Miami.—Un hombre camina por los pasillos de Art Basel Miami con una máscara puntiaguda con flores y mariposas muertas, mientras un french poodle mini toy color chocolate pasea en una carreola, acostumbrado a las multitudes y ataviado con un collar de perlas de doble hilo. Su dueño camina relajado sobre sus tenis Gucci intervenidos por un artista local. Adelante una mujer muerde un croissant de Rosetta, la famosa pastelería italiana. De su antebrazo cuelga una bolsa amarilla con letras parpadeantes en azul índigo, donde se lee: “Abortion is a human right”.
Sobre una superficie de más de 45 mil metros cuadrados en el Centro de Convenciones de Miami, están los stands de una de las ferias de arte más influyentes del mundo. En su edición 20 ha logrado reunir 282 galerías de todo el mundo con más de 4 mil obras. Se calcula que Art Basel Miami, celebrada del 1 al 3 de diciembre (con dos días de apertura previa) fue visitada por alrededor de 76 mil personas.
Menú diverso
La oferta de Art Basel es variada. La feria está organizada por secciones: las centrales son Galleries y Meridians. La primera es la sección principal, donde se distribuyen 213 galerias; la segunda, integra obras de gran formato. En esta última, que tuvo 20 proyectos destaca por tercera ocasión la curaduría de Magalí Arreola, la directora del Museo Rufino Tamayo en la CDMX. “Tratamos de expandir los proyectos que se presentan para mostrar que el formato no es sólo una cuestión de escala”, dice Arreola. Llama la atención una obra que recrea una escena urbana: tenis colgados sobre cables de luz. La pieza titulada The Grove (Devan Shimoyama, 2021) recrea calzado colgando de los cables de servicios públicos para evidenciar tanto los territorios de celebración y juego, como las zonas citadinas con mayores necesidades sociales y en las que la violencia también impone sus propias reglas de identidad.
Muy cerca de esta pieza está una instalación con una silla suspendida en el techo, como si estuviera flotando al interior del Centro de Convenciones. Hasta esta silla inclinada sube todos los días, seis horas, la artista colombiana María José Arjona para realizar diferentes movimientos. Silla (2011) habla sobre la materia, la objetualidad, la experiencia y el papel crítico del cuerpo en el movimiento como una forma de coreografía.
Las secciones Nova, Kabinett, Edition, Survey y Positions agrupan otras tendencias del arte. El último sector permite a los curadores, críticos y coleccionistas descubrir nuevos talentos al proveer una plataforma para una exhibición individual de su obra, como el caso de Samara Golden, regresentada por la Night Gallery de la ciudad de Los Ángeles. En este espacio Golden presenta Under a Skin Roof, una instalación de varias obras creadas con espuma expansiva en spray, pintura acrílica y esmalte de uñas que representan intestinos que parecen intentar salir de sus soportes de madera.
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El poder de la feria se extiende más allá de las fronteras del Centro de Convenciones. Los principales museos muestran magnas exposiciones, como el caso del Instituto de Arte Contemporáneo (ICA-Miami) con cinco exhibiciones, entre las que destaca Michel Majerus: Estéticas progresivas, que expone la obra del artista luxemburgués que combinó la pintura con medios digitales.
Se estima que en esta edición acudieron a la feria alrededor de 100 mil personas. Foto: Berenice González / EL UNIVERSAL
Galeristas, coleccionistas y curiosos
Las galerías mexicanas son de presencia obligada en Art Basel, una de ellas es Kurimanzutto, fundada por Mónica Manzutto y José Kuri en 1999 en CDMX y que también posee un espacio en Nueva York. Los galeristas no paran de mostrar las obras que seleccionaron. También está Proyectos Monclova, la galeríamuestra una atractiva curaduría en Basel, destaca La Maquette (1967) de Alexander Calder que se oferta en 1 mdd, y está enmarcada por grandes maestros de la Ruptura como Fernando García Ponce y Manuel Felguerez. También se exhibe la Maqueta para supernova (1987) de Angela Gurría.
Teofilo Cohen, coleccionista y socio de la galería, habla de lo que ha percibido en casi una década de presencia en Art Basel Miami. “Creo que ahora se muestran piezas de mejor calidad, pues antes los galeristas tenían el cliché de lo que significaba Miami, pero más allá de la extravagancia ‘y los brillos’, hay necesidad de mejores piezas. También ha subido el nivel de coleccionismo, donde predomina el coleccionista estadounidense y latinoamericano, pero también están llegando cada vez más europeos, y en menor grado, asiáticos”. Señala que hay una fundación especializada en expresionistas americanos interesada en adquirir obra de Manuel Felguérez, de hecho, agrega que alguien llegó a confundir su obra con la de Rauchenberg.
Cohen habla apasionadamente del impacto del pintor zacatecano, influenciado por el constructivismo y el cubismo. Los rupturistas sirven de marco y poderosa base para presentar nuevas generaciones de artistas que representa la galería. “Cada año Art Basel mejora y hay que pedir obra y armar la siguiente muestra justo cuando termina esta”.
En otra parte de la feria, alguien se detiene para observar la obra Manifestantes, de Tania Candiani (CDMX, 1974), una serie de retratos a gran escala de mujeres que han formado parte de protestas en diferentes partes del mundo. Es una tarea titánica recorrer todos los pasillos. Algunos coleccionistas buscan piezas específicas, como la pareja que se detiene ante una obra del artista británico Damien Hirst, promocionada por la galería White Cube. La pieza Saint James the Lesser concentra 25 pequeños peces conservados en formaldehido tras una pequeña vitrina de acrílico. Un hombre que observa la pieza estalla en una carcajada y dice que tras trabajar con tiburones, a Hirst sólo le sobraron las carnadas de las carnadas para sus obras.