En 1887, el Paseo de la Reforma tuvo por primera vez un conjunto escultórico. Se trata del Monumento a Colón ; sin embargo, el 10 de octubre de 2020, sin previo aviso, las autoridades de la Ciudad de México retiraron las cinco esculturas bajo el argumento de que serían restauradas. Ahora, casi cuatro meses después, las piezas de bronce ya fueron sometidas a una primera limpieza que consistió en el retiro de grafitis , que se le habían hecho durante diferentes manifestaciones .
Dos días antes de la conmemoración por los 528 años de la llegada de Cristóbal Colón al continente americano, autoridades capitalinas retiraron las figuras de bronce de Cristóbal Colón , así como las de los frailes Pedro de Gante , Bartolomé de las Casas , Juan Pérez de Marchena y Diego de Deza , que flanqueaban en cada esquina al navegante.
A cuatro meses de su retiro, las piezas ya fueron intervenidas en una primera etapa, pero aún faltan otras dos intervenciones, explica María del Carmen Castro , coordinadora nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH , en entrevista con EL UNIVERSAL .
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“Ya se cumplió con la primera fase, que es la eliminación de los grafitis. Afortunadamente, con excepción de afinar algunos puntos, se logró el retiro de la pintura en aerosol en un 96%”, explica la restauradora.
Si bien ya se terminó una parte de la limpieza, la especialista detalla que falta todo lo que tiene que ver con las capas de recubrimiento que hay en las esculturas, es decir, las capas de suciedad: grasas, polvos y mugre, que serán removidas con tratamientos de tipo acuosos. Y una tercera etapa que consistirá en el retiro de “recubrimientos de cera”, para así lograr un procedimiento de limpieza integral”.
Las piezas no pueden ser sometidas a un proceso único de limpieza, señala la especialista, porque se puede llegar a afectar algunas de las capas que protegen al metal.
Las esculturas son las de Cristóbal Colón y de los frailes Pedro de Gante, Bartolomé de las Casas, Juan Pérez de Marchena y Diego de Deza.
“El metal es un material liso, pero también tiene cierta porosidad. Además tiene capas que no siempre son pátinas artificiales, también pueden ser naturales, pues el metal genera recubrimientos a partir de la formación de óxidos, carbonatos o sulfatos, que a veces, aunque son producto de reacción del metal, muchas son estables. Si esas pátinas son talladas o se usa un solvente que resulte dañino, puede llegar a las capas inferiores del metal y empezar a exponer el metal ‘más nuevo’ a las diferentes condiciones climáticas”.
El antes y el después de la intervención de una de las piezas. Las pintas se lograron retirar en 96% con herramientas como hisopos de bambú con puntas de algodón. Fotos: Cortesía Julio Martínez - inah.
Hasta el momento, a las cinco esculturas ya les fueron retirados todos los grafitis, trabajo que hicieron un equipo de restauradores conformado por Diego Arturo Jáuregui , David Vega , Martha Amparo Fernández, Ana Miramontes , Cristina Noguera y Ángel García .
A la par de labores de limpieza, los especialistas realizan investigaciones para poder determinar qué materiales son los que están presentes en las esculturas y evitar algún tipo de “agresión”.
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Sin embargo, Castro indica que no es un trabajo fácil, pues se enfrentan a figuras de grandes dimensiones. Tan solo la pieza de Cristóbal Colón mide 4 metros de altura, y cada uno de los cuatro frailes mide 2x2 metros. Por ello se prevé que la tercera y última etapa en las esculturas concluya a finales de julio.
En estos últimos meses, detalla María del Carmen Castro, además de la suciedad, en las esculturas han podido identificar algunas anomalías. Por ejemplo, le hace falta el dedo índice a una de las piezas que representa a un fraile, y aunque no especifica a cuál de los cuatro, indica que trabajan en algunas posibilidades para la construcción de ese elemento faltante.
“Vamos a buscar material fotográfico para ver si encontramos algo y así saber en qué posición estaba el dedo, tenemos una idea, pero también habría que ver si es factible su reposición”, dice.
Otra de las anomalías es la abolladura en la parte del cráneo de un segundo fraile, pues “pareciera como si en algún momento se hubiera caído”, aunque no se trata de un incidente reciente.
“La abolladura es más difícil porque no habría manera de resolverlo, pero tampoco es grave, no es algo que se percibe y por lo tanto no es necesario hacer mayores cambios. Realmente estas esculturas están muy completas en lo que se refiere a su materialidad estructural”.
Un trabajo postergado
Fue hace un par de meses que las esculturas del Monumento a Colón fueron trasladadas a uno de los talleres de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural, ubicada en la alcaldía Coyoacán ; sin embargo, la intervención estaba planeada desde hace por lo menos nueve años.
María del Carmen Castro reconoce que desde hace tiempo ya se había planeado la intervención en la pieza catalogada como Monumento Histórico , pues desde 2012 contaban con algunas propuestas, pero no se habían emprendido los trabajos por diferentes factores, entre ellos, la falta de recursos económicos, falta de personal y falta de coordinación entre instituciones.
“Fue un poco de todo, pero sobre todo de recursos y también porque no había habido una propuesta que fuera del todo integral, lo cual es importante para evitar que haya intervenciones inadecuadas”.
En particular, el tema de los recursos económicos es importante, porque para un trabajo en una pieza como el Monumento a Colón, Castro estima que el costo es de aproximadamente 3 millones de pesos.
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“Por ahora, el costo de los trabajos los está absorbiendo el INAH, pero no está definida la forma en que se financie la restauración. El traslado de las esculturas fue lo que sí estuvo a cargo de la Ciudad de México. Los 3 millones es una estimación; sin embargo, no hay un presupuesto que esté definido”.
Además del presupuesto, tampoco hay claridad en quién se hará cargo de las labores de restauración del basamento, parte fundamental del Monumento a Colón porque es donde posaban las piezas de bronce y que sí tiene varias afectaciones.
“Debido a las condiciones ambientales: la lluvia en combinación con los contaminantes y el tiempo, algunas piedras reaccionan de forma violenta. El basamento tiene un patrón diferencial, hay algunas zonas que están más dañadas que otras”.
La especialista agrega que entre los daños, en el basamento se han podido ubicar algunos faltantes y algunas situaciones “que se tendrán que tratar desde un proceso de consolidación, como es el resane”.
Sin embargo, en la coordinación a su cargo, sostiene María del Carmen Castro, aún no cuentan con información de quién intervendrá el basamento.
“Tendremos que platicar con la Ciudad de México para saber si seremos nosotros o será alguna empresa”, y como aún no cuentan con esa información, la restauradora también desconoce cuánto tardarán los trabajos en el basamento, hecho de piedra.
Destino incierto
Cuando se retiraron las cinco esculturas sin previo aviso, las autoridades mantuvieron la versión oficial de que se hacía para labores de restauración , pero en ese momento también había un llamado en redes sociales para que el Monumento fuera derribado.
Castro señala que no conoce el destino de las esculturas y enfatiza que esa parte no le corresponde ni a ella ni a ninguna otra área del INAH: “No lo definimos nosotros, pues nosotros estamos centrados en la conservación. Ellos (el gobierno de la Ciudad de México) son quienes lo tienen que resolver, porque son los que resguardan el patrimonio que se encuentra en la Avenida Paseo de la Reforma”.
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El 10 de octubre fueron retiradas las figuras de bronce del primer conjunto escultórico colocado sobre Paseo de la Reforma, en 1877. Foto: Carlos Mejía. EL UNIVERSAL.
Si bien aún no está definido el futuro de las esculturas, la especialista reflexiona sobre su importancia histórica.
“Su valía es por la memoria histórica. Esta escultura fue la primera que estuvo en Reforma. Hay una serie de referencias, sí sería complejo empezar a modificar ese sitio que ya se ha vuelto de alguna manera un ícono. Se trata de una obra de finales del siglo XIX de muy buena calidad. Existen muchos datos que se perderían si deciden llevarlo a otro sitio de un momento a otro. Independientemente de que haya muchas ideas sobre la escultura, hay mucha gente que se relaciona con ella. En lo que sí no estaría de acuerdo es en la destrucción”, ataja la especialista.
Los trabajos en el basamento se contemplan para la tercera etapa de la intervención. Foto: Carlos Mejía. EL UNIVERSAL.
Las cinco esculturas estaban “ancladas” con tornillos de metal “de grueso calibre” y que “también forman parte del monumento”. Aunado a ello, la especialista se muestra a favor de no remover la pieza de su lugar. Entonces, ¿por qué no hacer un trabajo in situ?, se le cuestiona.
“A nosotros nos quedó bien poderlos trabajar de cerca. A veces, cuando se trabaja in situ se tienen desventajas, pero también ventajas, como hacer una investigación, y eso es lo que pudimos aprovechar de la coyuntura”.
3 MILLONES
de pesos se estima que sea el costo de los trabajos en el conjunto escultórico.
Frases
“El costo de los trabajos los está absorbiendo el INAH pero no está definida la forma en que se financia la restauración”.
“Su valía es por la memoria histórica. Hay muchos datos que se perderían si deciden llevarlo a otro sitio de un momento a otro. En lo que sí no estaría de acuerdo es en la destrucción”.
María del Carmen Castro
. Coordinadora de Conservación del Patrimonio Cultural.