A los 130 años, una de las pinturas más famosas de de girasoles en un florero se ha vuelto demasiado frágil como para seguir girando por el mundo y deberá quedarse en su casa en Ámsterdam.

Ese es uno de los descubrimientos de los expertos que realizan una evaluación y restauración de seis semanas del cuadro "Girasoles", pintado por el maestro holandés en 1889 en el sur de Francia.

"Las capas de base y pintura están estables, pero sensibles a vibraciones y cambios en la humedad y temperatura del aire", dijo el director del Museo de van Gogh, Axel Ruger.

"Por ende, es importante que la pintura sea movida lo menos posible y que esté exhibida en un ambiente estable", agregó.

Además de la restauración menor, un equipo de expertos ha descubierto detalles sobre los materiales exactos que Van Gogh usó, incluyendo el rollo preciso de lino del cual fue cortado su lienzo.

Los especialistas dijeron que ahora estaban más seguros de que Van Gogh, quien pintó la obra en enero de 1889, se había basado en otro "Girasoles" que había pintado en el verano boreal de 1888, que ahora está exhibido en la National Gallery de Londres.

En la restauración, una capa de cera está siendo removida, pero varios barnices aplicados a lo largo de los años -que ahora están sucios o descoloridos- no pueden ser quitados porque se han fusionado con la pintura.

"Girasoles" volverá a exhibirse en el Museo de Van Gogh en Ámsterdam el 22 de febrero bajo una luz nueva y más suave.

akc

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