Tras casi 30 años de ser uno de los recintos más importantes en la difusión, promoción y exhibición del arte contemporáneo en el sureste mexicano, el Museo de Arte Contemporáneo de Yucatán (MACAY) “Fernando García Ponce” se encuentra en riesgo de desaparecer, así lo han expresado más de 500 artistas en un comunicado lanzado el 6 de abril pasado, en el que denuncian la reducción de espacios y la violación del acuerdo del comodato, que dejó a la Fundación MACAY como encargada del Ateneo Peninsular (recinto histórico donde se encuentra el MACAY).
Lo que sí es un hecho es la reducción del número de salas del MACAY, que ha disminuido su capacidad de exhibición por la intervención del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en labores de restauración y conservación.
Desde 2022, el INAH anunció la remodelación del Ateneo Peninsular, ya que el edificio, que data de 1573, necesitaba ser sometido a un proceso de restauración especializado. Locales comerciales que se encontraban en la fachada del recinto desaparecieron, con la excusa de la remodelación.
Lee también: Plantearán los retos ante la IA, en el octavo Festival El Aleph
El 24 de julio de 2023, el director general del INAH, Diego Prieto, anunció en la conferencia del Presidente los avances del Ateneo Peninsular, así como la creación de un nuevo espacio dedicado a mostrar los hallazgos alrededor del Tren Maya, que llevará por nombre Museo de la Historia del Pueblo de Yucatán, y que su recuperación fue posible por la inversión federal en la Península por la obra ferroviaria.
En un video proyectado en esa conferencia se mostraron avances en las obras y un breve recuento de la historia del edificio. Pero nunca se mencionó al MACAY ni la labor realizada en 30 años de exhibición de artistas locales y nacionales.
Además de la intención del INAH por reducir al MACAY, la Fundación ha sorteado una reducción dramática en su presupuesto, lo que ha obligado al recinto a operar con mínimos recursos y equipos de trabajo cada vez más reducidos.
De acuerdo con información del MACAY, de 2013 a 2016 el museo recibió 15 millones 870 mil pesos cada año; en 2017 bajó a 11 millones; en 2018 y 2019 bajó a 9 millones, y en 2020 recibió 4 millones 54 mil pesos. En 2021, en medio de la pandemia, el MACAY recibió sólo 2 millones para operar, lo que lo dejó agonizando y tuvo que cerrar por un periodo, situación que se repitió en hasta llegar a la actualidad.
Ante la denuncia de los artistas yucatecos, que han expresado su preocupación por la desaparición del MACAY y el abuso del INAH en la situación, el Instituto lanzó un comunicado el 16 de abril, donde informó que no se pretende desaparecer al MACAY, sino que “el edificio histórico, como su replanteamiento como el gran recinto cultural que está destinado a ser, precisa la necesidad de rehabilitar y reorganizar sus espacios, para atender todos y cada uno de los componentes de su programa académico y cultural”.
En respuesta a ese comunicado, artistas yucatecos, encabezados por la artista Rosario Guillermo, expresaron que el restaurador del INAH a cargo de las obras del Ateneo Peninsular, Luciano Cedillo Álvarez, informó que el Instituto pretende quedarse con 80% de todo el espacio, dejando al MACAY con 3 salas para operar.
En entrevista, Rosario Guillermo afirma que la forma en la que el INAH pretende adueñarse de los espacios es abusiva e ilegal, y expresa su preocupación por la colección del MACAY, la cual es de alto valor artístico e histórico.
“Es un golpe, brutal, abusivo y grosero, infame, porque el INAH no aviso a nadie que quieren apoderarse del edificio. Es un robo, un abuso y una burla que de la nada digan que nos van a dejar sólo tres salas”, apunta.
Para la artista, la intención de Diego Prieto es dejarle en bandeja de plata el Ateneo Peninsular al presidente López Obrador. “¿Dónde harán carrera los egresados de las dos escuelas de arte de Yucatán? No hay en donde exponer, no hay espacio. Alteran el desarrollo artístico de Mérida, ni al INAH ni a la Secretaría de Cultura les importa, lo único que quieren es halagar a su presidente”, añade.
Por su parte, la fotógrafa yucateca Socorro Chablé expresa que la postura del gremio artístico es que se respeten todos los espacios y salas del MACAY, y que es preocupante que el INAH pretenda instalar áreas de restauración de piezas arqueológicas.
“No es en vano la historia del MACAY. Es un museo único en su tipo en todo el sureste de México. No puede borrarse, de un jalón, su historia, y olvidar todo lo que ha costado levantarlo y sostenerlo. Y hay un convenio de por medio, el INAH se está pasando por encima el comodato, hay una violación de las leyes, es una falta de respeto a los artistas y a la ciudadanía”, expresa Socorro Chablé.
En su auge, el MACAY tenía distintos programas educativos y hasta 50 empleados operando en distintas áreas. Contaba con un programa de radio y televisión y albergaba diferentes exposiciones de artistas reconocidos, así como de artistas emergentes. Ofrecía cursos de pintura e historia del arte y programas especiales en verano y los sábados.
“Entras ahora al MACAY y no tiene nada que ver con lo que fue. Quieren dejar una parte muy reducida para el museo, como visitante al recinto cada vez veo menos del MACAY, hasta ahora parece que la mitad de los espacios han sido tomados, produce una sensación de nostalgia y confusión”, comenta Leonor Chávez, periodista de Mérida y extrabajadora del MACAY.
La colección, en incertidumbre
El MACAY es administrado por la Fundación MACAY, que tiene como presidente honorario a Carlos García Ponce, y la directora es su hija, Elba García Villareal.
El vicepresidente es Rafael Pérez y Pérez, quien también es director del museo.
El recinto alberga la colección de los artistas yucatecos Fernando García Ponce, Fernando Castro Pacheco y Gabriel Ramírez.
Rosario Guillermo detalló que el MACAY nació con el primer objetivo de mostrar la obra de García Ponce, ya que se encontraba guardada en bodegas.
Actualmente, el MACAY cuenta con 60 piezas de García Ponce, 10 de Ramírez y 15 de Castro Pacheco. El resto de la colección la conforman más de mil piezas de diferentes autores, entre los que destacan Manuel Felguérez, Lilia Carrillo, Pablo Picasso, Joan Miró y Vicente Rojo.
“Si el INAH se sale con la suya, la colección se va a perder, su destino será incierto. Defender al MACAY es defender al edificio, claro, pero también todo lo que tiene dentro. Es el museo que alberga la obra de los tres íconos del arte yucateco que ninguno otro tiene”, apunta la artista.