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ana.pinon@eluniversal.com.mx
Guadalajara.— Tras casi tres horas de ofrecer un espectáculo dancístico, Isaac Hernández puso su mano derecha en el pecho, besó sus dedos y lanzó un beso. Detrás de él había una treintena de bailarines de algunas de las compañías de danza más importantes de la escena internacional como el English National Ballet (ENB), el Ballet Nacional de Canadá y el San Francisco Ballet, que bailaban con alegría, gritaban y reían como en una fiesta. Frente a ellos ocho mil personas de pie, ovacionándolos. Y el telón se cerró.
La gala de ballet Despertares que nació en 2011 tuvo la noche del sábado en el Auditorio Telmex su última función, luego de que su fundador, el bailarín jalisciense ganador del Premio Benois de la Danse, considerado el más importante en el mundo de la danza, anunció que por falta de apoyos institucionales y ante la incertidumbre financiera, llegaba a su fin.
En esta edición, Isaac interpretó tres piezas, el pas de deux de Cisne negro del El lago de los cisnes, al lado de Tamara Rojo, bailarina principal y directora artística del English National Ballet. Las galas de ballet son una oportunidad para mostrar las destrezas de los bailarines, grandes saltos y piruetas, y contar una historia suele quedar en segundo plano, pero ayer Isaac ofreció un Sigfrido encantado por una poderosa Odile.
También bailó a lado de Alina Cojocaru un dueto de la obra No Man’s Land creada por el coreógrafo Liam Scarlett en 2014, en el marco de un programa de danza del EBN que reflexionó sobre la Primera Guerra Mundial. El ballet está inspirado en las canarias, mujeres que hacían balas y que con la exposición al humo de las sustancias corrosivas, sus pieles y sus cabellos se tiñeron de amarillo. Acompañados al piano por Judith Richter, los bailarines ofrecieron una intensidad dramática, dolorosa y sublime.
La última pieza que bailó, como casi en cada edición, fue My way, a dueto con su hermano Esteban Hernández; en esta función tuvo una entrega distinta, una energía que surge de las despedidas cuando no queda más que entregarlo todo en ese instante.
Uno de los estrenos en México de esta edición fue un dueto de la obra Broken wings (Frida y Diego) de Annabelle Ochoa estrenada en 2016 por el EBN. Es la historia de la artista Frida Kahlo desde su accidente siendo una adolescente hasta su amor tormentoso con Diego Rivera. Tamara Rojo bailó con Yuri Possokhov con la interpretación en vivo de La llorona, a dos guitarras y voz. “Frida”, con un traje que remite al autorretrato La columna rota, bailó una danza festiva con “Diego”, un vaivén de encuentros y desencuentros, abrazos y despedidas, un juego de amor apasionado.
Otro estreno importante en nuestro país fue un dueto de la obra Hurry up, we are dreaming del coreógrafo residente y bailarín solista del New York City Ballet, creada para el San Francisco Ballet, en donde Esteban Hernández es bailarín principal. El jalisciense y Kamryn Baldwin interpretaron esta pieza cuya característica principal es que se baila con tenis, lo que provoca una postura diferente de los intérpretes y una libertad de movimiento que no tendrían con el zapato de ballet y las puntas.
Fue estrenada en febrero pasado y el ballet gira en torno al álbum Hurry up, we are dreaming, de la banda de rock de origen francés M83, el dueto interpretó el track 6, “Wait”, una canción de música electrónica que habla sobre los sueños y sobre no perder el tiempo. “No hay final, no hay despedidas, desaparece con la noche”, dice la canción. Su espectacularidad no recae en el virtuosismo de los movimientos sino en las sutilezas, es una danza casi onírica en telas tornasol de los años 80. Si en otras ediciones Esteban se ha lucido con su técnico en pas de deux como El corsario, con esta ejecución le mostró a México por qué fue ascendido a bailarín principal de la compañía más antigua de Estados Unidos.
El programa que se presentó en Guadalajara repitió algunas piezas de la edición anterior en el Auditorio Nacional cuya factura es digna de ver una y otra vez, como “Playlist (track 1 y 2)” de William Forsythe, con música de Peven Everett y Lion Babe. Encargada por el ENB se trata del primer trabajo que el coreógrafo creó para una compañía de danza británica en más de 20 años, fue estrenada el año pasado y es una maravilla. Doce bailarines que quiebran los límites del ballet y fusionan los grand jetés con hip hop y jazz, al ritmo de un soul, dance y R&B. Una fiesta con piruetas en una discoteca.
La cenicienta, Llamas de París, La bella durmiente, Talismán, Tarantella, fueron otras de las piezas que conformaron el programa interpretado por bailarines de compañías como la Ópera de Viena, Royal Ballet de Inglaterra, Ballet Nacional de Canadá, New York City Ballet, entre otras.
Si en los próximos días no se concreta algún esquema de colaboración entre la productora de Hernández, Soul Arts Productions, y las instituciones culturales, que permita dar continuidad a Despertares, este proyecto cerró su última edición con broche de oro.