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A través de las pinceladas y trazos del pintor mexicano Saturnino Herrán es como el Museo Nacional de Arte (Munal) conmemora el centenario de su fallecimiento, que a los 31 años interrumpió el proyecto del mural Nuestros Dioses sobre mestizaje mexicano, que preparaba para el Teatro Nacional, actual Palacio de Bellas Artes.
La exposición Saturnino Herrán y otros modernistas, que se presentará desde mañana y hasta el 24 de febrero, está conformada por 84 piezas, entre pinturas, dibujos, fotografías y publicaciones procedentes de cuatro colecciones: Munal, Museo de Aguascalientes (Colección INBA), Instituto Cultural de Aguascalientes y Museo Universitario de La Salle; así como de 12 particulares, algunas de las cuales fueron rastreadas en la Ciudad de México.
La muestra se divide en cuatro módulos que describen las técnicas e influencias del artista originario de Aguascalientes, por medio de 49 obras creadas a lo largo de 14 años de trayectoria. Además se acompañan de piezas de 15 artistas contemporáneos como David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, Francisco Goitia, Alfredo Ramos Martínez y Ángel Zárraga, entre otros.
“A partir del recorrido veremos cómo estos artistas van generando convergencias estilísticas conceptuales y temáticas, un correlato en el que hay una correspondencia cultural en medio de un concepto literario y estilístico, que empezó a tomar forma a finales del Porfiriato y al que se le llamó el alma nacional, del cual Saturnino fue un estandarte”, explicó Víctor Rodríguez, el curador de la muestra.
Herrán, egresado de la Academia de San Carlos, es uno de los nueve artistas patrimoniales de México, declaratoria que le fue otorgada en 1988. Las principales técnicas que utilizó fueron carboncillo, lápices de colores y óleo sobre tela.
En su obra plasma parte importante de la iconografía mexicana, cultura popular, escenas costumbristas, cosmogonía y comunidades indígenas. Hacia el final de su vida se percibe un sentido melancólico en sus obras, lo cual podría tener relación con la hipótesis que explicó el curador sobre un posible cáncer que le quito la vida.
Destacan las obras Adonis (1903), dibujo plasmado con claroscuros a carbón sobre papel, la obra más antigua que se conoce del artista; La Labor (1908), óleo sobre tela con una paleta de colores muy opaca y contrastes lumínicos. La ofrenda (1913), con influencias del simbolismo indígena y de artistas que regresaban de Europa con nuevas técnicas, es una metáfora de las tres edades de la vida y del devenir de la misma, en la que se observa una canoa que navega en el lago de Xochimilco mientras transporta a varias personas que cargan flores de cempasúchil.
Del mural inconcluso Nuestros Dioses, proyectado para el Teatro Nacional y que inició en 1915, se exhiben los bocetos, que en el panel central contiene a la diosa mexica Coatlicue fusionada con la figura de un Cristo. Trabajo que no terminó debido a su muerte el 8 de octubre de 1918.
La muestra incluye actividades académicas y culturales, como talleres y conferencias para reflexionar sobre el contexto histórico, técnicas y obra de Herrán; así como un ciclo de cine con películas de la misma época, como Viva México.