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Un nuevo frente de sospecha y desencuentro abrió la Secretaría de Cultura federal al conceder un Premio Nacional de Artes a la productora de cine Bertha Navarro, sin apego a las reglas, desconociendo a los candidatos que fueron dictaminados y descalificando al jurado del galardón. Lejos de buscar un diálogo o negociación, o darle una explicación a los miembros del jurado que cuestionaron la decisión-imposición —que corre el riesgo de convertirse en una marca de la casa— de la llamada “distinción extraordinaria” o “reconocimiento especial”, la dependencia aplicó un albazo para el último día del año pasado, y lo hizo ni más ni menos que en el Diario Oficial de la Federación. Ahí quedó por escrito —para que nadie diga que faltó al procedimiento— el Acuerdo de otorgamiento del Premio a Jesús Adolfo Castañón Morán en el campo de Lingüística y Literatura; a Manuel de Jesús Hernández, en el campo de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía; a Alfredo Federico López Austin, en el campo de Bellas Artes; y a Mario Agustín Gaspar Rodríguez, en el campo de Artes y Tradiciones Populares, que sí fueron dictaminados por el jurado, pero también certificó el “reconocimiento especial” que ha sido calificado como un “premio espurio”, a Bertha Cecilia Navarro y Solares. Y es que nos dicen, a la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto Guerrero, le urgía legitimar ese premio, y el Presidente le concedió el regalito para cerrar y abrir el año. Ora sí “Feliz Año Nuevo y a celebrar”.
Muchas flores y poca lana para el patrimonio histórico
Al Presidente le importa el patrimonio cultural mexicano, pero sólo de dientes para afuera. Hacia finales de diciembre se publicó en el Diario Oficial de la Federación el calendario de presupuesto del Archivo General de la Nación y nos cuentan que para este 2021 se le asignaron 142 millones 259 mil pesos, mientras que el año pasado tuvo 251 millones 846 mil pesos, es decir, enfrenta un recorte de alrededor de 109 millones. Otra institución con menos recursos para este año es el INAH, pues sólo se le etiquetaron 3 mil 820 millones, lo que representa 98 millones menos que en 2020. Sin embargo, nos recuerdan que López Obrador ha mostrado particular interés para que sean repatriados diferentes objetos históricos, como códices, piezas arqueológicas o el mismísimo Penacho de Moctezuma, y ahora la pregunta es para qué traer esos objetos si serán resguardados por instituciones con serios problemas económicos. ¿Será que el Presidente cree que el patrimonio sólo se resguarda con buenas intenciones y algunas estampitas?