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"Iván el Terrible y su hijo", el mítico cuadro de la Galería Tretiakov atacado por un vándalo por segunda vez en su historia, no se libra de la maldición que le persigue desde que Iliá Repin plasmara cómo el monarca mató a su propio hijo.
"Repin mostró al zar como un asesino con mirada de loco. Es decir, el cuadro tiene una carga emocional tan grande que la gente psicológicamente inestable reacciona así ante él" , explicó Anatoli Osmolovski, crítico artístico.
Al igual que ocurriera en 1913, el pasado sábado un vándalo rasgó el lienzo pintado por Repin en 1885 , aunque la suerte acompañó al genio ruso, ya que los golpes con un objeto metálico no afectaron ni a los rostros ni a las manos de ambas figuras.
El museo mostró casi de inmediato las imágenes del daño causado en el ataque: tres cortes en la túnica del hijo del zar.
A juicio de los expertos, el cuadro es recuperable y no correrá la misma suerte que la "Dánae" de Rembrandt apuñalada en 1985 en el Museo del Hermitage de San Petersburgo, que volvió a ser expuesta, pero nunca recuperó su brillo original.
El cuadro, que aún impresiona profundamente a los visitantes, sean rusos o extranjeros, muestra a un esperpéntico Iván el Terrible con los ojos desorbitados por el horror y el sentimiento de culpa abrazando a su ensangrentado hijo.
"Iván el Terrible y su hijo"
ya fue atacado en enero de 1913 por un pintor de iconos seguidor del antiguo rito ortodoxo, Abram Balashov , que le asestó tres puñaladas, lo que obligó al artista a repintarlo prácticamente de nuevo.
Aquel incidente provocó el suicidio de uno de uno de los restauradores del Hermitage, mientras en esta ocasión el vándalo, Ígor Podporin, podría ser condenado a varios años de prisión.
"Entré en la cafetería y cuando ya me proponía sali, me tomé 100 gramos de vodka (un par de tragos) y se me nubló la mente", confesó la principio, aunque ante el tribunal se desdijo y aseguró que "nunca" ha bebido.
Además, reconoció que el motivo que le empujó a ese acto fue la necesidad de restablecer la justicia histórica, razón que esgrimen los ultranacionalistas desde hace años para exigir al Ministerio de Cultura la retirada del cuadro.
En su opinión, el primer zar ruso no era tan terrible como lo pintan y consideran que el cuadro "Iván el Terrible y su hijo, Iván, el 16 de noviembre de 1581" es "abominable, calumnioso y falso".
"No hay que compararlo con Stalin. El Terrible no fue un dictador. Durante su medio siglo de mandato sólo fueron ejecutadas 4.000 personas. Y Stalin mató a decenas de millones", afirmó Vasili Boiko-Veliki, presidente de la organización nacionalista "Santa Rus".
Los nacionalistas aseguran que Iván IV (1530-1585) no asesinó al heredero al trono de un golpe con un cetro en un ataque de rabia, ya que éste murió envenenado, como se pudo comprobar al ser exhumados ambos cadáveres en el Kremlin en 1963.
Consideran que la obra de Repin "insulta los sentimientos patrióticos de los rusos" y culpan del origen del rumor a los "enemigos de Rusia", en particular al Vaticano, que nunca perdonó al zar que no adoptara el Catolicismo.
El ministro de Cultura, Vladímir Medinski, aseguró que un cuadro es una obra de arte y no un hecho histórico irrefutable, mientras la pinacoteca lo defiende a ultranza y recuerda que ya prohibido "brevemente en vida de Repin" por orden de Alejandro III.
Según el museo, Repin, considerado el más grande pintor ruso del siglo XIX, se basó en las conclusiones de los historiadores, que no dudaron en calificar al zar de "Grozni" (Terrible).
La Unión de Museos de Rusia vinculó el incidente con la atmósfera de "intolerancia" que reina actualmente en el mundo y aseguró que la distancia entre atacar el cuadro de Repin y destruir Palmira o las estatuas de Buda "no es muy grande".
En 2016 causó una gran polémica la decisión del gobernador de la región de Oriol de erigir la primera estatua en honor de dicho zar, precursor del Estado ruso, pero que mandó a matar a miles de sus súbditos.
Ahora, al museo le llueven las críticas por no haber adoptado desde hace años medidas adicionales, sin contar con que el cuadro no estaba asegurado, aunque la galería se escudó en que el cristal blindado tenía un coste desorbitado.
El mayor banco ruso, Sberbank, ya ha prometido apoyo financiero para la restauración del cuadro y su blindaje, mientras Cultura ha iniciado ya el procedimiento legal para el endurecimiento de las penas en caso de daños intencionados de obras artísticas.
akc