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ssierra@eluniversal.com.mx
“Nuestra idea del mundo tiende a ser convencional, tendemos a heredar ideas; pocas de nuestras ideas han sido formuladas por nosotros mismos. Hacer arte y mirar arte, para mí, es una oportunidad de mirar más allá, de formular mis propias ideas del mundo”. Yoshua Okón (Ciudad de México, 1970) habla de los temas y “metadiscursos” que se encuentran en sus obras, durante un recorrido por la exposición Yoshua Okón. Colateral, en el MUAC.
“Me interesa entender los matices de los fenómenos. Mis obras van de lo microparticular a lo muy general”. Okón disfruta el trabajo de campo y busca hacer análisis profundos de la compleja realidad. “Nunca podemos caricaturizar la realidad o pretender entenderla desde lejos, trabajo con la gente tratando de entender los problemas de una manera compleja; hacer arte es intentar entender el mundo”.
La exposición cubre dos décadas. Él y el curador, John C. Welchman, enfatizan en la muestra cómo muchas de las obras aluden al capitalismo y al sistema neoliberal. Son instalaciones y videoinstalaciones. En crearlas, Okón se toma tiempo: a veces dos en un año; otras veces, sólo una; otras, más de tres. Muchas son el resultado de invitaciones de museos y todas han requerido tiempo, investigación, entrevistas, filmación.
Risas enlatadas (2009) es una obra que hizo en Ciudad Juárez. Abundó en la advertencia que él sintió, al llegar allí, de que el deterioro del tejido social y la violencia, estaban muy ligados a las maquiladoras. Su presión “es campo de cultivo para el crimen organizado”, dice.
—¿Sabes si continúa la misma situación, a diez años de la obra?
—La razón por la que se incluyó esta obra es que el curador y yo la sentimos vigente. La explotación no ha dejado de existir, sigue siendo la fuente de mucha de la violencia que vivimos. La cultura del consumo tiene este trasfondo violento, y es un poco lo que se intenta mapear alrededor de la exhibición.
Chiquita Banana (2004) es una pieza de mármol; surgió en Carrara, donde el artista vio una pieza similar, con una AK47 en relieve y, en letras árabes: guerra santa. La de Okón dice Chiquita Banana, en referencia a la United Fruit Company, compañía que estuvo detrás del golpe de Estado en Guatemala. Esa nación ha sido tema de varias de sus obras, por ser el lugar donde “se implanta” el nuevo orden mundial del capitalismo: “Estados Unidos lo invade a petición de empresas privadas. Y a mí me interesa hablar de esta relación entre las dictaduras latinoamericanas y el capitalismo. De cómo la mayoría de esas dictaduras fueron impuestas para imponer una agenda de libre mercado, del capitalismo”.
Chille es una obra de 2009; resultado del hallazgo de una maqueta del funeral de Pinochet, en un restaurante chileno, Lili Marlen, donde se reunen muchos de sus fieles. Okón llama a su obra “la versión fantasmagórica del funeral de Pinochet”. “Mi idea aquí es que Pinochet no ha muerto, que el sistema de implantó sigue en pie, que fue puesto ahí por EU y empresarios para implementar el neoliberalismo ahí”.
Sobre la reacción que hubo en Chile por la obra, el artista responde que fue interesante porque normalmente se piensa en Pinochet como si él se hubiera mandado solo y no como alguien que siguió órdenes. “Es fácil satanizar a los dictadores, y no, son parte de un sistema. Es un poco lo que pasa con Donald Trump. Para mí, Trump es un síntoma, no el origen de algo, es un síntoma de un sistema en crisis, que deja a mucha gente fuera que está muy enojada. No trato de defender a Trump y sus políticas, trato de decir que es parte de un problema más grande”.
Para Okón, sin duda el neoliberalismo es un sistema donde lo político está al servicio de lo económico. “Creo que el poder que tenían, por ejemplo, los políticos priístas en los años 40 y 50, era mucho mayor del que tiene hoy Peña Nieto, que es un empleaducho. La política está al servicio del capital”.
Oracle (2015) es una videoinstalación en un pueblo en Arizona, con Minuteman —milicias de exmilitares y expolicías nacionalistas en contra los inmigrantes—. La pieza contiene entrevistas con estos personajes que protestaron por la llegada de niños migrantes a EU.
—Cuando te relacionas con este tipo de grupos, ¿qué ha pasado, qué experiencias has tenido?
—Es muy fácil satanizarlos. Tener conversaciones con ellos los humaniza, no necesariamente estás de acuerdo con su punto de vista. Dicen que su gobierno los ha traicionado porque no trabaja para intereses públicos sino para las corporaciones. Tienen razón para estar enojados. Para ellos la solución es el nacionalismo, yo no podría estar en más desacuerdo, el nacionalismo hace que los problemas se agraven más; es un callejón sin salida; ve el nacizmo.
—Continuarás trabajando el tema de la CIA en América Latina?
—Estoy trabajando la influencia de la CIA en América Latina, con relación al arte; cómo también, esta misma operación que hubo en Estados Unidos de con Clement Greenberg de utilizar el expresionismo abstracto como arma de propaganda, se extendió a América Latina a través del crítico José Gómez Sicre. La operación con Gómez Sicre estuvo en todos los países de América Latina, en México muy específicamente tratando de remplazar el paradigma del muralismo del arte político, por el del arte abstracto.
En el marco de la exposición Yoshua Okón. Colateral, el martes seis de febrero se realizará en la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM un diálogo sobre la exposición a las 10:30 horas, con la participación del artista y del curador en jefe del MUAC, Cuauhtémoc Medina. Ese mismo día a las 16:00 horas, en la sala de conferencias del MUAC, habrá una conferencia del curador John C. Welchman y una mesa de diálogo con Helena Chávez Mac Gregor, Guillermo Fadanelli y el artista. La muestra se podrá ver hasta el 11 de febrero.