asume como un homenaje su obsesión, en los últimos años, de retomar algunas para hacerlas suyas. Así lo ha hecho con Charles Dickens, Mary Shelley, Hans Christian Andersen y ahora lo hace con Edgar Allan Poe; lo concibe además como una osadía e incluso —la califica él— casi como “una labor social” de poner el reflector otra vez hacia estas obras para que lleguen a las generaciones más jóvenes.

“Lo hice con Andersen, con Charles Dickens, con Mary Shelley, desde diferentes acepciones, con Dickens hice una especie de segunda parte de Canción de Navidad, con Mary Shelly tomé su Frankenstein e hice un retelling (reescritura o reinterpretación), también con los cuentos de Andersen hice una especie de retelling, y ahora con Edgar Allan Poe hubo más distancia porque en realidad hay mucha mención a la obra, de hecho es el móvil principal, pero aquí no le metí mano, nomás hay mucha mención”, asegura Malpica al hablar de su nueva novela para jóvenes "" (Gran Travesía), donde utiliza la obra de Poe para desentrañar su historia que es un juego macabro: el protagonista investiga para evitar nuevas muertes.

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En esta nueva historia de Malpica hay muchas referencias y menciones a Edgar Allan Poe, incluso los propios cuentos son el motivo principal del supuesto asesino para develar las pistas que quiere que los detectives resuelvan, apunta el también autor de la saga El libro de los héroes, que arranca con Siete esqueletos decapitados. “Aquí también hay un homenaje, como en todos los anteriores, pero aquí es con un poquito más de distancia, aunque dicho sea de paso, pues también hay cierto juego porque la novela empieza con el Profe Pereira menospreciando la obra de Poe porque no es un gran admirador del maestro, hay un juego porque justo se enfrenta a un alumno que sí es un gran admirador y ahí en ese pique tú puedes tomar partido y creo que en general todos vamos a estar del lado del que admira a Poe”.

Dice Malpica (Ciudad de México, 1967) que reinterpretar los clásicos fue una inquietud que le surgió hace algún tiempo, “me pegó este gusanito de tomar obras clásicas y hacerlas propias. Yo creo en la universalidad de estos autores, no son autores de un solo lugar y de un solo tiempo, justo por eso se volvieron clásicos y justo por ello creo que ya nos pertenecen a todos. Incluso la palabra dominio público significa que todo mundo puede tomar posesión de ellos”.

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Con ese ánimo entró a los cuentos de Allan Poe como motor de esta nueva historia en la que prevalecen, dice, ciertas añoranzas personales y literarias, “quise descaradamente poner en primer plano a Edgar Allan Poe porque pues en aquellos años en los que no había tanto qué leer, el hambre de leer cosas de miedo te llevaba a los clásicos. Y yo recuerdo con mucho cariño esos cuentos oscuros que no han dejado de tener potencia, creo que ese cariño me llevó a ponerlo ahí”, asegura el narrador que puso otra añoranza: sus orígenes en el teatro junto con su hermano Javier Malpica.

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