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ana.pinon@eluniversal.com.mx
Durante poco más de un siglo, Canadá cometió graves crímenes en contra de sus pueblos aborígenes: eliminó sus derechos, sus gobiernos y comenzó un proceso de asimilación con el objetivo de borrar sus identidades sociales, legales, religiosas y culturales. Incluso, a finales del siglo XIX y hasta los años 90, separó a los niños de sus padres para enviarlos a escuelas residenciales para romper sus lazos culturales e identitarios.
En 2008 se creó una Comisión para la Verdad y Reconciliación, con el que se estableció que lo ocurrido fue un genocidio cultural con miles de víctimas, y emitió recomendaciones para el restablecimiento de las relaciones entre los pueblos originarios y el resto de la sociedad canadiense.
Este capítulo doloroso de la historia de Canadá fue llevado a escena por la Royal Winnipeg Ballet, la compañía de ballet más antigua del país norteamericano, en la obra Going Home Star. Truth and Reconciliation, con coreografía de Mark Godden, estrenada en 2014, que ahora se presentará en la 47 edición del Festival Internacional Cervantino el 11 y 12 de octubre.
En entrevista, André Lewis, director artístico de la compañía, explica que la Comisión de la Verdad los comisionó para trabajar una obra sobre este hecho histórico. “Conversamos con indígenas y no indígenas para buscar un vocabulario que pudiera reflejar las atrocidades perpetuadas hacia los niños durante ese periodo. Esta obra es un ejemplo de cómo el arte puede reflejar este tipo de historias, una época muy oscura de Canadá en la que se llevaban a los niños a escuelas residenciales muy alejadas de sus comunidades”, indicó.
La protagonista de este ballet, Annie, trabaja como estilista en un elegante salón de la ciudad, asiste a fiestas, pasa las noches en clubes con atractivos jóvenes y disfruta, precisamente, de todo lo que su madre le advirtió que podría afectarla. Es así como conoce a Gordon, un embaucador que se hace pasar por indigente, lo que la lleva a un mundo que siempre ha percibido, pero que nunca ha visto. Juntos recorren las calles de la ciudad y de sus antepasados, aceptan las cargas del otro y aprenden que sin verdad no hay reconciliación.
“En su estreno, la recepción fue realmente muy poderosa, muy determinante, es una historia muy difícil de contar, pero cuenta con una música muy fuerte y con una coreografía muy bien organizada. Es un ballet sobre lo que ocurrió, pero está también un ballet sobre la esperanza y la reconciliación. La gente se ha sentido muy tocada y esperamos que la gente se sienta más cerca de la reconciliación. Para nosotros es una posibilidad de acercarnos a los indígenas y a los que no lo son y tener una convivencia en la podamos empezar una reconciliación”, indicó Lewis.
La RWB se fundó en 1939 y en 1953 recibió de su majestad, la Reina Elizabeth II, el título de Royal. Es una de las compañías de ballet más antiguas del continente, que se ha presentado en Estados Unidos, Sudamérica, Europa, Rusia, Asia, México y todas las provincias de Canadá. En 1996, André Lewis se volvió su director artístico.