Desde 1953, en su periodismo y novelas, Elena Poniatowska le ha dado voz a las clases trabajadoras, a mujeres, estudiantes, campesinos y guerrilleros que buscan acabar con las desigualdades económicas y sociales. Sabe bien de lo que habla cuando señala que en México ante el Covid “quienes mueren son los que no tienen recursos”, que son siempre los pobres los que se llevan la peor parte.
“Los que tienen recursos, sabemos, van a tener acceso al mejor hospital, a los mejores cuidados y a los médicos; eso es algo que siempre ha preocupado en México, el abismo que existe entre una clase social y otra”, asegura la periodista y escritora de 88 años que reconoce que en nuestro país las diferencias entre las clases sociales “siguen siendo abismales”.
A propósito de la edición conmemorativa por los 25 años de la publicación de su novela Paseo de la Reforma (Alfaguara, 2021), un retrato del México de la opulencia y de la pobreza que prevalecía en la segunda mitad del siglo XX, la escritora dice que el Paseo de la Reforma, esa avenida de la Ciudad de México, es símbolo de nuestro país, pues ahí se festejan los hechos victoriosos, pero también por ahí avanzan las protestas de mujeres contra los feminicidios, las marchas de campesinos, padres de desaparecidos, exigencia de paz, justicia y el grito de que pare la violencia.
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¿Las desigualdades imperan en el México del siglo XXI?
La diferencia de las clases sociales en México siempre sigue siendo abismal porque sigue habiendo gente que no tiene nada, por ejemplo ante el Covid, se sabe que quienes mueren son los que no tienen recursos, y que los que tienen recursos pues sí van a tener acceso al mejor hospital, a los mejores cuidados y médicos, eso es algo que siempre ha preocupado en México, el abismo que existe entre una clase social y otra.
¿Las diferencias se hacen más evidentes con la pandemia y parece que la desigualdad será peor?
Es un México en el que todavía mueren muchas personas; y ahora hay muchos pacientes que mueren por Covid en hospitales, muere gente que va hacia el Norte, es muy difícil la situación que encara México, pero también yo creo que hay muchísimas denuncias y mucha esperanza; por ejemplo, cuando Claudia Sheinbaum dice que nadie se va a quedar sin vacuna para el Covid, yo le creo totalmente.
“La diferencia de clases sociales en México siempre sigue siendo abismal porque sigue habiendo gente que no tiene nada... eso es algo que siempre ha preocupado en México”
¿Qué le parece la forma en que México ha abordado la pandemia y las vacunas?
Tenemos centros médicos admirables desde hace años, desde Ignacio Chávez en Cardiología, desde Salvador Zubirán en Nutrición, tenemos a mucha gente talentosa, yo amo especialmente al doctor Gustavo Reyes Terán, yo creo que sí tenemos gente que además se mata por México, se mata de trabajo por México y lo saca adelante y esa siempre ha sido una de las características de la generosidad del país y de la preocupación de nuestros especialistas por el que nada tiene, eso sí existe y tenemos que señalarlo. Yo todo el tiempo leo que el Instituto Mexicano del Seguro Social está instalando camas, preparando hospitales y preocupándose, yo sí estoy con López Gallet, yo sí creo que en mi país sí se está luchando contra el Covid y contra cualquier otra epidemia.
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¿Sin embargo será un gran reto para esta administración, será determinante?
Claro que sí.
En Paseo de la Reforma hay referencias a las luchas campesinas, estudiantiles y guerrilleras; pareciera que no hemos avanzado
Claro, porque seguimos siendo del tercer mundo, un país donde todavía se lucha por las desapariciones de mujeres, por muchísimas desapariciones de gente, por las masacres, por los policías corruptos; claro también hay policías que son asesinados, hay muchísimo temor por la violencia de las drogas y el narcotráfico, ese es uno de los grandes temores y de los grandes horrores de cualquier país de América Latina y sobre todo de México, ellos no se detienen ante nada.
¿Nada ha cambiado?
Creo que ha habido mejorías a través de la educación porque ahora cuando vas al Politécnico o cuando vas a la UNAM hay muchísimos jóvenes a los que se les abren las puertas, los jóvenes son la gente que tienen más posibilidades de salir adelante; antes, los que venían del campo venían a trabajar para sobrevivir, ahora vienen del campo porque aquí van a estudiar determinada carrera que no hay en provincia.
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Pero hay grandes pendientes en el tema de las mujeres
Sí, pero también hay muchos avances, hay muchas más mujeres en la UNAM, hay muchísimas más mujeres en puestos públicos, se reconocen más las labores de las mujeres, se les elogia, dicen que son más cumplidas y más serias. A una mujer que se le da una oportunidad en una Secretaría de Estado sabe que es una responsabilidad y un privilegio muy grande, le pone todavía más entusiasmo y más dedicación de lo que le pondría un hombre; ahí está Olga Sánchez Cordero, que además siempre está hablando de las mujeres, que está al frente de la Secretaría más importante de México que es la de Gobierno y realmente lo hace muy bien.
En su novela hace una crítica sobre las desigualdades sociales, los políticos y los intelectuales
Yo admiro mucho a los escritores y a los poetas de México, siento que pertenezco a ese gremio, como periodista o como escritora o como tu quieras y mandes; en la novela hablo de Elena Garro, y de Rosario Castellanos, que escribió dos novelas: Balún Canan y Oficio de tinieblas, a ella no le gustaba que las llamaran indigenistas, pero finalmente son novelas que reflejan la situación crítica de la gente de su estado, creo que los intelectuales se han preocupado por definir a México y por describirlo y por documentarlo, eso ha sido muy importante. Yo creo que quien inició esto fue Octavio Paz con su Laberinto de la soledad, él intentó definir lo que nosotros somos, desde los pueblos indígenas hasta los más sofisticados, los pintores, los muralistas y los personajes de la literatura. Yo insisto en repetir que Octavio Paz admiraba enormemente a Elena Garro.
¿Los intelectuales siempre deben ser críticos con el poder y hablar de la realidad?
Los intelectuales son críticos pero hay que recordar que el primero que recogió el relato de un indígena fue Ricardo Pozas cuando escribió Juan Pérez Jolote, ya luego Óscar Lewis vino a destapar problemas sociales pero antes ya se había hecho en México, lo habían hecho los miembros del Taller de Gráfica Popular, gente de la talla de Leopoldo Méndez, y luego ya en análisis político lo hizo un pensador: Carlos Monsiváis.
“Si la palmera de Reforma pudiera hablar recordaría a doña Rosario Ibarra de Piedra y a los desaparecidos y recordaría las luchas de muchas mujeres”
¿Si usted tiene que decir algo lo dice aunque se le vengan encima las críticas, como ahora que cuestionó las conferencias del Presidente?
Eso es parte del oficio, las críticas son parte del oficio, parte de la vida de todos los días y significa también que estás vivo y que eres partícipe de la vida del país, de la vida cultural, de la política, lo social; lo que sí duele siempre es la mala fe. Pero las críticas desde el momento en que entras a este ruedo, el del periodismo y de la literatura, te expones porque así son las reglas del juego.
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¿En la vida de México el Paseo de la Reforma sigue siendo un gran símbolo?
Toda nuestra historia está en Paseo de la Reforma, ahí había estatuas de bronce, están todas nuestras protestas, nuestros desfiles, nuestras celebraciones, en fin; el Paseo de la Reforma es el que sostiene a la bandera de México y a todas las protestas y todos los grandes festejos patrióticos. Es un símbolo de la patria. Ahí celebramos, ahí festejamos, ahí gritamos, pero también ahí bailamos. Todas las pisadas de México están en el Paseo de la Reforma, las de los universitarios, de nuestros jóvenes, de las mujeres; hay muchas marchas de mujeres que han hecho protestas, ahí está también el feminismo.
¿Un escenario hasta del mítico plantón de Obrador?
Claro, si los árboles pudieran hablar, si la palmera de Reforma pudiera hablar recordaría a doña Rosario Ibarra de Piedra y a los desaparecidos y recordaría las luchas de muchas mujeres.
En su novela, su protagonista conoce el otro México a través de un choque cultural provocado por un accidente ¿usted cuando chocó con la realidad de ese otro México?
Creo que se lo debo muchísimo al periodismo, como al hecho de poder ir a la colonia Rubén Jaramillo, allá en Xochimilco, y se lo debo también muchísimo al grabador del Taller de Gráfica Popular, Alberto Beltrán, porque para el libro Todo empezó el domingo él me hizo descubrir cosas que sin él yo jamás habría siquiera imaginado y sospechado, eso fue un gran regalo que él me hizo y se lo hizo también a mi hijo Mane, que siempre iba conmigo, íbamos siempre los domingos.
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¿Usted sigue escribiendo y publicando en el periódico?
Soy fundadora de La Jornada y antes estuve en el Novedades, así que tengo muchísimos años en esto, yo me inicié como periodista cuando tú no habías nacido, allá en 1953. Sigo, trato de hacer periodismo y trató también de escribir cuentos y novelas, claro.