Cuenta la estadounidense Sondra Gilman que antes de empezar a constituir una de las mayores colecciones de fotografía de la historia, en los años 1970, lo único que sabía de esta técnica es que servía para guardar recuerdos de familia.

Cuarenta años después, las cerca de mil 500 imágenes que ella y su marido, Celso González-Falla, guardan en su casa de Nueva York, expuestas en la escalera, se han erigido en una referencia del género con obras de arte que trazan hasta cien años de historia de la fotografía y que por primera vez se exhiben en Europa.

La Propiedad de Caillebotte, situada en la localidad de Yerres, París, acoge hasta el 2 de diciembre 120 obras prestadas por el matrimonio, que han aceptado dejar viajar a "sus bebés" en la exposición "La Beauté des Lignes" ("La belleza de las líneas), en un paso exclusivo por Suiza y ahora Francia.

"Lo que guía esta colección es la mirada apasionada de unos aficionados a la fotografía que empezaron a coleccionar en un momento en el que ésta no era considerada un arte", explica la directora del Museo del Elíseo de Lausana, Tatyana Frank, durante la presentación de la exposición en la Propiedad de Caillebotte.

La colección cuenta con obras de más de 70 autores , entre los que destacan míticas instantáneas de Henri Cartier-Bresson, Robert Doisneau, Ilse Bing, Walker Evans, Man Ray, Graciela Iturbide, Hiroshi Sugimoto, Sally Mann o Aaron Siskind .

La muestra arranca con tres obras del francés Eugène Atget (1857-1927), las tres primeras adquisiciones de Gilman, antes de que ésta conociera a González-Falla, estadounidense de origen cubano.

"Por aquel entonces yo era estudiante de arte, pero lo único que sabía de fotografía era que mi padre nos las hacía antes de decir: ¡Cheese!", relató Gilman.

Atget falleció en la miseria poco después de que el surrealista Man Ray descubriera su trabajo. La asistente de Ray, Bérénice Abbott, compró el conjunto de su obra y la prestó durante años hasta venderla al MOMA de Nueva York en 1968.

Allí, una joven Gilman, estudiante de arte, descubrió tres instantáneas que cambiaron su vida.

"Era una de las piezas de arte más fabulosa que había visto. Me acerqué al comisario que había organizado la exposición y a lo largo de tres días me explicó todo de fotografía. Elegí tres, estas tres. Las primeras fotografías que compré", dijo Gilman ante las imágenes, presentadas en exclusiva en Yerres.

Divida en tres secciones, "La Beauté des lignes" es una interpretación propia del equipo de Franck, que ha dado prioridad al aspecto estético de la colección, poniendo de relieve la fuerza de la línea en la fotografía, usada con distintas intenciones en fotógrafos de estilo documental, paisajístico o abstracto.

Ecléctica y emocional,

sin temática particular, la colección es una muestra de las pasiones del matrimonio que pese a su devoción improvisada por la imagen se decide por sus adquisiciones siguiendo estrictos criterios.

La primera que compraron juntos -"una prueba de que la relación podría funcionar", según Gilman- fue "El Baile", de Robert Mapplethorpe, y desde entonces apenas hay dos obras que no han adquirido juntos.

Como norma general, prefieren no mantener relaciones de amistad con los artistas -salvo casos puntuales como Andy Warhol, de quien Gilman era amiga y musa- para que no influya en sus decisiones. Tampoco añaden obras de fotógrafos que ya aparezcan en la colección a no ser que sea imprescindible, para dejar entrar nuevos talentos.

Nunca revenden y, cuando ya han cambiado en varias ocasiones las fotografías que decoran su casa (las van turnando), las trasladan a la Fundación de Arte Gilman & González Falla, que esperan que pronto cuente pronto con una sede. Otras 75 fueron donadas en 2015 al Museo Whitney de Nueva York, donde están expuestas.

akc

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