Hace 61 años, el 19 de diciembre de 1961, murió el compositor, director de orquesta, pianista, académico, promotor cultural, funcionario público y fundador de instituciones culturales como la Orquesta Filarmónica de la UNAM y la hoy Facultad de Música de la misma Universidad. El autor de casi 200 obras, entre las que hay ocho óperas, cinco sinfonías, y tres conciertos para piano y orquesta, sigue a la espera de salir del olvido y de la recuperación de su legado y su figura.

Tras su muerte, su archivo musical se diseminó al grado que algunas de sus partituras fueron halladas en un bazar de la Lagunilla. A esa búsqueda, localización, rescate y preservación de la obra musical y trayectoria de este músico mexicano del siglo XX, se ha abocado su hijo, José J. Vásquez, quien asegura que a pesar de que hay mucho por retribuirle, este 2022 fue un año de muchas recuperaciones.

“Paso a pasito le vamos ganando terreno al olvido”, afirma tras dar cuenta de las recuperaciones de partituras, interpretaciones y grabaciones con la que cierra el año y conmemora los 61 años de la muerte de su padre. “He reencontrado una de las obras que estaban extraviadas en la Facultad de Música, no la he encontrado completa, sé que son solamente algunas partes, que falta la partitura orquestal, pero en el último de los casos, a partir de las partes, se puede volver a construir la partitura orquestal”, señala José J. Vásquez en entrevista.

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Celebra que a iniciativa de Ludwig Carrasco, en junio, dentro de la 2a. Temporada de la OFUNAM, se presentó el Concierto No.1 paran violín y orquesta, en la Sala Neza, con Anna Göckel. A ello se sumó que hace unos días, Rodrigo Elorduy al frente de la Orquesta Sinfónica de Coyoacán, presentó el Intermezzo de la ópera El Mandarín, que forma parte de la revisión y edición que ha hecho de varias partituras sinfónicas a partir de las partichelas de su padre.

Ricardo Acosta grabó por primera vez, Impresiones para piano, en sus cinco series, una de las obras más representativas que mi padre escribió para el instrumento; el Coro de la UAM-Iztapalapa, bajo la dirección de la maestra Angélica Ramírez Cruz, presentó en septiembre y octubre el Réquiem, de José F. Vásquez; y los maestros Víctor Nájera y Josué Olvera, están por terminar la partitura de la ópera, El Rajah, que presentará en 2023. Gustavo Martín Márquez, bajo el auspicio de la Facultad de Música de la UNAM, concluyó la grabación del CD Violonchelo en México, que incluye el Preludio para Cuarteto de violonchelos de su padre.

Vásquez dice que el proyecto de la ópera “El Rajah” lo emociona mucho. “Ese proyecto está avanzando muy bien, son dos chicos jóvenes que me acaban de mandar el primer acto de la ópera “El Rajah”, editado, que piensan presentar el año próximo y piensan conformar un patronato, ellos son Víctor Nájera, barítono, y Josué Olvera, tenor, ellos dos encabezan un grupo de jóvenes músicos que hacen mucho trabajo de rescate con ópera mexicana en general, y me dieron el gusto, cuando estuve allá en México, que en el examen profesional de Víctor, en el Conservatorio, presentara dentro una de las escenas de esta ópera. Este proyecto va avanzando muy bien”.

Otra gran noticia para el hijo y heredero del legado del compositor mexicano nacido en Arandas, Jalisco, es que el pasado 27 de octubre, el Coro de la UAM-Iztapalapa, que dirige la maestra Angélica Ramírez Cruz, cantó el “Réquiem” de José F. Vásquez que data de 1926, y lo interpretaron en el Conservatorio Nacional de Música, en la sala Silvestre Revueltas, en la mañana lo interpretó en su Campus, y por la noche en el Conservatorio.

“El doctor Gabriel Pareyón, dice que no tenemos muchos réquiems en general, en la historia de la música mexicana, por simple curiosidad vale la pena conocer esta obra que es de mi padre”, asegura Vásquez, quien ante todo reconoce que en esta recuperación del legado y la figura de su padre ha contado con la compañía constante de gente valiosa como Enid Negrete, pero también Gabriel Pereyón y Samuel Maynez, “ellos son mis aliados antiguos, pero se han sumado Ludwig Carrasco, quien también ha sido una pieza elemental”.

Otro proyecto que va más avanzado, señala Vásquez, es la grabación de un CD de música de piano solo, “el intérprete es Vladimir Curiel, esa grabación se terminará este año y será distribuida por la marca británica Toccata, y lo tendremos a principios de 2023 ya editado”, señala el hijo del compositor mexicano

Justo también, y quizás sobre todo, celebra el trabajo que ha hecho acompañado por la investigadora Enid Negrete, a través del cual parte del Archivo Vásquez se cambió a lo que hoy es su nueva sede en la Escuela Superior de Música Fausto Aguirre, en la ciudad de Cholula, Puebla, “donde espero conseguir una mayor y mejor atención para difundir la obra y continuar con el rescate de su memoria”.

José J. Vásquez afirma contundente: “estamos avanzando, vamos haciendo cosas, sigue habiendo el interés de estos jóvenes músicos que trabajan sobre la obra de mi padre y al hacerlo lo regresan a la vida”, concluye el hijo del compositor que ha dedicado los últimos años de su vida a rescatar a su padre del olvido y a recuperar su obra a través de la página josefvasquez.com.

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