ssierra@eluniversal.com.mx
Alrededor de 150 personas —un elevado número de público para una mañana de martes— coinciden en la sala del Palacio de Bellas Artes , en la exposición “ Emiliano. Zapata después de Zapata" ; han llegado atraídos en gran medida por la polémica que la pintura de Fabián Cháirez, “La Revolución”, generó en la última semana.
Uno de los asistentes es Isidro Aragón, quien vino desde de Ticumán municipio de Tlaltizapán, Morelos, para ver la obra y la exposición.
Ataviado con sombrero, Isidro fue de los primeros en entrar en la mañana; recorrió las salas, vio obras y entró a ver y leer acerca de la pintura de Cháirez que, opinó, es agresiva.
“Nos sentimos agredidos con esas imágenes. No estamos impuestos a ver esas imágenes de Zapata, o sea que no se ven comúnmente”, explicó.
Isidro se conmovió con la exposición porque le recordó a su abuelo que fue ferrocarrilero, y también al hijo menor de Emiliano Zapata , Mateo Emiliano, a quien conoció. Tras caminar entre las obras, dijo: “De Zapata se dicen muchas cosas. Pero lo importante con él fue la ejecución del Plan de Ayala, en 1915. Lo que veo en este cuadro es que en el centenario del Zapatismo ponen un elemento aquí que es agresivo”.
Isidro consideró que en su integración la exposición es excelente, pero señaló que prefiere a Diego Rivera y sus lienzos.
Más adelante comentó: “Si hay otros grupos que se sienten también vulnerables, yo pienso que cada lobo con su sierra. Nosotros, como zapatistas, a la Guadalupana y a Zapata los respetamos”. Pero en todo caso, aclaró: “Nosotros no somos fundamentalistas”.
Uriel y Alexandra fueron otros de los primeros en visitar este martes la exposición, y de los primeros en acercarse a la obra de Fabián Cháirez , que ha generado polémica por representar a un héroe con rasgos femeninos.
Dos, y por momentos tres vigilantes, de manera permanente, acompañan la pequeña pintura, instalada tras un muro, a un lado de la no menos elocuente pintura “A usted, bellísimo supremo”, de Miguel Cano . La novedad es que los vigilantes están provistos de silbatos para, en caso de algún accidente, pedir apoyo de personal del resto del Museo.
También lee:
En la mañana, un grupo de cinco bomberos recorrió las salas y estuvo en el lugar donde se presenta la obra de Cháirez, que todo el tiempo es vigilada y que se ha robado la atención.
Alexandra y Uriel vieron la obra, se hicieron selfies y tomaron fotos de la cédula, esta última desde hoy contiene un breve texto en el que la familia Zapata expresa su desacuerdo con la pieza y la define como “inadecuada”.
No es así, inadecuada, coincidieron Alexandra y Uriel. Para los dos jóvenes, la obra no es más que una mirada sobre el machismo. “No siento que ofenda” dijo ella. Para Uriel, la pintura representa la libertad y está contra el machismo. “No creo que la hicieran para ofender”.
Antonio Orea opinó diferente. Él vino con su familia desde Sonora.
“Ciertas pinturas ahí me hacen sentir mal como mexicano. Cómo la de Zapata con delantal (mandil) . Él es un símbolo, tal vez machista, pero arraigado en nuestra historia. Hay imágenes que no representan la cultura de México. No nada más esa, otras no me gustaron”.
fjb