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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
Carmen Balcells era omnipotente, de mucho carácter y gran sentido del humor; fue la “mamá grande”, la madraza, una mujer de gran coraje y con una gran insolencia frente a los editores, dicen de ella los escritores que representó. Carmen Balcells fue una mujer de negocios, hacía tratos al estilo Carmen Balcells y tenía un ojo para el poder, así la definen editores, periodistas, colegas y gente que vivió muy cerca de la agente literaria que impulsó como nunca nadie lo había hecho la literatura latinoamericana.
La trayectoria vital y profesional de la legendaria agente literaria es el motor que llevó al guionista y escritor español Pau Subirós a realizar junto con el periodista Xavi Ayén y la directora de cine Neus Ballús, el documental La cláusula Balcells, que se proyectará el próximo sábado en el Hay Festival Querétaro —encuentro que se realizará del 7 al 10 de septiembre—, tras una charla entre Pau Subirós y la cineasta Ángeles González-Sinde.
En la película de 59 minutos que fue coproducida por Som Batabat, La Maroma, Televisión de Cataluña, Televisión Española y Canal 22, entre otros, fue realizado en 2016 para recordar a Balcells en el primer aniversario de su muerte. Están los testimonios de escritores. Mario Vargas Llosa cuenta cómo Carmen Balcells se convirtió en la representante de los escritores y cómo en ese momento “cambió la historia de la literatura en lengua española”; Juan Marsé relata cómo un buen día Carmen llegó a su casa para ofrecerse como agente, cuando apenas era un chaval que había publicado su primer libro; o Eduardo Mendoza, Carmen Riera, Javier Cercas, Isabel Allende, Wendy Guerra y Daniel Vázquez (hijo de Vázquez Montalbán), delineando a la mujer que peleó para obtener los mejores contratos para sus clientes, los escritores a los que catapultó.
Pau Subirós, guionista y director del documental, asegura a EL UNIVERSAL que Carmen Balcells es un personaje atractivo y a la vez inabarcable. “En todos los aspectos de su carácter había una fuerte dualidad. Podía ser muy dura con los demás, y a la vez ser la persona más atenta y cariñosa del mundo. Podía ser una negociante sin escrúpulos, y al mismo tiempo gastar de una forma exagerada, como si el dinero no le importara nada. Tuvo la infrecuente capacidad de combinar una auténtica vocación cultural con una habilidad comercial indiscutible”.
El retrato que hace Subirós de Carmen Balcells está construido con otras voces, la de editores como Ricardo Rodrigo (RBA), Malcolm Otero (nieto de Carlos Barral), Juan Cruz y la agente literaria Antonia Kerrigan, que trabajó con ella. Está la voz de Rodrigo García (hijo de Gabriel García Márquez), Carmen Miracle (viuda de Álvaro Mutis), Ángeles González-Sinde (ex ministra de Cultura); y personas de su entorno más próximo, como su hijo Lluís Miquel Palomares, actual director de la Agencia Literaria Carmen Balcells; su chófer Dionisio Avilés y la astróloga de la Agencia, Guiomar Eguillor. También por documentos y audios de su archivo personal.
“Balcells solía dictar todo tipo de textos (cartas, reflexiones sueltas) que grababa en cintas de cassette para que después sus colaboradores las transcribieran. Hemos accedido a algunas de esas cintas, inéditas hasta ahora, y son la forma en que su voz está presente en el documental. Son comunicaciones muy personales que nos acercan a una dimensión muy íntima del personaje”, afirmas Pau Subirós.
Pau Subirós adelanta que se está hablando de hacer una versión específica para Brasil, que integre algunos de los autores de lengua portuguesa que Balcells representó.
La agente literaria que impulsó la carrera de los escritores del Boom latinoamericano, entre ellos Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes, fue un personaje fascinante que estuvo detrás de grandes cambios en el mundo literario y editorial iberoamericano. Su vida dedicada a las letras de sus clientes es recuperada a través de esta cinta que se adentra en su archivo personal.
Por eso La cláusula Balcells está estructurado como si fuera un contrato audiovisual “nos parecía un juego narrativo pertinente”, dice Subirós, pues les permitía una estructura capitular para abordar diez temas, en forma de cláusulas, y una addenda, que cierra con la imagen de Balcells en una comida en su honor y diciéndole a sus escritores: “Muchas gracias por existir. A cuya sombra yo he tenido una vida excepcional”.