La construcción del Tren Maya implicará afectaciones a artesanos de diferentes culturas, pero en especial, a los artesanos lacandones de Palenque, quienes serán removidos de su centro de trabajo para ser trasladados a un Centro de Atención a Visitantes, donde prevalecerá lo económico, se dejará de lado lo cultural, y al mismo tiempo provocará una paulatina pérdida de identidades culturales, por ello, los artesanos piden al presidente Andrés Manuel López Obrador ser escuchados a través de una consulta ciudadana, en la que en conjunto puedan emprender acciones para un mejoramiento.
“Queremos que con esta (Cuarta) Transformación no se deje fuera a los originarios de esta región, no queremos que nos abandonen para que esta cultura no se siga perdiendo”, clama Jorge Miguel Tercero, representante de los Artesanos Lacandones de Palenque, que laboran afuera de la Zona Arqueológica Palenque desde hace 47 años, cuando un grupo de 12 artesanos lacandones de la comunidad de Naha, en Ocosingo, Chiapas, migró hasta ese municipio.
La demanda de Jorge surge porque en enero pasado fueron convocados a una reunión en la que autoridades les informaron que serán removidos alrededor de 4 kilómetros de su sitio de trabajo, al Centro de Atención a Visitantes (Catvi), espacio que está en construcción como parte del proyecto del Tren Maya.
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El desplazamiento del que serán objeto los artesanos, dice Jorge, afectará su economía, pues en aquella reunión con autoridades les indicaron que tendrán que pagar por el espacio y recursos que utilicen en el Catvi: “El problema es que a veces sólo se genera para el alimento del día y somos personas que no tenemos ninguna prestación de ley”.
Los artesanos lacandones de Palenque realizan con fibras orgánicas diferentes textiles, bolsos, tejidos; figurillas de barro de animales como jaguares o aves; objetos como incensarios o copaleras, y collares realizados por ejemplo con semillas que ellos mismos recolectan.
Jorge Miguel detalla que sus creaciones sirven también para que su cultura prevalezca, pues de hecho, hace 47 años llegaron 12 artesanos, actualmente son 17, que conforman un grupo más grande de alrededor de 50 personas, quienes expresan su descontento e incertidumbre por no saber qué será de ellos.
“El Catvi es parte del Tren Maya. Se le llama Centro de Atención a Visitantes, pero es una plaza turística, es decir, ahí se van a ofrecer diferentes tipos de servicios, no sólo las artesanías. No van a prevalecer los espacios culturales. Requerimos una consulta indígena, porque sólo nos invitaron por ahí de enero para escuchar cómo iba a ser el proyecto, pero no nos dejaron opinar. No queremos una reubicación, sino una remodelación de nuestro espacio. Queremos promover un plan de trabajo o un acuerdo para que ese espacio donde estamos sea de esparcimiento y cultural”, indica Jorge Miguel Tercero.
Precisa que no están en contra del Tren Maya, que lo apoyan, pero el artesano deja en claro que no sólo quieren que se hagan “construcciones”, sino un proyecto en el que “pueda prevalecer la sustentabilidad de espacios de trabajo como el nuestro, pedimos que se conserve ese espacio en el que estamos, porque hemos congeniado el ambiente con la sociedad. El Tren Maya traerá desarrollo, pero esto va a generar que la fortaleza de las culturas disminuya”.
El temor de que su cultura sea borrada poco a poco también la comparte Enrique Chankin García, integrante de la comunidad lacandona de Palenque: “Nuestros padres y abuelos llevan mucho tiempo aquí como para que de la noche a la mañana nos quieran reubicar porque gente del poder quiere ocupar. Queremos que respeten el espacio que tenemos. Las autoridades no toman en cuenta a los artesanos, convivimos y vivimos del turismo y queremos que nos tomen en cuenta, no nada más por no tener poder nos quieran hacer a un lado”.
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Pérdida de identidad cultural
Héctor Santaella Barrera, antropólogo social por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), sostiene que las acciones de las autoridades van en contra de los artesanos, pues implicará un desplazamiento y una eventual pérdida de identidad cultural.
“Con este tipo de políticas por el Tren Maya se ve por el beneficio del turismo, pero no por las comunidades indígenas. Las comunidades indígenas conservan su identidad cultural, pero con este desplazamiento se perdería, por la razón de subsistencia, es decir, el sistema capitalista —en el que nosotros vivimos— tendría que absorber a los artesanos lacandones como obreros y ya no serían líderes de su propia cultura. El desarrollo lo retomo desde la visión social y económica como un proceso que interviene y que debe ir a la par, pero en este caso, eso no sucede”, explica Santaella Barrera.
El antropólogo sustenta su opinión en lo establecido en el Convenio núm. 169, sobre Pueblos Indígenas y Tribales, suscrito por México y que se realizó tras la Conferencia General de la Organización Internacional del Trabajo (Suiza, 1989), en el que se estipula que “los gobiernos deberán asumir la responsabilidad de desarrollar, con la participación de los pueblos interesados, una acción coordinada y sistemática con miras a proteger los derechos de esos pueblos y a garantizar el respeto de su integridad”.
Ese Convenio también estipula que se deberán “consultar a los pueblos interesados, mediante procedimientos apropiados y en particular a través de sus instituciones representativas, cada vez que se prevean medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectarles directamente”.
Sin embargo, al no ser tomados en cuenta, los artesanos lacandones de Palenque decidieron enviar una carta al Presidente el 15 de marzo, en la que le externaron que el Catvi a cargo del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) “no cumple con la calidad y dignidad en los espacios o paisajes cultural y de trabajo para los artesanos” y por ello, pidieron que el Fonatur “respete y considere nuestro derecho al espacio de trabajo actual de los grupos étnicos”, porque no sólo afectará a los artesanos lacandones, también a integrantes de los choles, tzetzales y tzotziles.
A casi un mes, esa misiva no ha tenido respuesta. “Lamentablemente no hemos tenido un contacto muy cercano con las instituciones apropiadas que se tienen que encargar de regularizar estos espacios, no tenemos ese contacto debido a que no se nos ha contemplado y no se nos ha hecho una consulta indígena en la que nos pregunten cómo vemos este desarrollo. Con estas acciones se nos pone de una manera vulnerable a nuestras actividades, porque ofrecemos algo que no se ve común. Ofrecemos nuestras artes, pero también nuestra identidad, lo que nosotros hacemos y transmitimos con la naturaleza, nuestra cosmovisión”, explica el artesano Jorge Miguel Tercero.
AMLO amaga con acciones como la expropiación
El presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que sólo 2% del trayecto del Tren Maya tiene pendiente su derecho de vía, por lo que pidió a quienes quieren “chantajear” a su gobierno que no se hagan ilusiones, pues podría recurrir a la expropiación.
“Pero ya puedo decir hoy que tenemos pendiente la liberación del derecho de vía, de los mil 500 kilómetros, como 30 kilómetros, como un 2%... Ojalá y recapaciten los que están pensando ponernos contra la pared, que como faltan esos pequeños tramos nos van a chantajear y les vamos a dar todo el dinero que piden, que no se hagan ilusiones, porque antes no se recurriría a la expropiación pública, porque para el neoliberal era un sacrilegio poner por delante el interés público, nosotros no, por encima del interés particular está el interés general, el inertes público y nos vamos a procedimientos legales”, indicó el Presidente.
En su conferencia diaria dijo que algunos empresarios empezaron a comprar terrenos al saber de la construcción del Tren Maya. “A unos les falló porque no va a pasar por ahí; otros quieren atracar, robar; no quieren aceptar los avalúos y se amparan porque quieren hacer su agosto. Así no actúa un campesino”.