie conversación con las instituciones o vamos a acabar extinguiéndonos. El problema no es nuestra capacidad para producir con pocos recursos, seguiremos haciéndolo, el problema es que somos todo un sistema que sustenta con el diálogo entre los artistas, los promotores, las instituciones, los teatros, los medios y todo está tan desarticulado”, dice Lavista.
Las celebraciones de los 30 años comenzarán a finales de año. Por lo pronto, el jueves y el viernes se presentarán en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris a las 20:30 horas.
Escena de la producción Contradicciones, de la compañía Delfos.
Miguel Mancillas
Director de Antares
“Todos somos importantes, los que están al frente y los que están detrás, ¿por qué lo políticos no lo han terminado de entender?”
Claudia Lavista
Directora de Delfos
“Ha llegado la hora de tener una serie conversación con las instituciones o vamos a acabar extinguiéndonos”
Laura Rocha
Directora de Barro Rojo
“El año pasado, con tanta incertidumbre, nos preguntamos muchas veces si podíamos continuar. La respuesta es que aquí estamos”