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Jamás ha usado una cámara digital. No le interesa. Sus fotografías nacen del ritual de lo análogo, del cuarto oscuro, los rollos y el revelado. El ojo de la artista ha creado el universo. Un retrato a una juchiteca, un árbol luchando por sobrevivir, miles de pájaros rumbo al infinito. Todo cabe en la lente de Graciela Iturbide. Sus cuadernos de viajes de México a Madagascar, con el mundo entero en medio. Con más de cuatro décadas de trayectoria, los reconocimientos que ha recibido se aglutinan año con año. Mañana recibirá uno más: el Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez que entrega la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Graciela Iturbide incursionó en la fotografía al ingresar al Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la UNAM en 1969, donde conoció al maestro Manuel Álvarez Bravo, con quien trabajó como asistente entre 1970 y 1971. Recientemente, Publicaciones Getty lanzó su biografía Photographic: The Life of Graciela Iturbide, con texto de Isabel Quintero e ilustraciones de Zeke Peña, que, según la prensa estadounidense, es un digno homenaje a un fotógrafo importante e influyente con una obra verdaderamente creativa.

La artista no se asume como periodista, pero, dice, mañana recibirá con emoción el homenaje.

¿El trabajo fotográfico que ha realizado no es una de las formas del periodismo?

Toda fotografía es un reporte y sí, es una forma del periodismo hasta cierto punto. Sin embargo no trabajo en ningún periódico, más bien trabajo para revistas, hago libros. Así que me parece muy amable que me hayan dado este reconocimiento porque no soy periodista. Me encanta que me premien por mi trabajo fotográfico, de verdad me da mucho gusto. Es un incentivo para seguir trabajando.

¿Conoció a Fernando Benítez?

Muy poquito, pero he leído todos sus libros. Es un escritor que dio muchos datos para temas como los que yo abordo, habló de muchos lugares, conoció la cultura de nuestro país. Por eso me da mucho gusto que me hayan dado un reconocimiento que lleva su nombre.

La fotografía, dice, es la sorpresa. ¿Cómo mantener la sorpresa después de haber visto tanto?

Sí, para mí es una sorpresa, no sé qué sea la fotografía para los demás fotógrafos. Yo, por suerte, aún no pierdo la sorpresa, cuando la pierda será difícil que pueda seguir trabajando. A mí me gusta fotografiar en México, pero también lo hago en el extranjero. A veces, cuando veo algo en mi barrio que me llama la atención, quisiera tener a la mano la cámara para poder capturar lo que vi y si la tengo en mis manos simplemente lo tomo.

El país que ha retratado no ha buscado mostrar una verdad sino una interpretación.

Sí, llevo las fotografías a las exposiciones y es el público el que va a interpretar lo que yo interpretó, yo no les estoy dando verdades, lo que hago es darles mi punto de vista, nada más.

En Guadalajara la ya circula una biografía suya, Photographic: The Life of Graciela Iturbide. ¿Qué le parece?

Sí, acabo de hacer una con el Getty Publications en Los Ángeles. No sabía que ya se estuviera vendiendo en México, ¡me da mucho gusto! ¿Es donde aparezco con una cámara y unas iguanas? ¡Qué bueno que ya está en Guadalajara! Es un acercamiento a lo que he hecho porque tanto la que hizo el texto como el que hizo las ilustraciones estuvieron trabajando, hicimos entrevistas, vieron algunas fotos de mi galería. Me encanta el trabajo, me gusta mucho, es muy simpático.

¿La biografía podría ser como una invitación a no claudicar y seguir una vocación, aunque se tenga todo en contra?

Pues puede ser, mi familia era muy conservadora y no quería que fuera a la universidad. Cuando me casé pude estudiar cine y después encontré a Manuel Álvarez Bravo, fue mi maestro y me volví fotógrafa. Creo que de lo que se trata es que lo que sea que uno haga, lo debes hacer con pasión, no por compromiso. La pasión debe estar en lo que uno hace.

En esa biografía se apunta que la fotografía fue, en un inicio, un refugio. ¿Lo sigue siendo?

Sí, es lo mismo. La fotografía es lo más importante que tengo en la vida por eso sigo activa, sigo fotografiando. Estoy realmente muy contenta por seguir haciendo lo que hago y así quiero seguir. México ha cambiado muchísimo en 40 años. Por ejemplo, en este momento, por el terremoto, Juchitán desapareció totalmente y tengo que ir a fotografiarlo, no lo he hecho porque me han hecho unas operaciones y no me ha sido posible ir. Y ha habido otros cambios, como en las costumbres con las técnicas nuevas que han llegado, hay cosas que me encantan, como que las mujeres en Juchitán ya filman sus bodas y toman fotos; antes no era así, cuando yo tomaba fotografías era como el mal de ojo. Ahora creo que hay más complicidad, ya conocen lo que es la fotografía porque ellas mismas se están fotografiando. Lo que pasó con el sismo es muy doloroso, así que ahora hay que ayudar para que Juchitán esté bien y creo que la sociedad civil lo está haciendo muy bien.

¿Parte de usted se queda en los lugares que la han marcado?

Sí, parte de los lugares se quedan con uno, los lugares te forman; las culturas a las que vas, te ayudan a ser más tú porque uno aprende de ellos. Por ejemplo, en Juchitán he aprendido muchas cosas.

¿La han querido convencer de experimentar con lo digital?

Nunca he tenido una experiencia con lo digital, a mí me gusta mucho lo análogo, me encanta el ritual de venir a revelar, hacer contacto y elegir cosas. No he tenido la oportunidad de hacer cosas con lo digital, pero creo que no importa con qué hagas una foto, lo que importa es el resultado. Y sí han tratado de convencerme, pero no, soy muy feliz con lo que hago. Con lo análogo tienes más tiempo para observar las cosas, para tenerlas un tiempo sobre la mesa. Supongo que los que hacen digital también lo harán a su manera y estará muy bien. A mí no se me antoja ni con el celular, qué raro, ¿verdad? Es más, ni sé cómo usar un celular. Yo con mi cámara y nada más.

Ahora me ha gustado mucho fotografiar las plantas que están en terapia en el Jardín Botánico de Oaxaca. Por ejemplo, en Japón, tomé fotografías de árboles sostenidos por palos. No sé por qué me encanta eso, las terapias de las plantas, no sé cómo explicarlo. No sé, el hecho de que una planta tenga palos y amarres hechos por los campesinos con gran sensibilidad es ya maravilloso.

Uno de sus trabajos más reconocidos es lo que hizo en Juchitán, ¿eso ha cubierto los otros muchos intereses que ha tenido?

El primer libro que hice fue de Juchitán y viajó en exposición por todo el mundo. Mi Juchitán siempre ha sido un lugar mítico, ahí fueron Cartier Bresson en los años 30, el cineasta Eisenstein, Diego Rivera, Frida Kahlo, muchos intelectuales. Yo fui en los 70 porque Francisco Toledo me invitó. Es un Juchitán lleno de leyendas. Y pues la gente se queda con lo primero que haces y como es un lugar interesante, pues a la gente le gustó. Es una referencia a lo que he hecho.

¿Le interesa enseñar a las nuevas generaciones?

Hay muchos jóvenes que me vienen a ver, que me buscan, que me mandan sus fotografías, pero yo no doy clase y muy pocas veces he dado talleres, pero trato de ayudar en lo que puedo. Hay muchos fotógrafos muy buenos, muchos son jóvenes, muchos son grandes. Es un país muy rico en todas las disciplinas, tenemos algo en esta tierra que es increíble, y de verdad hay jóvenes excelentes.

Ha criticado la fridomanía porque la convirtieron en Santa Frida. ¿Y si la convierten en Santa Graciela?

¡Ay no! ¡Dios me libre! Esas cosas de Santa Frida me chocan, yo la admiro porque fue una mujer que pintaba a pesar de su dolor, porque tenía la pasión. Y pues no sé, yo vivo mi mundo, yo fotografío, estoy en mi casa, me voy de viaje, estoy con los jóvenes que me buscan, pero no soy una gente de público, me gusta estar en mis espacios trabajando. Eso me ha mantenido con los pies en la tierra, yo estoy con lo que quiero hacer y punto.

¿Qué opina del próximo proceso electoral?

Creo en la sociedad civil. En la política ya no me meto porque es desastrosa. Pienso en Marichuy, una indígena que nos puede dar consejos, se ve que es una mujer sabia, no va a ganar la Presidencia, pero puede ser algo muy positivo para nuestro país lo que hace. Por los políticos, desafortunadamente, lo que he vivido es que hay corrupción y me da mucha tristeza, pero creo en la sociedad civil y creo que si todos nos ponemos a trabajar el país tiene que mejorar.

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