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ssierra@eluniversal.com.mx
Más que el año de conmemoraciones a Emiliano Zapata , 2019 es el año de la gran rebelión de género en México, y los hechos -por encima de una agenda oficial- así lo demuestran, opina el curador en jefe del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), Cuauhtémoc Medina .
Por ello, Medina considera que la obra “Revolución” , de Fabián Cháirez , que se expone en Bellas Artes en la muestra “ Emiliano. Zapata después de Zapata ” y que ha provocado reacciones violentas, es oportuna, creativa, y acorde con este tiempo. “Hay que elogiar al artista por haber creado esta revolución”, afirma el curador en entrevista.
A raíz de los hechos violentos de campesinos de la Unión de Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA) y la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC) en Bellas Artes, el curador y crítico de arte dice que se trata de una protesta que trata de explotar el machismo en la sociedad.
Foto: Sergio Tapia/ EL UNIVERSAL
Lo más preocupante, advierte, es que organizaciones menores inexistentes traten de usar el tema para hacerse visibles: “Veo el intento de ocupar un campo mediático por una organización que a efectos nacionales no ha tenido importancia, por lo tanto hay un abuso del espacio público”.
En ese sentido considera que es responsabilidad del Estado impedir que el campo cultural se vuelva trampolín para organizaciones menores. “Una razón política para defender la autonomía del campo cultural es impedir que sea utilizada para conseguir que organizaciones fascistas adquieran visibilidad”.
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El también investigador de la UNAM , celebra que el Instituto Nacional de Bellas Artes y la dirección del Museo hayan defendido la libertad del artista, del curador y de los públicos, en contra de “una protesta falsificada”. Y resume los hechos en una frase: “Zapata con tacones y Bellas Artes, con pantalones”.
Más sobre el tema:
“Es evidente que el curador (Luis Vargas) al escoger esta imagen como la imagen representativa de la exposición, formuló una posición que ha tenido un éxito rotundo y es la de recordarnos a todos que el lugar donde están ahora las luchas y, por lo tanto, la revolución, es en la transformación de las relaciones y representaciones de género. Quiero creer que si Zapata vive es porque está en esta revolución”.
La posición de los manifestantes a favor de una imagen única del héroe, como un macho, solemne, monumental tiene que ver con un problema originario de la cultura oficial:
“Sobre todo después de la Revolución la lógica del Estado fue crear mártires de las causas que no iba a atender. Zapata es un ícono problemático; es claro su potencial de rebelión efectiva, los zapatistas del 94 son la prueba feaciente. Pero también ha sido el vehículo por el cual el Estado mexicano continúa la explotación del campesinado haciéndose parecer como su representante. Espero que este evento muestre que el campo de elaboración de la memoria, y de la historia, no es un campo consensual”.
En un año donde el programa conmemorativo oficial apuesta por Zapata, la realidad nacional plantea otros hechos qué conmemorar. Así lo ve Cuauhtémoc Medina: “2019 es el año de la gran rebelión de género en México. Ni modo. El significado de los años no lo da la lógica de las conmemoraciones oficiales sino la lógica de la movilización social. Zapata es una nota al pie de un proceso que nos va a abarcar a todos: la puesta en el cuestionamiento del machismo de esta sociedad y esta cultura”.
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Para el curador es vital la autonomía institucional, que las decisiones de exhibición sean solo de curadores, artistas y museos, y que los demás entes -Presidencia, Secretaría de Cultura, sociedad- intervengan ahí sólo para defender esas libertades.
“El problema serio para la Presidencia es no abordar lo que está en frente: la necesidad de avanzar en derechos de reproducción, establecer como prioridad la batalla contra la violencia de género y reivindicar el derecho de placer, amor, de los mexicanos. Ese es el campo de política que sí esperaríamos que una izquierda en México tuviera como tarea principal”.
fjb