Un gran muro fabricado con mil 600 ladrillos rojos horneados por artesanos en México cortó el paso este jueves en el famoso parque Washington Square en Nueva York, pero solo por unas horas: la efímera obra del artista Bosco Sodi fue ideada para ser destruida.

Sodi, un mexicano de 46 años que vive en Nueva York, explicó que la idea surgió en enero, cuando Donald Trump llegó a la Casa Blanca, en su taller de Oaxaca, México, mientras horneaba ladrillos para otra obra junto a artesanos locales que comenzaron a contarle sus historias como inmigrantes ilegales en Estados Unidos.

Frente a la intención de Trump de construir un muro a lo largo de los 3 mil 200 km de frontera entre México y Estados Unidos, Sodi se propuso entonces mostrar "cómo cuando la gente se une, puede destruir cualquier muro, ya sea mental, político, psicológico, físico".

La obra, de ocho metros de largo por dos de alto, pudo verse entera y luego se transformó en "happening", al ser desmontada ladrillo a ladrillo por los transeúntes, que podían llevarse a casa una pieza sellada con la firma del autor.

"Es un hecho poético y metafórico: invitar a la gente a que al quitar el ladrillo haga sus propias analogías sobre un hecho totalmente político, como puede ser el famoso muro de Trump o ahora lo que está en boca de todos, lo de los Dreamers", añadió Sodi en referencia al reciente anuncio del gobierno Trump de que eliminará el programa DACA que protege a unos 800 mil inmigrantes traídos a Estados Unidos por sus padres cuando niños, en su mayoría mexicanos.

Sodi explicó que el muro es 100% "Made in Mexico".

"No puede haber nada más puro mexicano que esto: el agua mexicana, el sol mexicano, el aire mexicano, el fuego, la tierra mexicana", afirmó.

"Cada pieza es única por el proceso que lleva, son hechas en hornos rústicos, y cada horno quema diferente, por eso las diferencias en texturas y colores", agregó.

Junto a su galería Paul Kasmin , donde inaugurará una exposición en noviembre, decidieron instalarlo en Washington Square, centro de muchas protestas contra Trump, y para su sorpresa a pesar del sesgo político del happening la ciudad de Nueva York no ofreció resistencia.

nrv

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