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ssierra@eluniversal.com.mx
Es sólo un Caravaggio, sin embargo, es una de las más singulares piezas del artista italiano. Se trata de La buenaventura, pintura de 1596 que es el centro y motivo de la exposición Caravaggio. Una obra, un legado, que este jueves abre al público en el Museo Nacional de Arte.
La pieza, proveniente de los Museos Capitolinos de Roma, llega al país en calidad de préstamo. “No fue un intercambio ni se pagó por ella”, precisó personal del Munal. Es un préstamo similar al que estos museos italianos habían hecho a Chile con otro Caravaggio.
Caravaggio. Una obra, un legado está integrada, también, por 16 pinturas de colecciones mexicanas, y por una instalación que propone una suerte de inmersión con reproducciones de más de 50 de las obras del artista.
Pero más allá de esto, La buenaventura es el eje y objetivo de quienes visitan la muestra. Esta es la segunda vez que un Caravaggio se ve en México, la primera ocasión fue en 1976, cuando El laudista (ca.1596) se exhibió en las salas del Museo de Arte Moderno, en una exposición que reunía piezas del Museo del Ermitage de San Petersburgo.
Acerca de la importancia de La buenaventura, Alivé Piliado, quien hizo la curaduría junto con Abraham Villavicencio, comentó que es una obra fundamental para entender el cambio en la idea del arte en el siglo XVI.
“Caravaggio realiza una iconografía con un tema totalmente nuevo. Entonces, las obras, casi todas, hablan de episodios de los santos, de Cristo. Esta es una obra que muestra su gran calidad técnica, que sobrepasa la capa pictórica que la tela tenía abajo, y donde utiliza granos de arena. Hay un juego de luces y sombras, luces que parecen artificiales; en una escena muy teatral, se dice que fue como el primer director de escena”.
Sobre el motivo de la obra, la curadora resaltó la innovación que hizo el artista: “No hay un fondo, y hasta entonces para los artistas era muy importante utilizar el fondo para narrar una historia. Nos habla de una actividad muy común en las calles. Es la gitana italiana y un muchacho rico, muy bien ataviado, que deja que le lean la buena ventura; ella hace un juego de seducción, con algo de ingenuidad, tienen contacto visual, y ella aprovecha el momento para robarle su anillo. Nunca antes se había representado una realidad ilegal y entonces el Papa había pasado leyes que pedían la expulsión de los gitanos, había prohibido los juegos de cartas”.
Fue a finales del siglo XVI cuando Caravaggio pintó La buenaventura, una obra que se salió del común en su época.
Para Villavicencio, “La buenaventura muestra los primeros juegos de luces y sombras que más tarde culminarían con el surgimiento del tenebrismo. Este modo de pintar sumado al naturalismo produce una versión teatral y cruda de la realidad material”.
La exposición Caravaggio. Una obra, un legado está integrada por los núcleos De Italia a México: el legado de Caravaggio, que hace hincapié en la herencia artística y la apropiación del caravaggismo en Europa y su tránsito hacia México; Las innovaciones estéticas: naturalismo, tenebrismo, teatralidad, que revela los recursos plásticos del artista adoptados por pintores novohispanos y mexicanos; y concluye con La buenaventura, una de las pinturas clave para comprender el desarrollo inicial del artista y su primer acercamiento al claroscuro.
La exhibición estará en el Munal hasta el 20 de mayo, y la instalación hasta el 1 de julio. El Munal se ubica en Tacuba 8, Centro.