Sebastián Arrechedera y Yosu Arangüena visitaron el Weltmuseum Wien, en Austria, varias ocasiones en los últimos dos años con el objetivo de intervenir las audioguías con una pieza en la que se cuenta “la verdad” sobre el Penacho de Moctezuma con la intención de que el objeto plumario sea repatriado a México.
El Penacho del México Antiguo, más conocido como Penacho de Moctezuma, forma parte del acervo del museo de Viena y desde hace varias administraciones ha sido objeto de reclamos por parte de los gobernantes para que sea regresado a México, pero esto no se ha logrado porque expertos han señalado que no puede viajar debido a su estado frágil; sin embargo, el empeño para que sea repatriado sigue latente, a esas peticiones se sumaron Arrechedera y Arangüena con el proyecto Audioguías de las verdad.
Ese proyecto consistió en intercambiar los aparatos de las audioguías por unos a los que instalaron un audio con la voz de Xokonoschtletl Gómora, que se autodenomina como descendiente de aztecas y quien durante los años 90 realizó varias protestas afuera del Weltmuseum.
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“Con esta audioguía quise dejar grabado un resumen muy breve de nuestra verdad (…) Es una breve explicación de museo sobre la verdad detrás del mal llamado Penacho de Moctezuma que llegó a Viena como consecuencia del saqueo europeo del patrimonio histórico que se exhibe en varios museos de ese continente. Tanto la corona como todos los tesoros aztecas que hoy se exhiben en este y en muchos otros museos europeos realmente pertenecen al lugar de donde fueron saqueados”, narra Gómora.
Según la versión de Arrechedera y Arangüena, el audio fue instalado en 50 audioguías que compraron e intercambiaron. “Se hizo una intervención con audioguías nuevas que ‘donamos’ al museo. Nos tardamos un par de años en realizar esta intervención. Entre que salió la idea y que finalmente la llevamos a cabo, fueron más o menos dos años. Tuvimos apoyo de un equipo de gente en Viena que nos hizo el favor de ver qué tipo de audioguías había en el museo y con ello también dar con el proveedor necesario para encontrar las mismas guías y poderles introducir los audios”, dice Arrechedera en entrevista.
Sebastián es un documentalista venezolano naturalizado mexicano y Yosu es originario de Celaya, Guanajuato. La dupla se conoce desde hace más de 20 años, pues ambos iniciaron sus carreras como creativos en agencias de publicidad y aunque con el paso del tiempo cada uno creó su propia agencia de publicidad, han continuado juntos para generar más ideas, como esta intervención que buscan difundir en un documental.
Para concretar la “intervención” —como la denomina Arrechedera—, tuvieron que realizar varias visitas al museo, pero se enfrentaron a un primer problema, pues en medio de todo el proceso, en el Weltmuseum cambiaron las audioguías y tuvieron que empezar de cero.
“Mentiría si dijera que estaba todo tranquilo. Nosotros no somos artistas callejeros, no somos Banksy, sí había una cuota de nervios de ver qué iba a pasar, incluso nos asesoramos legalmente, pero siempre mantuvimos el secreto hasta el final. Se trata de una intervención artística, no hicimos algo que dañara para nada a la institución. Lo que hicimos fue poner otro tipo de vista en el mismo museo, porque no estamos de acuerdo con el punto de vista que pone el museo para una pieza que, además, sentimos de México. Sentimos que estamos en nuestro derecho de protestar de una manera pacífica”, dice Arrechedera, quien radica en Los Angeles y realiza labores de documentalista y productor.
Consultado por EL UNIVERSAL, el Weltmuseum indicó que la intervención de Yosu y Sebastián es un “aporte interesante a la discusión actual sobre el patrimonio poscolonial en los museos etnográficos. No vemos ninguna razón para emprender acciones legales”, y aunque Arrechedera señala que fueron intervenidas 50 audioguías, el museo austriaco indicó que sólo fueron dos y que “ya no circulan”.
Misión casi imposible
El Penacho del México Antiguo es una pieza de 500 años de antigüedad que mide 1.3 metros por 1.78 metros; está conformado por 459 plumas de cuatro especies de aves. Las plumas verdes son de quetzal; las azules, de cotinga; las rosadas, del ave espátula rosa; y las cafés, del pájaro vaquero.
Aunque el objeto está en Europa, no existe fuente alguna que precise cómo llegó a ese continente. Una versión apunta que fue un regalo de Moctezuma a Hernán Cortés. Lo que sí se sabe es que fue registrado como “sombrero morisco” en el inventario de 1596 de la famosa Colección de Ambras, propiedad del archiduque Fernando II de Tirol.
Al morir el archiduque, la colección permaneció en el Castillo de Ambras, Innsbruck, Austria, pero fue hasta 1878 cuando Ferdinand von Hochstetter, director del Museo Imperial de Historia Natural, lo halló “doblado en un rincón de la vitrina XVI, colgada en la pared de la sala 5, entre otros objetos etnográficos procedentes de América del Norte, China y las Islas de la Sonda, desapercibido y difícil de apreciar en la vitrina repleta”, según documentó el investigador Christian Feest.
El Penacho forma parte de la colección del Weltmuseum Wien y está catalogado en el inventario con el número 10402.
Entre 2010 y 2012 se conformó la Comisión Académica Binacional, con especialistas de diferentes disciplinas de Austria y México, quienes intervinieron el objeto plumario. Desde entonces ha permanecido en el mismo lugar, dentro de una vitrina única en su tipo, pues el museo la mandó a diseñar y construir para que estuviera a temperatura ambiente; además, cuenta con un sistema que lo protege de vibraciones para evitar cualquier posible afectación.
Aun así, en la actual administración de Andrés Manuel López Obrador han intentado repatriar el Penacho de Moctezuma. De hecho, en octubre de 2020, Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del Presidente, estuvo de gira por Europa, en la que pidió en préstamo diferentes piezas y objetos arqueológicos, cómo el Códice Florentino y el Códice Cospi o Bologna, para que fueran exhibidos en la exposición La Grandeza de México, que se organizó con motivo de los 200 años del fin de la Independencia de México y los 500 años de la caída de Tenochtitlan.
Gutiérrez Müller hizo una parada en Austria y se reunió con el presidente, Alexander van der Bellen. Al respecto, López Obrador dijo en su cuenta de Twitter: “Le recomendé (a Beatriz) que insistiera en el Penacho de Moctezuma, aunque se trata de una misión casi imposible, dado que se lo han apropiado por completo, al extremo de que ni a Maximiliano de Habsburgo se lo prestaron cuando nos invadieron e impusieron al llamado Segundo Imperio Mexicano”.
Desde 2012, la Comisión Académica Binacional indicó que el objeto plumario no puede viajar por su estado de conservación. Esta postura la refrendó el museo austriaco: “El INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) de México y el Weltmuseum Wien han realizado conjuntamente una rigurosa investigación sobre el estado de conservación y la historia del tocado. Una conclusión central de la investigación mexicano-austriaca es que el tocado no se puede mover, ya que transportarlo le causaría un daño masivo. Nos mantenemos al día con los últimos avances tecnológicos y en este momento la tecnología no ofrece una forma segura de transportar el tocado”.
Pese a esa información, en el audio de la intervención de Sebastián Arrechedera y Yosu Arangüena se escucha:
“Hoy hay un veredicto del museo de Viena que dice que es imposible poder trasladarla en un viaje, porque en el traslado se desintegrarían sus plumas. Nosotros no creemos en esa versión, como no creemos en las supuestas verdades de hechos que se han dicho durante tantos y tantos años, tenemos la tecnología para lograrlo, sólo hace falta voluntad y olvidarse de la entrada de dinero que significa para el museo de Viena la cantidad de visitas al año para ver una pieza que está valuada en 50 millones de dólares”.
Sebastián Arrechedera reconoce que no consultó ese u otros estudios sobre el Penacho de Moctezuma: “No es mi área de ‘expertis’ ni era mi interés plantear una solución de cómo traerlo, mi interés es levantar la voz sobre un hecho y poner el tema de conversación en la mesa, que sean los expertos, historiadores, ingenieros, y si resulta que se vuelve a hacer una comisión y que no hay manera de que no se puede, pues ya no se puede”.
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Añade que las autoridades no se han puesto en contacto con ninguno de ellos.
“A mí no me interesa hablar con gente del gobierno, no es mi labor, pero creo que se están perdiendo una gran oportunidad mediática, en un momento en el que todos los reflectores se pusieron otra vez sobre la corona y ver que para Presidencia es tan importante, pero que al mismo tiempo no le dan la seriedad que merece una propuesta que no es solamente que vaya con una carta y diga ‘devuélvemela’. Las cosas no son así. Hace falta voluntad política, diplomacia, científicos y hacer una petición oficial al museo. Que sea una comisión independiente, sin intereses, que no sean del Museo quienes hagan la evaluación para saber si realmente se puede hacer. La última evaluación que se hizo en 2012 fue convocada por el museo que tiene intereses en que la corona se quede ahí, aunque hayan llevado a científicos mexicanos”.