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“¡Y pensar que el sufrimiento y la deformidad o la muerte de ese niño podrían haberse evitado tan fácilmente con sólo vacunarlo!”, alertaba el Departamento de Salubridad de la Ciudad de México en abril de 1923 .
En aquel entonces se llevaba a cabo una brigada de vacunación contra la viruela en la capital. Hasta entonces ya se habían vacunado a medio millón de personas, sin embargo, no estaba siendo una tarea sencilla.
El artículo da cuenta de la dificultad a la que se enfrentaba el personal médico porque “buena parte de nuestro pueblo bajo es refractaria a todo lo que indique la higiene”, e incluso reporta que algunos enfermeros debían poner en riesgo su seguridad para dar “un certero lancetazo en el brazo de un mugroso”.
En esta entrega de Hemeroteca de EL UNIVERSAL también se presenta una propaganda del Departamento de Salubridad con la que hacía un llamado a vacunarse para que los rostros “hermosos” de los niños no terminaran “deformes” por la “repugnante” enfermedad de la viruela.
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Como extra, incluimos una nota sobre una “magnífica” silla que medía el equilibrio de las personas, un invento alemán. El aparato fue comprado por la Escuela Científica de Policía y con este buscaba reducir determinar quién estaba capacitado para conducir automóviles y así evitar accidentes.
Médicos vacunando a la gente en una calle en 1930. Foto: Casasola vía Mediateca INAH
Medio millón de personas vacunadas en el D. Federal
24 de abril de 1923
Prácticamente está vencida la epidemia de viruela que se presentó hace algunas semanas en la capital
Las brigadas de vacunadores del Departamento de Salubridad, están ahora vacunando en zonas en donde hay focos
Prácticamente está vencida la viruela por la acción del Departamento Sanitario y, con especialidad en lo que se refiere a la metrópoli. Hace dos semanas que sólo se registran casos aislados en la ciudad, siendo el mayor número de avisos recibidos, por día, de cuatro.
Esta es una de las pocas ocasiones en que el público se ha convencido de la actividad desarrollada en los círculos oficiales para combatir un mal que pudo haber sido de fatales consecuencias, pues en el presente año, la viruela llegó a nosotros en forma tan alarmante que, por momentos se admitió la posibilidad de que se transformara en una verdadera peste.
El Departamento no quiso alarmar a la ciudad dando a conocer la verdadera situación y la perspectiva; pero organizó trece brigadas que integraron en su mayoría estudiantes aventajados de la Escuela de Medicina y Enfermeras tituladas, iniciando su campaña de vacunación con toda actividad. Desde luego los vacunadores se presentaron en todos los talleres, fábricas, escuelas y establecimientos y en general en todos los sitios donde hay aglomeraciones. Una vez terminada esta labor que, aunque ardua, no presentó grandes dificultades para realizarla, el Departamento dispuso que la Brigada se dedicase a vacunar en los barrios, a los habitantes de las vecindades.
Gente abordo de un camión solicitando aplicación de vacunas en Paseo de la Reforma, en 1920. Foto: Casasola vía Mediateca INAH
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Entonces la situación de los vacunadores cambió por completo. Ayer hablábamos con algunos de ellos, en los momentos en que se encontraban en el edificio de la Reforma, y nos proporcionaron algunos datos que dan una idea del trabajo que están desarrollando.
Sabido es, desgraciadamente, que buena parte de nuestro pueblo bajo es refractaria a todo lo que indique la higiene. Y si el Departamento tiene que usar una de sus facultades dictatoriales para conseguir que se bañe, aunque sea por la época del Bautista, cada año, en el caso de la vacuna, los estudiantes y enfermeras que forman las Brigadas han tenido en más de una ocasión que jugarse la vida a cambio de un certero lancetazo en el brazo de un mugroso.
La presencia de los vacunadores en las vecindades causaba pánico. A la entrada, a los patios destartalados y sombríos, veían los pacientes delegados de Sanidad, plétora de pobladores; pero en cuanto la voz de la “portera” anunciaba a los “hombres del lancetazo”, aquella muchedumbre desaparecía como tragada por la tierra. Los patios quedaban vacíos de gente que abandonaba la ropa sucia, los tendederos, los botes con agua, y todos sus adminícios de trabajos.
Enfermera vacunando a un niño, en una unidad móvil de vacunación. Foto: Casasola vía Mediateca INAH
— A más de mil personas hemos tenido que sacar de sus escondites debajo de las camas, nos decía nuestro informante. En injurias, esas gentes hacían gala de su sabiduría, administrándonos lo más granado de la leperada. Y eso era lo de menos; pero en más de cuatro ocasiones, hemos tenido que habérnosla con “valientes” que, a la proposición de vacunarlos, nos tiraban de puñaladas. Y sin embargo, se han vacunado hasta la fecha, en dos meses de campaña, no menos de quinientas mil personas en el Distrito Federal.
Desaparecido el peligro inminente en que se vió la ciudad, el Departamento ha cambiado su procedimiento. Ahora las Brigadas están vacunando por focos. En cuanto se recibe aviso de que en una casa hay un enfermo de viruela, se designa a una de las Brigadas para vacunar a los habitantes de la casa donde está el enfermo; de las casas vecinas y de los de cuatro manzanas a la redonda.
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Actualmente se vacuna por este procedimiento en dos focos: uno establecido por Tepito y otro por las calles de Santa Cruz Acatlán.
En vista de las dificultades con que han tropezado los vacunadores, en esta campaña, ayer se comenzó a estudiar por el Consejo la conveniencia de que las disposiciones del Código Sanitario, relativas a penas a quienes lo infrinjan, sea cumplida estrictamente.
Carrito de vacunación de 1915. Foto: Casasola vía Mediateca INAH
El jefe del Servicio de Vacunación ha propuesto que cada individuo que se niegue a recibir el beneficio de la linfa antivariolosa sea consignado a las autoridades para que pague una multa de cinco pesos, que señala el Código Sanitario para estos casos.
Es posible que la moción se tome en cuenta y de resolverse así, el Departamento se dirigirá a la autoridades civiles de la ciudad y del Distrito, comunicándoles la determinación.
Diariamente se distribuyen por el Departamento, de diez a quince mil dosis de linfa para vacunar, sin costo para los solicitantes.
Semana de Salubridad - Utilidad de la vacuna
27 de abril de 1927
Pocas enfermedades —quizá ninguna— tan repugnantes como la viruela. Imagináos la linda cara de un niño convertida en una enorme y asquerosa llaga. Centenares o millares de pústulas cubriendo materialmente la cara, el tronco y los miembros; propagándose, con dolores tremendos, a la boca, a los ojos, a todas partes, y que al reventarse harán chorrear pus a todo el cuerpo y al curar, si es que curan, harán de aquella cara, antes hermosa, una cara deforme, acribillada de cicatrices y en la cual se habrá apagado para siempre la luz de los ojos dejando al niño ciego.
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¡Y pensar que el sufrimiento y la deformidad o la muerte de ese niño podrían haberse evitado tan fácilmente con sólo vacunarlo!
LA VACUNACION ES SENCILLA, NO ES DOLOROSA, NO HACE SUFRIR AL NIÑO NINGÚN RIESGO Y ES DE RESULTADOS SEGUROS CONTRA LA VIRUELA.
En los países más avanzados, en Alemania, por ejemplo, la viruela hace tiempo que no existe. Todos sus habitantes están vacunados y revacunados.
En México, en cambio, a pesar de que la ley ordena la vacunación, es vergonzoso que aún siga habiendo casos de viruela por la ignorancia, por la apatía o por la resistencia de muchas gentes.
VACUNE USTED A SU NIÑO EN EL PRIMER MES DE NACIDO. No tenga ningún temor. Es falso que en esa edad la vacuna pueda causarle daño.
Foto: Hemeroteca El Universal
NO USE NUNCA LA VACUNA DE BRAZO A BRAZO, PORQUE SU NIÑO PODRÍA ADQUIRIR LA SIFILIS. No importa que usted conozca a los padres y que mire sano y robusto al niño de donde va a tomarse la linfa. Sólo el médico, después de un reconocimiento minucioso, podría saber si la vacuna de brazo a brazo será inofensiva para su hijo.
LA INMUNIDAD, O SEA EL PODER DEFENSIVO QUE DA LA VACUNA CONTRA LA VIRUELA. NO DURA TODA LA VIDA. A veces, así acontece; pero en otras termina a los cinco años. POR LO MISMO, USTED ESTÁ OBLIGADO A REVACUNARSE CADA CINCO AÑOS.
No se preocupe porque la nueva vacuna no le “prenda”. Si la linfa era buena y la vacunación bien hecha, eso se debe a que aún le dura la inmunidad que le dió la vacuna anterior. De todos modos, pasados cinco años, revacúnese de nuevo.
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EN TIEMPOS DE EPIDEMIA, ES DECIR, DE ABUNDANCIA DE CASOS DE VIRUELA, REVACÚNESE DESDE LUEGO. No le importe que todavía no pasen los cinco años de la vacuna pasada. Ni crea tampoco a los que le dicen que es peligroso vacunarse en tiempos de epidemia. Al contrario, es indispensable.
Sea usted cuidadoso de la salud de sus hijos y no aumente el dolor de verlos enfermos, deformes o ciegos, el remordimiento de saber es usted el único responsable de su desgracia por no haberlos vacunado.
Servicio de Propaganda, Educación Higiénica
Vistazo Extra de Hemeroteca El Universal
La Escuela Científica de Policía ha adquirido una magnífica silla alemana, que es notable invento para la medición del equilibrio y la orientación humana. —Por capacitados para manejar automóviles, aeroplanos, etc.
23 de abril de 1923
Foto: Hemeroteca El Universal
La Escuela Científica de Policía a cargo del señor Gonzalo G. Travesí, acaba de recibir una magnífica adquisición hecha en Europa, consistente en un aparato alemán, por el cual se puede, científicamente, indicar la capacidad individual para el manejo de automóviles, aeroplanos, vehículos, etc., puesto que este aparato fija el equilibrio y la orientación humana.
Este aparato consiste en una silla, cuyo nombre es “Mystagimus” y la que actualmente tiene la escuela es el último modelo Barany, que se halla adoptada por todas las policías de las naciones civilizadas. Esta silla no tiene muchas complicaciones; parece el sillón de un dentista, con una base giratoria y un apoyo para la cabeza, movible. Los dos brazos de la silla están unidos por un trait d’union movible también.
Se coloca al individuo de examen y se le somete a un número determinado de pruebas, a cual más curiosas, que determinan exactamente su equilibrio. Nos explicaba el señor Travesí, que este aparato tiene por base el hecho de que la orientación y el equilibrio radican en el laberinto del oído y caños semi-circulares [sic.] que están sobre el laberinto. El líquido contenido en ellos está sometido a fluctuaciones, como si, por ejemplo, tomáramos un vaso de agua y le imprimiéramos un movimiento sin que el líquido sobrepasara al nivel. El agua no se vasiaría [sic.], pero seguirían girando dentro del recipiente.
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El individuo sometido a la prueba, sufre un fenómeno psíquico-nervioso en las diferentes pruebas y estos fenómenos son perfectamente visibles y denotan el grado de capacidad en el equilibrio.
Por medio de este procedimiento se podrá saber quiénes están capacitados para el manejo de automóviles y así se podrá evitar multitud de desgracias como a diario se registran, impidiendo que sean choferes quienes no llenen determinadas condiciones.
Ayer, el señor Gobernador del Distrito, don Celestino Gasca, estuvo en la Escuela de Policía y vió las pruebas que se hicieron con el aparato.
fjb