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El actor Daniel Giménez Cacho es el rostro más visible de un numeroso colectivo de artistas, gestores y promotores culturales que desde diciembre pasado han manifestado sus inquietudes ante las políticas culturales de la nueva administración. Hace tres meses se manifestaron en contra de los recortes al presupuesto del sector, hoy demandan ser considerados en la toma de decisiones.

Alrededor de 50 artistas se reunieron ayer en la explanada del Palacio de Bellas Artes para anunciar que desde diciembre, tras las protestas en la Cámara de Diputados y de las reuniones con la Comisión de Cultura, se organizaron y formaron el Movimiento Colectivo por la Cultura y el Arte de México (MOCCAM), con el que buscan “ser interlocutores”.

“Nos preocupa que, una vez más, no se esté incluyendo a la ciudadanía y a los artistas; nos preocupan una serie de decisiones que percibimos demagógicas, muy concentradoras del dinero y muy concentradoras del poder. Nos preocupa que cosas que requieren revisión se esté pensando en borrarlas y nos preocupa que una de las primeras declaraciones que hizo la Secretaría de Cultura, a propósito del presupuesto, es que con el dinero que hay, alcanza. Eso significa que tiene una ignorancia de los sexenios de pauperización”, dijo.

El actor añadió que existe una dañina polarización que divide al sector entre los “privilegiados” y la cultura comunitaria. “La cultura es muy diversa y necesita estar comunicada, desde lo comunitario hasta El lago de los cisnes. La polarización es ridícula y no le conviene a nadie”.

Paola Galletta y José Luis Cruz leyeron el manifiesto y el pliego petitorio del Movimiento que destaca la revisión de la Ley General de Cultura, seguridad social y prestaciones de ley a creadores, participación en la revisión del FONCA, una ley de Mecenazgo, secretarías de cultura en los 32 estados de la República, y reconocimiento a los trabajadores por honorarios y eventuales, entre otros. Las demandas están dirigidas al presidente de la República, Congreso de la Unión y a la Secretaría de Cultura.

En el documento que elaboraron en los últimos meses, el colectivo que agrupa a varias decenas de grupos de distintas disciplinas, advierte que el mercado no puede ser el único regulador ni la única alternativa para el trabajo artístico profesional, por ello, sostienen que el Estado debe “garantizar las condiciones para que el trabajo artístico y la actividad cultural se desarrollen en su amplia diversidad y en todos sus ámbitos”.

Asimismo, lamentaron que los foros de diálogo que se convocaron durante el periodo de transición fueron una “mera simulación” y que, en los hechos, “están demostrando que la imposición apunta a convertirse en el sello que caracteriza esta administración”.

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