Para el artista (Jordania, 1985), el sonido lo es todo y como todo es político, también lo es el ruido, afirma el entrevistado que se hace llamar Private ear, es decir, detective del sonido (por cierto, usa una cadena con un dije en forma de oreja).

Su trayectoria inició como investigador de sonido (de armas, acentos, ecos e incluso silencios), para apoyar en casos de violación de derechos humanos e investigación forense, a través de su ONG Air Pressure. La necesidad de comunicar sus investigaciones al público lo llevó al arte. Hoy se inaugura la exposición Crímenes transfronterizos, en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC).

Abu Hamdan, quien ha expuesto en el MoMA, Museo Reina Sofía, Art Basel, y cuya obra forma parte de colecciones del Museo Guggenheim, del Centre Pompidou y del Tate, ha tenido oportunidad de conocer México a través de sus sonidos. De camino del aeropuerto, el ganador del Premio Turner 2019 (uno de los más importantes en las artes plásticas a nivel mundial) identificó un sonido mexicano que, apunta, tiene carga política: “Se compran colchones, lavadoras, estufas o algo de fierro viejo que venda”.

Leer también:

Crímenes transfronterizos reúne obras que Lawrence realizó en los últimos 10 años. La muestra tiene como pieza central la obra 45th Parallel, que surge de una investigación en la que Hamdan trabajó en 2012 junto a habitantes de Somalia, quienes pedían asilo en Holanda, que sólo aceptada a habitantes del sur de Somalia. Todos, cuenta, eran sometidos a evaluaciones de acento para saber de dónde eran, a quienes tenían acento del norte se les negaba el asilo. “Trabajé con ellos para crear un mapa en el que se viera cómo la voz cambia a lo largo de los años y cómo la voz es ingobernable ante las condiciones burocráticas”.

Escena de The Diary of a Sky (2023), película que recopila un año de videos de aviones militares israelíes que invaden Líbano. A la izquierda, imagen de la obra 45th Parallel, sobre Somalia. Foto: Lawrence Abu Hamdan
Escena de The Diary of a Sky (2023), película que recopila un año de videos de aviones militares israelíes que invaden Líbano. A la izquierda, imagen de la obra 45th Parallel, sobre Somalia. Foto: Lawrence Abu Hamdan

También se presentará la obra Diary of a Sky, es una película que recopila un año de videos de aviones militares israelíes que invaden el cielo de Líbano, traspasando las fronteras. Walled Unwalled es una videoinstalación en la que se ve al artista grabando en un estudio que se ubicó en Berlín del Este durante la Guerra Fría. En el video, el artista habla sobre la permeabilidad del sonido a través de los muros al hablar de casos como el de Kyllo contra Estados Unidos, en el que la Corte determinó que era inconstitucional usar imágenes térmicas en residencias para una investigación policiaca sin una orden; el caso del atleta Oscar Pistorius, en el que se concluyó que el que haya disparado hacia una puerta habría matado a la persona que estaba del otro lado, siendo su novia o un intruso, y cuenta los testimonios de sobrevivientes de la prisión de Sednaya, Siria, y es apodada: “Matadero de humanos”.

Por último, hoy presentará el performance Natq, que explora la escucha de una serie de testimonios reencarnados sobre crímenes en la historia de los países árabes. “Estas instalaciones muestran crímenes que se cometieron entre límites físicos, que llevan a ver que las fronteras también son volúmenes, no sólo líneas en el suelo”, dice.

En entrevista, el artista reflexiona sobre la importancia del sonido, la tensión del silencio.

¿Cómo los sonidos pueden ser políticos?

Todo es político. Más que preguntarse si el sonido es político, habría que preguntarse cómo podemos usar los sonidos políticamente. El sonido resuena en el espacio, no puedes separar mi voz del espacio. Pero como te hablo ahorita, lo que digo, el tono, no es el mismo a como te hablaría en un almuerzo. Todo esto cambia en función de las condiciones sociales y políticas. Se trata de estar en posición de leer esas condiciones y entender qué significan. Así que antes que nada debemos entender que el sonido pone todo en relación, no es una evidencia como una huella dactilar o un pasaporte, sino algo que da cuenta de varios elementos interconectados y en esa interconexión está la evidencia.

¿En sus piezas cómo hace que el sonido sea político?

Creo que Diary of a Sky es un buen ejemplo. Es una película donde se puede ver lo que fue un año (2021) de vuelos del ejército israelí sobre el cielo de Líbano. Está hecho de videos de redes sociales, en los que la gente muestra el vuelo de aviones y drones militares. La película es sobre entender cómo es vivir con todo ese ruido. Hay un punto en la película en el que en vez de escuchar a los aviones, empezamos a escuchar más a los generadores de electricidad; los generadores y los aviones empiezan a sonar al mismo tiempo. Hay generadores de energía en Líbano porque el Estado se gastó el dinero para comprar petróleo en otras cosas, así que no tenemos energía por la corrupción, lo que nos lleva a los generadores y a la contaminación auditiva. Esta corrupción es letal. Por su parte, la invasión israelí también es letal, nos pueden tirar una bomba. Así que el sonido de estas dos entidades letales, que están en oposición, en la película empiezan a conocerse, la corrupción y el invasor, al grado que ya no podemos distinguir de quién es cada ruido. Estos sonidos nos muestran que hay una atmósfera de violencia en el espacio que habitamos. Hay que entender que la expropiación del aire no sólo ocurre por los aviones militares, sino que también por las políticas en la Tierra. Este es un ejemplo para entender cómo los sonidos se mezclan y crean un debate político. Esto usualmente lo percibimos a través de lo visual, como la frontera que divide a dos países, pero con el sonido escuchamos una historia distinta, escuchamos realmente cómo estas dos fuerzas están coludidas para hacer el espacio inhabitable y están contra la gente.

Leer también:

¿Cómo llegó a pensar así?

Fue a través de ver cómo el sonido se comporta físicamente. Me hago llamar Private ear (un juego de palabras que surge de private eye, que significa detective), un investigador del sonido. Hago investigaciones forenses y para casos de violación de derechos humanos, entonces cuando uno hace ese tipo de trabajo, empieza a pensar en las implicaciones políticas, filosóficas y culturales del sonido. Así es como surgen mis obras, que están interconectadas a mi práctica profesional.

¿En México ha identificado algún sonido político?

Sí. El primer día que llegué, de camino del aeropuerto escuché este audio (Hamdan tararea una tonada). ¿Sí sabes de cuál hablo? El de la pequeña niña.

¡Ah!, el de “Se compran colchones, lavadoras, estufas o algo de fierro viejo que venda”.

¡Sí! Había escuchado un podcast sobre este sonido y me hizo muy feliz poder identificarlo. Justo se habla de cómo se quieren sacar regalías por el uso de ese audio, que nos lleva a pensar en lo privado y lo público y en esta idea de privatizar un sonido, que inherentemente se cuela en los espacios en los que se supone no debería estar, pero no se puede controlar y por eso el sonido crea estos espacios de tensión entre, por ejemplo, clases sociales. El sonido es un anatema de lo privado y los límites. Ese sonido es muy interesante.

Usted ha dicho que no considera sus trabajos como obras de arte, ¿entonces qué son?

Son investigaciones, pero cada investigación necesita un formato para que la información sea sensible para las personas y eso es lo que me permite el espacio del arte y la cultura. Así que no es tanto si considero que mi trabajo es arte o no, eso no me interesa; me interesa cómo poder contar estas historias.

Aunque hoy podemos grabar, por naturaleza el sonido es efímero. ¿Qué dice sobre la relación del sonido y la memoria?

Hay muchos mitos en torno al sonido, por ejemplo se dice que uno puede cerrar los ojos pero no los oídos, pero creo que aquellos que han estado en un juicio o en una pelea familiar tensa saben muy bien que uno puede hacer oídos sordos. Otro mito es que el sonido es efímero e intangible, pero en realidad el sonido sí deja una marca. Hay que trabajar más para comprender cómo nuestros sentidos funcionan y usar el sonido para reconceptualizar el término de “dejar marca”.

¿A veces no se le antoja estar en silencio?

Mucho de lo que hacemos es analizar silencios, pausas, atrasos… Más que analizar el sonido, analizamos el silencio, por ejemplo el silencio y el eco nos permite medir la distancia desde donde se hizo un disparo. El silencio también es tensión. En Diary of a Sky, en la parte de mayo hay silencio en el cielo libanés, pero es porque el 6 de mayo Israel lanzó un ataque en la franja de Gaza que causó mucha destrucción. Con el silencio supimos que no estaban en Líbano, porque estaban atacando en la franja de Gaza. Así que nunca se me antoja estar en silencio, tiene mucho significado. Para mí, el silencio no es un descanso, es significativo de que algo ocurrió, usualmente es en el silencio donde surgen los significados. Yo necesito más ruido, el silencio es algo que me conflictúa.

Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, y muchas opciones más.

Comentarios