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cultura@eluniversal.com.mx
La colección de Leonardo Patterson descansa en un almacén de Francia, y ya no hay ninguna razón legal que evite que se mueva en libertad por Europa o que sea vendida. Excepto si los países que se consideran expoliados, entre ellos México, presentan nuevas demandas.
El 25 de noviembre, el diario El País publicó que la colección de arqueología precolombina de Patterson, valorada en 89 millones de euros, se había trasladado desde Alemania al almacén LP Art de París.
Juan Antonio Molina, del bufete Irías Abogados, confirmó a EL UNIVERSAL en nombre de Leonardo Patterson que expertos internacionales están auditando las piezas en París (entre las que se sospecha que hay varias falsificaciones) para sacarlas al mercado. Patterson asegura que su intención es vender la colección al completo, o que un mecenas la reúna en un museo en el que se pueda exhibir.
La colección ha pasado por numerosos procesos judiciales. Primero fue en España, donde permaneció entre 1996 y 2008, y luego en Alemania, país que la retuvo hasta 2016 a la espera de que se resolvieran los pleitos por expolio y falsificación que pesaban sobre ella.
En ambos países, México intentó y fracasó a la hora de recuperar piezas robadas. Molina considera que “la colección ahora está totalmente limpia” tras las absoluciones en Alemania.
Hasta tres expertos independientes en el mercado del arte han confirmado a EL UNIVERSAL que no existen impedimentos conocidos para que Patterson traslade, exhiba o venda las piezas. Sin embargo, coinciden en que tendrá complicado encontrar un comprador o mecenas público tras la polémicas que la rodean, con demandas por expolio presentadas por Colombia, Ecuador, Guatemala, Costa Rica y México, además de una condena de cárcel de un año por la venta de una cabeza olmeca falsa.
“Hay mucho dinero en el mercado del arte, sobre todo en Asia, donde hay inversores que no son muy puristas. Ésa parece una salida más sencilla”, explica un experto que cree que una solución para Patterson podría ser despiezar la colección y vender los lotes más valiosos.
Los conocedores del campo coinciden en que México tiene difícil recuperar las piezas, máxime cuando en ocasiones anteriores no cumplió con los requisitos demandados por la justicia europea.
Es el caso de la reclamación de 690 piezas que hizo a los tribunales de Múnich en 2009. En esa ocasión, la sentencia dejó claro que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) no documentó la importancia histórica de las piezas requeridas y no presentó sus fichas de forma que pudieran consultarse desde Alemania públicamente (por internet) traducidas al inglés, francés o alemán.
Incluso en el caso de que México volviera a demandar a Patterson y cumpliera los requisitos exigidos por la justicia del país correspondiente (actualmente Francia, que ha firmado los convenios internacionales contra el expolio), los requisitos son
difíciles. “Entre otras cosas, hay que probar cuándo salieron ilegalmente las piezas del país fuente. Esos delitos prescriben. Depende de los convenios que tenga firmado México con el país, puede prescribir entre los 30 y los 75 años”, dice un experto.
Molina, abogado de Patterson, confirmó a EL UNIVERSAL que España es uno de los países donde buscan comprador. El Ministerio de Educación Cultura y Deporte español (MECD) sostiene que “el señor Patterson no ha realizado ningún tipo de contacto con el MECD”, pero que “no tendría ningún sentido que volviera a traer a España la colección siendo el único país de Europa en el que se ha encontrado con problemas legales y siendo el único país que se ha mostrado comprometido con la lucha contra el expolio en Iberoamérica”.
Sin embargo, los expertos consultados coinciden en que España no tendría ahora argumentos legales para vetar la entrada de la colección, después de que Patterson fuera exonerado de cargos de contrabando en 2013 por llevarse la colección a Alemania sin permiso.
En esa sentencia, el juez determinó que no había contrabando porque no se trataba de patrimonio histórico español. Un experto en arte y patrimonio apuntó: “Si yo fuera abogado del Estado español, sostendría que esas piezas sí tienen relación con España pese a ser precolombinas porque estuvieron ubicadas en sus países de origen mientras éstos permanecieron bajo control administrativo español”.